Opinión

Casado será presidente

No recuerdo quién posee el copyright de una de las mejores frases que he escuchado nunca que asegura que “los grandes personajes se miden más por sus grandes renuncias que por sus grandes conquistas”. En un gesto que la engrandece aún más si cabe, y miren que ya es de por sí grande, Isabel Díaz Ayuso desencharcó ayer el camino de Pablo Casado a La Moncloa con una frase que une al PP de cara a ese gran objetivo compartido con la mayoría natural de este país todavía llamado España: “Mi sitio es Madrid, mi proyecto el tuyo y te necesitamos como presidente del Gobierno”.

La madrileña de Chamberí, que ayer irrumpió en la Convención del PP entre gritos de “¡presidenta, presidenta!”, proclamó con este acto de generosidad la pax romana que exigía a gritos ese centroderecha que contempla entusiasmado que la vuelta a la Tierra Prometida es demoscópicamente cada vez más factible con el consiguiente final de esta pesadilla en términos económicos, morales, éticos, territoriales, políticos y constitucionales que es el sanchismo.

No será una pax tan longeva como la original, que transcurrió entre el 27 antes de Cristo y el 180 de la era cristiana, es decir, 207 años, pero esperemos que al menos dure los dos que en el peor de los casos restan para desalojar al desvergonzado presidente del Gobierno actual. El generoso paso a un lado de INDA (Isabel Natividad Díaz Ayuso) permitirá al PP jubilar esos fratricidios que históricamente eternizaron su llegada al poder. Felipe González era un maestro, sólo o por medios amigos interpuestos, en el arte de dividir al contrario para seguir venciendo, y Fraga un consumado especialista en morder el anzuelo una y otra vez. Ya se sabe: la unión hace la fuerza, sensu contrario, la división es sinónimo de derrota en cualquier orden de la vida, ya sea familiar, empresarial, deportivo o político.

Claro que estas palabras no son un brindis al sol sino un do ut des de manual. Ayuso deja la vía expedita al candidato que eligió hace tres años la militancia a cambio de que el presidente nacional del partido deje de poner chinitas a la presidenta de la Comunidad en el camino al Congreso regional. O mucho me equivoco o no verán ustedes a José Luis Martínez-Almeida, el político mejor preparado de España, concurrir a la presidencia del PP madrileño. Entre otras cosas, porque es relisto y sabe que en estos momentos la que él llama “partner” —socia en inglés— le ganaría por goleada.

O mucho me equivoco o no verán ustedes a Almeida, el político mejor preparado de España, concurrir a la presidencia del PP madrileño

La Convención ha servido en términos ideológicos para poco salvo las intervenciones del siempre sensato Rajoy y de ese Aznar que se ha convertido en el mejor amigo del apóstol del podemismo y el independentismo, Jordi Évole. Cosas veredes. Máxime cuando al mejor presidente de la democracia se le llena la boca del término “principios”, “principios” por aquí, “principios” por allá, “principios” por acullá. El predecesor de Sánchez alertó sensatamente de la necesidad de recuperar el factor de sostenibilidad de las pensiones para evitar el default del Reino de España.

Aznar aconsejó a su pupilo eliminar las normas diabólicas de la era Sánchez: desde esa Ley Celaá, que es una fábrica de analfabetos, hasta la tan fascistoide como antihistórica Ley de Memoria Democrática, pasando por una nueva reforma laboral y otra fiscal. Especialmente soberbio estuvo cuando respondió a ese odiador profesional llamado Andrés Manuel López Obrador, que se pasa el día metiendo cizaña contra los españoles, contra Hernán Cortés, en definitiva, contra la Conquista, olvidando el muy desahogado de él que es descendiente de españoles por los cuatro costados. Claro que para llegar a esa conclusión no hace falta más que observar su tez, caucásica a más no poder.

Soberbia hubiera sido la presencia de Nicolas Sarkozy si no fuera por un pequeño gran detalle: en marzo de este año fue condenado a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias. El presidente francés es un fuera de serie que devolvió a la República viejos laureles. Pero, claro, cuando quieres transmitir lejanía con ese PP de Bárcenas, los sobresueldos, la Gürtel, Kitchen y demás no parece lo más indicado invitar a un condenado por el peor delito que puede cometer un político. Lo que se antojaba una mala decisión se convirtió en pesadillas propias y risas ajenas al día siguiente cuando le cayó otro año de reclusión por financiación ilegal en la campaña de reelección de 2012 que perdió frente a François Hollande. Sobra decir que la caterva de medios socialpodemitas favorecidos por Soraya Sáenz de Santamaría les metió una ensalada de bofetadas morrocotuda.

