Cifuentes tenía que haber imitado a todos estos
Cristina Cifuentes se ha confundido, y mira que era evidente cómo tenía que haber reaccionado. Pero se ha liado y ahora tiene complicado salir del embrollo en el que ella solita se ha metido. Sólo tenía que haber imitado a todos estos que han salido indemnes de casos peores que el suyo. Sin ir más lejos Pedro Sánchez. El ex ministro de Industria Miguel Sebastián ha contado que el 90% de su tesis doctoral se la hicieron en el Ministerio de Industria siendo él ministro. Con dicha tesis, denominada “Innovaciones en la diplomacia económica española de 2000 a 2012”, Sánchez consiguió el título de doctor cum laude en Economía y Empresa por la Universidad Camilo José Cela. Se la hicieron tan rápido como meteórica fue su ascensión. Apenas tardaron dos años y medio en redactársela, cuando la media es de más de seis años.
Pero aún fue más rápido cuando anunció su candidatura a secretario general sólo año y medio después de conseguir ser diputado. Poco antes había sido lanzado al estrellato con la presentación pública del libro basado en su tesis, “La nueva diplomacia económica española”, a la que acudieron importantes líderes socialistas. La tesis doctoral de Pedro Sánchez ha sido criticada por su ocultismo, ya que anormalmente se puede consultar sólo en formato impreso, en la biblioteca de la universidad, sin hacer fotos o fotocopias y previa aprobación de Sánchez, quien no suele darla. Y también por su calidad. Los expertos opinan que sus conclusiones son “poco sustanciosas”, “el tema no da de sí», “resulta difícil creer que (esta tesis) ha dado lugar al grado académico de doctor». Pero ahí está, nadie usa estos argumentos para pedir la dimisión de Pedro Sánchez y ni siquiera se publica nada sobre esta cuestión.
El PSOE ha sido muy dado siempre a mentir en los currículos de sus mediocres candidatos. La fórmula “tiene estudios de” ha sido usada por aquellos que querían hacer creer que estaban en posesión de títulos de los que carecían, como Patxi López, José Blanco, Elena Valenciano, José Montilla, etc. Carme Chacón se atribuía un doctorado que no tenía, Bernat Soria, ministro de Zapatero, se inventó que había sido decano de facultad y Trinidad Jiménez rectificó sin más su currículo para cambiar donde decía «estudió en» por «ha residido en», y se quedó tan fresca. Pero no sólo los socialistas han falseado sus currículos, el separatismo catalán también ha sido experto en esto. De Puigdemont decían que era filólogo y periodista cuando todavía era alcalde de Gerona, pero la realidad es que no estaba en posesión de ningún título universitario. Igual que la que fue vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, en cuyo currículo oficial aparecía como licenciada en Psicología, sin serlo.
O la siempre malencarada Pilar Rahola, quien durante años hizo gala de dos doctorados que jamás tuvo. Y en Podemos tienen a Errejón diciendo que “es un secreto a voces” qué él será el candidato para sustituir a Cifuentes, sin que le suponga ningún problema haber sido inhabilitado por la Universidad de Málaga por un presunto estudio sobre la vivienda en Andalucía que le pagaron sin trabajarlo. Y ya puestos hay que recordar que Monedero tiene su tesis doctoral oculta y también cobró una pasta de Chávez por otro estudio financiero que tampoco le ha enseñado a nadie. Lo que todos estos hicieron cuando los pillaron es corregir sus currículos sin decir ni pío, mirar para otro lado y dejar que escampe. Pero Cifuentes se metió en arenas movedizas sabiendo que ni en su partido iban a querer ayudarla a salir. Y así le va.
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