Opinión
PRIMERA LÍNEA

Bocazas Armengol, un lorito de repetición

Se cayeron los números redondos. Aquellos 198.100 votos de la izquierda balear, en las Europeas del año 2019, este 9-J se han quedado en 149.385. Resumiendo: la izquierda balear ha perdido 48.715, de los cuales 30.924 son del PSIB-PSOE. La sangría, pues, continúa, agravada por el incremento del PP en 25.603 votos, respecto del 2019. Por supuesto, Armengol no dio la cara en la jornada electoral. Hablemos de ella entonces.

Días pasados la ex presidenta socialista de Baleares, y ahora para vergüenza del cargo tercera autoridad del Estado, fue interrogada en la comisión del Senado sobre las mascarillas fake que nos costaron 3,7 millones de euros. 

La novedad fue, que bocazas Armengol, se las dio de lorito de repetición y el presidente de la comisión de investigación del Senado se lo recriminó y con estas palabras textuales: «Señora Armengol. Me parece absolutamente impresentable lo que ha hecho. Parece mentira que usted, siendo presidenta  de una institución como el Congreso de los Diputados, haya hecho lo que acaba de hacer. Créanme señorías, que tomamos nota, y ya veremos si tiene alguna consecuencia».

No solamente la llamaba al orden sino que al mismo tiempo dejaba la puerta entreabierta a una sanción o algo parecido. Esta es la líder socialista en Baleares, que lleva un año poniendo el Congreso a los pies del «puto amo», que diría ese otro impresentable. ¿Recuerdan la frase de Sánchez dirigida a Armengol?: «¡Córtale la palabra, ya!». Pues eso.

¿Qué motivó la respuesta airada del senador jefe de la comisión? Veamos un extracto de lo que Armengol dijo, textualmente: «Repitiendo otra vez, otra vez y otra vez los bulos, sabiendo que son bulos, que son mentiras» (…). «Esta forma de hacer política, de la mentira, de la destrucción del adversario político utilizando cualquier cosa» (…). «El desprestigio de las instituciones, no se lo merece ni la ciudadanía ni la democracia» (…). «Mi mayor deseo es que el domingo participe muchísima gente en las elecciones y que deje claro que ésta no es la forma de hacer política».

Vale pues. El domingo participó la gente que quiso hacerlo y las urnas le dieron la razón a Francina Armengol: ésta –la de los suyos- no es forma de hacer política, en efecto. Una forma que participa de los bulos y mentiras –precisamente la práctica idolatrada por el puto amo-; una forma para destruir al adversario político –el muro, ya saben-; una forma que conduce al desprestigio de las instituciones –el PSOE se está cargando la división de poderes, fundamental en democracia- y unas formas que no se merecen ni la ciudadanía ni la democracia. El lorito Armengol abrió su bocaza, sin caer en la cuenta de que estaba retratando perfectamente a los de su cuerda.  Dicho en plata, plata, plata: le salió el tiro por la culata o más bien, se pegó directamente un tiro en el pie. Mienten tanto los socialistas, que confunden  inevitablemente la realidad con la ficción y al mentir vaya si se retratan.

De momento, esa pérdida de 30.924 votos el pasado 9-J, que además abre una brecha de 25.603 sufragios entre los dos principales partidos, demuestra que el votante de izquierdas va tomando conciencia de los desastres, marca de la casa socialista, y hasta puede que no se limite a quedarse en casa

La nueva consigna de los socialistas con acuse de recibo entre sus corifeos sincronizados es que el PSOE es el último bastión de Europa para contener a la extrema derecha. Hay que joderse. Parecen no enterarse que la derecha es quien ha ganado las elecciones al Parlamento Europeo, de manera que la coalición PPE-S&D se mantiene firme a pesar de los malos resultados de la izquierda continental. Puede ser que el PSOE haya sido el que mejor haya aguantado el castigo de las urnas, aunque en España el PP le ha sacado una ventaja de 700.000 votos al PSOE, de manera que fieles a la tradición, para los socialistas españoles no hay mal que les borre la sonrisa y ahora son el último bastión de Europa para contener a la extrema derecha. Jódete patrón. 

En Baleares el PP sigue dominando el escenario político, ganando en todas las islas menos en Formentera. Pero que no se confíe el centroderecha, porque si va en solitario, la izquierda en su conjunto estas europeas le ha aventajado en 35.489 votos lo que sigue obligando a los populares a contar con los 35.649 de Vox para alcanzar la mayoría suficiente para gobernar. Y no olviden el nuevo mantra de los socialistas: somos el último bastión para contener a la ultraderecha.

Otra mentira de los socialistas es que con la extrema derecha se pierden las libertades, cuando lo cierto es que en aquellas comunidades autónomas en las que hay acuerdo de legislatura o gobiernos de coalición PP-Vox, no hay noticia de pérdida de derechos, los derechos reales quiero decir, porque otra cosa bien distinta es plantarle cara al wokismo, la nueva religión progre. El calificativo con el que se pretende demonizar tanto al PP como a Vox, o sea derecha extrema y extrema derecha, es una simple patraña. Y mis queridos progres, patraña significa «invención urdida con propósito de engañar». De momento les está saliendo bien la patochada, palabra que nos refiere «dicho necio, disparate y despropósito». También sirve para aludir a necedad.

Nada, que de momento me voy quedando con el liderazgo, reforzado, de la presidenta Marga Prohens y el desprestigio creciente de Francina Armengol, que de seguir así, en 2027 llegará como gata escaldada a las autonómicas.