Opinión

Cuando el sabio señala la chistorra, el necio mira el dedo

En el informe de la UCO sobre la situación patrimonial de José Luis Ábalos -el de las ‘chistorras’ y ‘lechugas’, para entendernos- se adjunta un mensaje de Celia Rodríguez -secretaria del área de Organización y encargada de entregar los sobres con dinero, según el informe de la Unidad Central Operativa  de la Guardia Civil- del día 11 de noviembre de 2019, justo un día después de las elecciones generales que ganó -esas sí- Pedro Sánchez. El contenido del mensaje es llamativo: «No te olvides de subir por el despacho que tengo tu dinero». Nada tendría de llamativo si no fuera porque ese pago concreto -poco o mucho, no sabemos- no ha sido acreditado por el PSOE. Es evidente que entre las cantidades recibidas en efectivo por Ábalos y su asesor y lo que ha declarado el PSOE hay un desfase evidente que alienta las sombras de sospecha de la existencia de una caja B, más aún cuando -pese a que Celia Rodríguez declaró ante el juez que todos los pagos se hacían por transferencia- hay pruebas evidentes de que en Ferraz se manejaban cantidades importantes de dinero en efectivo.

Los investigadores explican que de las conversaciones entre el ex asesor ministerial Koldo García y su entonces mujer Patricia Uriz se «ha corroborado que parte de estas liquidaciones se entregaron en efectivo mediante sobres recogidos en la sede del PSOE», en la calle Ferraz. En algunos casos, existe «una correlación entre los mensajes que apuntan a entregas de dinero y las liquidaciones de gastos registradas». En muchos otros supuestos, la UCO no puede vincular las entregas con las liquidaciones de gastos confirmadas por el PSOE, de modo que la Guardia Civil sólo puede confirmar las cantidades entregadas a través de las conversaciones recuperadas». Y una de ellas es, precisamente, la que se indica, registrada un día después de las elecciones del 10 de noviembre de 2019. Estamos, pues, ante uno de los ejemplos de pagos sin acreditar por parte del PSOE. Y sean muchos o pocos, lo que resulta indudable es que la persona encargada de gestionarlos declaró sin titubear que todo se hacía a través de transferencia. Algo huele a podrido y no es precisamente en Dinamarca. Porque, versionado el clásico de Confucio, cuando el sabio señala la chistorra, el necio mira el dedo. O dicho de otro modo: ¿por qué Ferraz era una fábrica de chistorras?