¿Dudas sobre la victoria de Feijóo?
Salvando todas las distancias y circunstancias, la situación del Partido Popular hoy, como legítimo aspirante al retorno en el poder, se asemeja mucho al vivido aquellos días aciagos por Mariano Rajoy en las postrimerías del 2011, cuando el paquebote zapateril zozobró irremediablemente.
«En el PSOE sabemos perfectamente que nuestra derrota no tiene marcha atrás», decían al autor varios dirigentes socialistas conocidos y, posiblemente, de las mejores cabezas de una formación completamente destartalada por mor de la enfermedad política de Sánchez. Y añadían: «Probablemente, el único que todavía no se ha enterado es el propio Sánchez…».
Observo a mi alrededor, que es muy amplio, que cada día que pasa se disipan más las dudas acerca de la victoria de Alberto Núñez Feijóo el día 23 de julio. Comenzaré diciendo que para el comentarista, victoria no es sólo obtener mayor número de votos populares y más escaños, victoria significa poder formar gobierno de una forma nada aparatosa y sin demasiados requiebros. ¿Con Vox? Probablemente, y mucho más, si las izquierdas siguen empeñadas en considerar a cuatro millones de votos libres y soberanos como si hubieran surgido de las fauces del nacionalsocialismo alemán. Oigan, no.
Vuelvo a repetir lo que escribí la pasada semana en otros artículos de corte similar. No hace ni dos meses que el presidente Sánchez fue a visitar a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, «ultraderechista» según los zurdos españoles, y hete aquí que el ultraizquierdista Sánchez no paró de hacer reverencias y arrumacos a la peligrosa y rubicunda mandamás italiana. ¿Pasa algo extraordinario y grave en Italia y en la Unión Europea? Evidentemente, no. Mucho más grave que pactara con asesinos, chorreando de sangre sus manos, o llegara a acuerdos con aquéllos para los que España sólo es un enemigo a derrotar, destruir y humillar. Y de esto sabe mucho, muchísimo Sánchez. Incluso, aún más grave, confeccionar un Gobierno con gente que tiene como iconos políticos y sociales a genocidas convictos y confesos en Hispanoamérica.
El gran problema que se le plantea a Feijóo no es el 23J, a mi modesto entender. El gran asunto es cómo mete mano a la herencia Sánchez y afronta cuatro años para restañar las inmensas heridas de todo tipo dejadas por el semi-sátrapa: de convivencia, económicas, históricas, mentiras convulsas y engaños a gogó. El presidente del PP tiene mimbres para urdir un cesto en forma de equipo solvente, determinados y honrado. Ya lo hicieron otros de su partido antes de que él pudiera. Será mejor gobernante que opositor.
P. D. A ningún mediano conocedor de la situación se le oculta que si Feijóo llega a la jefatura del Gobierno –como parece–, tardará no menos de un año en desactivar minas dejadas estratégicamente por el sanchismo: en los ministerios, en el CIS, en RTVE, Efe, CNMV, Cesid, Policía Nacional, embajadas…
Lo último en Opinión
Últimas noticias
-
Elecciones en Extremadura en directo hoy | Última hora de la jornada electoral, horario de los colegios electorales, votaciones, a qué hora se vota y resultado en vivo
-
Así queda el abono de transporte en Barcelona en 2026: precios y tarifas de la T-Jove y la T-usual
-
La noche más especial para los españoles: del récord de Aldama al primer doble-doble de Hugo González
-
Lotería de Navidad 2025, en directo: última hora del sorteo, hasta qué hora se puede comprar, todos los premios y cuándo es el sorteo
-
El Gobierno paga una prima a Blackstone e Hipoges por desocupar unas 3.300 viviendas de la Sareb para Casa 47