La descomposición total del sanchismo

Lo vivido en la rueda de prensa de la fontanera socialista Leire Díez, erigida en sedicente periodista y empeñada en cubrir los desmanes de un PSOE colapsado por el caudal de mugre que le tiene sitiado, es la imagen más cabal de la descomposición del sanchismo.
El espectáculo deprimente de esta emisaria del socialismo metida hasta el cuello en impúdicas maniobras contra las instituciones del Estado es el no va más de la podredumbre política y moral de una formación que, de la mano de Sánchez, ha pervertido hasta la náusea la democracia española.
Esto ya ha superado todos los umbrales de la tolerancia y desprende un tufo insoportable a podrido que demanda, por higiene nacional, poner fin con carácter de urgencia a una legislatura que ha hecho cumbre en la ignominia y representa una amenaza real a la democracia española.
La corrupción del sanchismo fluye a chorros y es indispensable acabar con una situación que sólo puede ir a peor. Sánchez lo ha degradado todo y España necesita librarse de un presidente del Gobierno que gestiona el país pensando únicamente en su interés personal y que ha decidido morir políticamente matando. Sus métodos son más propios de un capo de la mafia y no es exagerado decir que España se enfrenta a un desafío inédito: superar este momento crítico echando democráticamente a un lado al presidente del Gobierno, porque es imposible reparar los múltiples daños del sistema con Sánchez parapetado en la Moncloa.
Lo vivido en la rueda de prensa de la fontanera de Ferraz es la metáfora perfecta de los estertores del régimen sanchista, la más hiriente imagen de la degradación política y la prueba del nueve de que España está en manos de un psicópata altamente peligroso para el interés nacional.
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