Otro momento peliagudo llegó cuando Paula Gómez de la Bárcena, presidenta de Inspiring Girls, les puso a parir por “la falta de mujeres” entre los ponentes. “Hay más mujeres en el Ibex que aquí”, proclamó haciendo las delicias de la mayoritaria legión de periodistas antiPP, del PSOE y de ese Podemos en el que para ascender tienen que hacer lo que todos ustedes están imaginando en un repugnante ejemplo de machismo que haría las delicias del mismísimo Francisco Franco. Que los peperos son masoquistas lo demuestra el hecho de que no pocos de ellos estallaron en aplausos al escuchar las palabras de la teórica feminista, digo teórica, y digo bien, porque no se le conocen declaraciones censurando el machismo torrentiano de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

Ha sido una Convención por y para Casado, con todos los oradores anticipando que será el próximo presidente del Gobierno

Acierto sin contemplaciones la vuelta a casa del hijo pródigo Alejo Vidal-Quadras y de esa cabeza privilegiada que es un Juan Carlos Girauta que antaño también militó en el PP. Por lo demás, ha sido una Convención por y para Casado, con todos los oradores anticipando que será el próximo presidente del Gobierno cuando no asegurando que ya se lo habían pronosticado al interesado hace 20 años. Una realidad que auguran las encuestas tras el cambio de tendencia producido por el ayusazo del 4 de mayo y que no creo que cambie en los seis, 12, 18 ó 24 meses que queden para las elecciones. Más que nada, porque cuando se invierten las corrientes de opinión es harto difícil revertirlas.

A los que critican a Casado anteponiendo a Ayuso, a Almeida o a ese García Egea que sueña con dar el salto algún día hay que pararles los pies recordando que el candidato será el actual presidente del PP. Porque es lo obligado estatutariamente y porque, por muchos errores que cometa, es infinitamente mejor que Pedro Sánchez. Que no se equivoquen: o es él o el mentiroso patológico del Falcon. O el bien o el mal. O un constitucionalista o un frentepopulista. O un tipo que odia a Bildu o uno que los ama. O un personaje que aboga por el cumplimiento de las penas impuestas a los golpistas o uno que les indulta. O un tipo que se revelará como gran gestor, tiempo al tiempo, o un manirroto que está provocando una crisis de deuda de tres pares de narices y un hundimiento del PIB récord en la Europa del euro. O un indeseable que manipula el CIS y hasta el INE o uno que no se atrevería ni a pensarlo. O un tipo impecablemente honrado o uno que, como mínimo, no lo es moralmente. No meto en la ecuación a Santiago Abascal porque está a 80 escaños de distancia del popular en todos los sondeos.

Por edad, Ayuso, que tiene 42 años, Almeida, que cumplió en abril 46, o Egea, que está en los 36, le pueden heredar perfectamente. Si pincha el actual jefe de Génova 13 en las próximas generales tendrán su oportunidad y, si como esperamos los españoles de bien, llega a Moncloa en dos años no creo que pase en Palacio más de ocho imitando a ese padre espiritual que es para él José María Aznar. Por tanto, calma, mucha calma. Y unión, mucha unión. El electorado castiga severísimamente el cainismo orgánico. Y al interesado tan sólo recomendarle que huya como de la peste de los errores de bulto, como acusar a Abascal de “pisotear” el tributo de sangre de las víctimas de ETA, si no los comete los vientos le llevarán en volandas a Moncloa. Y a los escépticos que le echan en cara que no sirve para presidente, que es un perdedor, que con él nunca se regresará al poder, tan sólo recordarles que lo mismo se decía de Pedro Sánchez en 2017 y un año después se convertía en primer ministro. Y ya les avanzo, que al contrario que el émulo de Pinocho, que es peor presidente aún que candidato, Casado será un gestor de primera que pulverizará todos los pronósticos. ¡Ah! Y ya les certifico yo que estamos ante una de las mejores personas que pululan por la vida pública española. Lo cual nunca está de más teniendo en cuenta la caterva de hijos de Satanás que nos ha caído en desgracia. Casado o el abismo, tan sencillo como eso. Ustedes deciden.