El centroderecha cumple, la extrema izquierda rabia a gogó
Paso a paso las promesas del centroderecha se van abriendo camino. Entre las destacadas se contemplan la educación gratuita de 0 a 3 años; excluir el requisito del catalán en la sanidad pública; regresar la Diada de Mallorca al 12 de septiembre y legislar para elevar alturas en algunos barrios de Palma de cara a la construcción de viviendas. La izquierda, en cambio, se mostró incapaz de instaurar esa misma educación gratuita; intentó apropiarse de la Festa de l’Estendard al objeto de llevarla al redol de los inexistentes países catalanes; exhibió incapacidad manifiesta para la construcción de vivienda social y colapsó la sanidad pública por sus imposiciones excluyentes.
Llegará el anuncio de más promesas cumplidas y la izquierda orquestará el consabido juego de sus rabietas a gogó. Primera reflexión: en campaña nos dijo la izquierda que la derecha fascista iba a cargarse nuestros derechos y algunos, algunas y algunes se lo creyeron. ¿Es pérdida de derechos que se apruebe la educación gratuita de 0 a 3 años? ¿Es pérdida de derechos que la Diada de Mallorca vuelva a conmemorar que el 12 de septiembre de 1276 Jaime II firmó la Carta de Privilegis y Franqueses con la que Mallorca inició su etapa de reino soberano? ¿Es pérdida de derechos devolverle a la ciudadanía de Palma su Festa de l’Estendard, la conmemoración civil más antigua de Europa? ¿Es pérdida de derechos regresar al bilingüismo para el ejercicio profesional en la sanidad pública? Y así sucesivamente.
La izquierda solo sabe intoxicar, como acaba de suceder con el esperpento del pico. Esperpento: «Situación grotesca o estrafalaria». La RAE. Es más. Grotesco va de artificial y estrafalario relata acciones extravagantes. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo ha clavado en un tuit:
«Menores tuteladas cuyos abusos han protegido en Valencia y Baleares. Tito Berni. Sí es sí con 1100 violadores y agresores beneficiados. Gran aumento de las agresiones sexuales cada año. 0 manifestaciones».
A pesar de la demonización ejercida por la izquierda hacia quienes no se han alineado con el rasgamiento de vestiduras, ahí queda ese demoledor vídeo que ha hecho público Alvise Pérez en su perfil de Twitter que pone al desnudo las miserias del esperpento del pico. Pero volvamos a Baleares.
La extrema izquierda separatista, de la que forman parte indistintamente el PSIB-PSOE, Més y el detritus (descomposición) Podemos ya ha puesto el grito en el cielo y hablan de «¡agresión a la lengua!». Hay que joderse. ¿En qué momento? ¿No será que detrás se esconde el negocio, multimillonario, al amparo de la inmersión lingüística? ¿También es pérdida de derechos el que regrese el castellano a los Premios Ciudad de Palma en plena igualdad con el catalán? ¿No es un agravio ningunear la lengua oficial del Estado? «¡Que vienen los fascistas y se perderán derechos!». Armengol, incluso, se permitió alertar a la gent gran porque «peligraban sus pensiones».
Lo dije al poco del 28M y lo repito ahora: siempre tendremos Baleares para refugiarnos de la basura institucional que se avecina con el Frankenstein 2. Una encuesta reciente arroja que el 7% de los votantes del PSOE, el 23J, ya se arrepienten de haberlo hecho. Pues haberlo pensado antes, en lugar de ir a dar por buenos los manipuladores mantras de la extrema izquierda.
Probablemente, esta legislatura el Consell de Mallorca (PP y Vox) dará los pasos necesarios para descongestionar el caos circulatorio, consecuencia de la negativa del Pacte a construir un solo metro de carretera. Veremos a los ecologetas incendiando las calles con su alarmismo catastrofista. Vale. Pero yo me pregunto. ¿Estos activistas de alpargata, van siempre en bicicleta por senderos o muy al contrario, instalados tutiplén en combustión fósil por las mismas carreteras que tanto detestan?
Frente a la falsaria capacidad de diálogo exhibida por la extrema izquierda, la Molt Honorable Marga Prohens anunció en la investidura el compromiso de ser la presidenta de todos. De hacerse realidad la promesa, no hará falta colgarse ninguna medalla porque ésa es, precisamente, su obligación. Algo que jamás han entendido sucesivos Pactes instalados en diálogos de ficción, porque dialogar no es compadrear, intercambiar poltronas, sino llegar a los acuerdos necesarios con quienes piensan distinto. Esta va a ser la tarea que puede marcar la diferencia entre Prohens y el triste legado de Amengol.
La libre elección de lengua en la educación, hacer accesible la vivienda, dar con la tecla para abrir el camino al modelo turístico sostenible, acabar con el caos circulatorio, ponerle freno a la decadencia de la sanidad pública son algunos de los grandes retos en la presente legislatura. De la capacidad del PP para afrontarlos con éxito, dependerá su permanencia en el poder dando espacio a la izquierda constitucionalista para que remita su radicalidad y de una vez por todas abrace de nuevo la socialdemocracia. Ahí tendrá mi voto.