Opinión

Comunistas feministas de boquilla

«Le voy a romper la boca. Vais a ver lo que es un macho alfa cuando acosan a alguien de su grupo». Cuando en julio de 2016 OKDIARIO publicó en exclusiva un chat interno de los dirigentes de Podemos en el canal de la aplicación de mensajería instantánea Telegram, la formación morada dirigida entonces por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón acababa de conseguir 42 diputados en las elecciones generales de diciembre de 2015, convirtiéndose en la tercera fuerza política más votada. En dicho chat, además de descubrir que Pablo Iglesias se mostraba sin recato como el macho alfa que usaría la violencia para defender a las becerrillas indefensas de su manada, sin que ninguna de las mujeres allí presentes le reprochase nada, también vimos cómo se retrataba a sí mismo como un violento misógino en relación con la periodista Mariló Montero, que previamente había dudado públicamente de su discurso feminista.

«Es un hombre oscuro, no es el estandarte del 15M ni el prototipo del macho ibérico. El macho ibérico defiende y protege a la mujer, yo no me veo para nada defendida por su discurso», había dicho de él la presentadora del magazine La Mañana de TVE. Pocos días después, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero comentaron estas declaraciones en su grupo de Telegram. Parodiando a la periodista, Pablo Iglesias se retrató diciendo «No me gustan los niños ni la familia, ni pasear por el parque, ni vestir bien, ni que me paren las viejas ni que franquistas asquerosos me digan ole tus cojones, y con la política me pasa lo mismo que con el sexo de mayorías… No me la pone dura». A lo que Monedero respondió: «Díselo a la Mariló», dando pie a que Pablo Iglesias rematara diciendo: «La azotaría hasta que sangrase… Esa es la cara B de lo nacional popular… Un marxista algo perverso convertido en psicópata…». Y tampoco en esta ocasión ninguna de las mujeres que participaban en ese chat intervino para afear sus comentarios misóginos y heteropatriarcales.

Han pasado ya casi nueve años y en ese tiempo la mitad de Podemos se ha renombrado como Sumar. Con sus logotipos morado lavanda o rosa fucsia todos ellos pretenden ser los adalides de los autoproclamados movimientos feministas españoles. En su ideario político Podemos dice que «España ya no se puede entender sin su feminismo y, por ello, nuestra organización necesita hacer más política feminista para crecer». Por su parte, los de Yolanda Díaz dicen que «Sumar es fuerza feminista, proderechos LGTBIQA+ y antirracista». En nombre de Podemos, Irene Montero y Ione Belarra presumen de que su partido contrapone la lucha feminista a las políticas de la derecha. Y por parte de Sumar, Yolanda Díaz destaca el compromiso contra el machismo de su formación. Pero ya sabemos que, como desde el principio intuimos, su feminismo es de cartón piedra, pura pose y barniz, más falso que una moneda de madera.

Durante años las mujeres de Podemos y Sumar supieron y escondieron que sus líderes eran unos abusadores y acosadores sexuales que seguramente habían montado el partido para comerse los colines que sus escasos atractivos físicos no les había permitido disfrutar antes. Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero y hasta el último «Afiliador Vaginal» de Baleares están cortados por el mismo patrón. Depredadores sexuales que, en cuanto se han visto con un mínimo de poder, han abusado de todas las mujeres que pasaban por su lado, humillándolas, maltratándolas y manipulándolas. El feminismo en Podemos y Sumar ha consistido en tapar durante años las actitudes machistas y abusadoras de sus líderes. Y ahora que ya no lo pueden ocultar, organizarán otro cursillo de feminismo obligatorio para aquellos de sus dirigentes que ostenten cargos públicos y volverán a llamar fachas a quienes los denuncien. Postureo feminista. Falso feminismo de boquilla que sólo usa a las mujeres para conseguir los votos de las sectarias más ignorantes.