La decisión de Belarra: reforma fiscal o ser bandera liberal por vengarse de Sumar
Ione Belarra se enfrenta hoy al último dilema de Podemos: la reforma fiscal y la venganza sobre Yolanda Díaz y Sumar. Belarra debe optar entre abstenerse en la votación sobre la reforma fiscal, con lo que saldría adelante, o dar un golpe encima de la mesa, votar no y reventar la baraja. Dejarle claro a Yolanda Díaz que su seguidismo al Psoe no sirve, y que ahí, en el último reducto de un Podemos que dinamitó la gallega, se encuentra la verdadera izquierda.
Belarra no se lleva bien con Díaz. No es un secreto. Tampoco con Pedro Sánchez, o con tantos otros. Y tiene un sentido del idealismo que se pondrá mañana ante su prueba definitiva. Podemos enfrenta con su voto la posibilidad de volverse insignificante, o de decirle a su electorado que si quiere marcar agenda y contestar a Pedro Sánchez desde la izquierda, están ahí.
Quiere Podemos sacar adelante un impuesto a las energéticas sin medias tintas. «Sin trilerismos», que ha dicho la propia Belarra. Nadie se fía de Sánchez, y es normal, así que todos los socios del Presidente juegan a dejarle en callejones de los que no pueda salir. Las cosas por escrito, nada de que «tengo tu palabra».
Y por escrito está sólo lo que está. Y no está el impuesto a las energéticas.
Hay maneras de introducir enmiendas en el último momento, pero se corre en esta ocasión un riesgo tremendo de que los letrados del Congreso digan que hay algún tipo de error en el procedimiento y tumben todo lo aprobado. Por eso, el Gobierno quiere el apoyo de sus socios para aprobar la reforma fiscal: subidas de IRPF, fin al régimen de Socimis, impuesto a la banca y algunas otras cuestiones…y el impuesto a las energéticas lo fía a un decreto en el futuro.
Por eso, y porque lo que no se vota no existe. Es una promesa, y esas se las puede llevar el viento. Lo sabe Belarra, lo sabe Podemos, y lo saben perfectamente también el BNG, ERC o Bildu, que van a comulgar con la rueda de molino porque explicar que has votado con Vox y el PP contra la reforma y el impuesto a la banca tiene mala venta.
Pero a Podemos esa venta le puede dar lo mismo. A Belarra -a Pablo Iglesias, si se quiere también-, les han ido destrozando el partido poco a poco los que, estando dentro, no querían un rol secundario y decidieron saltar a portada en los telediarios. Las vendettas personales están acabando con la reputación de unos y otros, pero esta tarde, Belarra tiene la oportunidad de explicarle a su votante que las cosas hay que hacerlas, no prometerlas como hace Sánchez. Y en eso está Belarra, que cree que puede ganar mucho protagonismo tumbando la reforma porque no hay impuesto a las energéticas.
Pero, como todo en esta España de todos, depende del cálculo político, no del rigor idealista de nadie. Y el cálculo dice que se puede ganar terreno en la izquierda y hacer daño a Sumar, pero que como ande Sánchez al quite igual también se come a Podemos y cuenta 20.
Así que mañana, con todo esto en la cabeza, Belarra no votará por los más de 30.000 millones de inversión que se irían con su impuesto a las energéticas. No votará por mantener el régimen de las Socimis, que no es favorable a nada, sino que se hizo antes de crearse estas sociedades, y que no especulan con vivienda porque su cartera está llena de oficinas y naves industriales. No votará porque los bancos no aprieten con el crédito a cambio de que les coloquen un impuesto. Votará entre enemigos que durante años se dijeron amigos.
Si se abstiene, la reforma saldrá adelante, y veremos después si Sánchez cumple su promesa del impuesto energético. Promesa que aunque cumpla no satisfará a Podemos, porque será un impuesto con excepciones, para que Junts pueda decirle a algunas grandes compañías que ha cumplido su parte en Cataluña. Como el PNV en el País Vasco. Y ERC, BNG y Bildu dirán que hay impuesto a las energéticas, aunque no sea el que quieren ni se le parezca.
Porque todo es aparentar, no buscar medidas reales. Menos Podemos. Mañana Podemos se retrata. Si se abstiene, será la nada junto a Sumar. Si vota en contra, será la izquierda que quiere ser, pero le aplaudirán también las Socimis, los bancos, las energéticas y tantos otros. Y a saber si Belarra puede con eso.
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