Opinión

La candidata comunista será la más votada en Chile

  • Pedro Fernández Barbadillo
  • Columnista de Internacional. En la editorial Homo Legens ha publicado 'Eternamente Franco' y 'Los césares del imperio americano'. Su último libro es 'Eso no estaba en mi libro de historia del Imperio español' (Almuzara).

En el último debate entre los candidatos presidenciales chilenos, que se desarrolló el lunes 10 de noviembre, participaron ocho políticos. Sólo tres de ellos tienen posibilidades de pasar a la segunda vuelta y la duda es quién acompañará a la comunista Jeanette Jara, la abanderada del bloque izquierdista que gobierna Chile desde hace cuatro años.

Jara, militante comunista desde los catorce años y ministra de Trabajo (2022-2025) en el gobierno del presidente Gabriel Boric, dejó su puesto cuando salió elegida en las primarias de la coalición de izquierdas. Recibió más de 800.000 votos, un 60% de los emitidos, y su triunfo demuestra la polarización política en este país de 18 millones de habitantes, considerado un oasis político en Sudamérica hasta las protestas de 2019 y 2020. El Partido Comunista, del que se apartaban hasta los socialistas por su carácter violento, ahora es el que encabeza el bloque zurdo, gracias a su organización y al cambio generacional en Chile.

Las derechas, en cambio, no hicieron primarias, por lo que la primera vuelta cumplirá ese papel: seleccionar a su candidato para enfrentarse a Jara. El principal es José Antonio Kast, del Partido Republicano, amigo del español Santiago Abascal, y que ya fue candidato en 2021 (le derrotó Boric en la segunda vuelta). Otro candidato es Johannes Kaiser, que fue diputado republicano y en 2024 se separó para fundar el Partido Nacional Libertario.

La tercera candidata, Evelyn Matthei, encarna las viejas dinastías políticas chilenas, pues su padre fue miembro de la junta militar y ella, que ha pasado del partido Renovación Nacional a la Unión Democrática Independiente, ha sido parlamentaria entre 1990 y 2011, ministra de Sebastián Piñera y alcaldesa del rico municipio de Providencia. En su primera candidatura presidencial, en 2013, obtuvo un pésimo resultado frente a Michelle Bachelet.

Las encuestas apuntan que será Kast quien pase a la segunda vuelta y derrotará a Jara, gracias a la unión de los votantes de los tres, más los de Franco Parisi, quinto candidato, con un 10%. Pero en las últimas semanas Kaiser, que imita al argentino Javier Milei en programa y en desenfado en los medios de comunicación (aunque con más comedimiento), empezó a crecer y no sólo ha superado a Matthei, sino que se aproxima a Kast, que, en cambio, baja.

Sin embargo, de ser Kaiser el clasificado para la segunda vuelta, sus propuestas a favor de reducir el tamaño del Estado podrían perjudicarle para atraer el voto de los moderados, aunque las victorias de Milei, Donald Trump y Zohran Mamdani demuestran que el llamado centro ya no es un espacio que rehúya los «extremos».

Los asuntos discutidos en la campaña son el estancamiento económico de Chile, el cual, junto a Perú, solía tener altos crecimientos del PIB y de la renta per cápita; el aumento de la delincuencia, sobre todo por parte de bandas venidas del extranjero, como el Tren de Aragua y la violencia en la Araucanía; la inmigración, que, como ocurre en España, bloquea los servicios públicos y encarece la vivienda; y la corrupción de la partitocracia. Además, en octubre apareció viva una «desaparecida», Bernarda Vera Contardo, inscrita como una de las 1.162 víctimas oficiales de la dictadura del general Pinochet, quien reside en Argentina y cuya hija cobra una pensión pública.

Todos ellos se atribuyen a Boric, y, por tanto, a Jara. Sin embargo, a ésta las encuestas le dan cerca de un 30% de los sufragios en primera vuelta, por encima del 25% que recibió Boric.

La obligación del voto en Chile puede convertirse en un factor de importancia, pues los votantes forzados tienden a pronunciarse contra el Gobierno, y a estar menos informados sobre los candidatos y ser más propensos al voto emocional.

Entre los cambios sociopolíticos ocurridos en Chile desde la entrega del poder por parte de la junta militar en 1989, uno de los más llamativos es la extinción de la democracia cristiana (PDC). Fue el primer partido del país en los años 60 y 70. Llevó al poder al socialista Salvador Allende, al votar por él en el Parlamento; luego, incitó a los militares a derrocarle; y cuando la junta se negó a cederle el gobierno, se pasó a la oposición al lado de las izquierdas. Los dos primeros presidentes tras Pinochet fueron militantes suyos, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Dentro de la Concertación, la coalición de centro-izquierda, de los años 90 y los primeros años del siglo, fue el partido vertebral, que atraía el voto de moderados y gobernaba con socialistas y radicales.

Pero debido a su anquilosamiento y la irrupción de la nueva izquierda, admiradora del «gorila» Hugo Chávez y del pensador Ernesto Laclau, el PDC ha ido perdiendo atractivo. No presenta candidato a presidente y se limita a apoyar a Jara. Por ello, la Organización Demócrata Cristiana de América le suspendió de pertenencia, porque el PC chileno tiene vínculos con «regímenes autoritarios responsables de violaciones de los derechos humanos», como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Además de las elecciones presidenciales, se renueva la Cámara de Diputados, formada por 155 escaños, y casi la mitad del Senado, 23 actas. Los parlamentarios se eligen mediante escrutinio proporcional aplicando el sistema D’Hondt, con la diferencia, respecto al Congreso español, de que las listas son abiertas (se pueden tachar nombres). Para aumentar las posibilidades de obtener diputados y senadores, los partidos forman coaliciones. Las izquierdas y sus socios de centro han tenido siempre la mayoría en la Cámara.

Este domingo, el oficialismo que llevó a Boric a La Moneda reúne en Unidad por Chile al Frente Amplio, a socialistas, comunistas, democristianos, radicales… Pero las derechas tienen, por primera vez, la oportunidad de hacerse con la mayoría absoluta, si trasladan el apoyo de sus candidatos presidenciales a los parlamentarios. Los viejos partidos de derecha, Renovación y la UDI (del que se retiró Kast en 2016), se presentan en Chile Grande y Unido, mientras que el Partido Republicano y el Partido Libertario, junto con el Partido Social Cristiano, han formado Cambio por Chile. El 14 de diciembre, se celebrará la segunda vuelta y el presidente electo tomará posesión el 11 de marzo de 2026.