Opinión

Dar facilidades al yihadismo es una barbaridad, Pedro Sánchez

Esta gente del Gobierno ha decidido borrar del Código Penal el delito de enaltecimiento del terrorismo, una decisión que afectaría de lleno a las causas que se siguen por terrorismo yihadista, uno de los grandes riesgos en la actualidad para España. Es bien sabido que el terrorismo islámico ha hecho de la propaganda una de sus principales armas, tal como advierte la propia Estrategia de Seguridad Nacional, que la considera uno de los «principales vectores de la amenaza» del terrorismo actual que exige «concentrar los esfuerzos» de la lucha antiterrorista. Y, sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez -para contentar a Bildu- pretende despenalizar este tipo de delitos, lo que supone limitar de forma grave el papel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en su labor de hacer frente a los procesos de radicalización que conducen al extremismo violento. Hasta ahora, el artículo 578 del Código Penal castiga con hasta tres años de cárcel «el enaltecimiento o la justificación públicos» del terrorismo y sus autores «o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares».

Es un disparate, amén de una auténtica ignominia, que Pedro Sánchez se haya rendido al separatismo y a los herederos políticos de ETA aceptando bajar la guardia en su combate contra el terror, porque la labor de prevención es clave para evitar que el yihadismo logre su objetivo. Facilitarle las cosas obviando aquellos actos de enaltecimiento terrorista que pueden ser indiciarios de un comportamiento criminal es sencillamente delirante. Y que se haga bajo el pretexto de la libertad de expresión es una infamia superlativa. Porque en el caso del yihadismo, el analtecimiento en las redes, sin ir más lejos, es clave para perseguir este tipo de terrorismo.  En lugar de aumentar la presión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Sánchez da vía libre a los potenciales terroristas para alcanzar sus propósitos criminales.