Opinión

El ‘bibliotecario’ de Illa desprecia a Vox

Salvador Illa ha decidido mantener el toque sectario de las bibliotecas catalanas, que están abarrotadas por las grandes obras del secesionismo gracias a la gestión de los sucesivos gobiernos procesistas de la Generalitat, y para ello ha escogido a la persona adecuada, dado que se trata de alguien que ha mostrado su desprecio hacia un cuarto de millón de catalanes, todos los que votaron a Vox. El nuevo director general de Promoción Cultural y Bibliotecas de la Generalitat es Xavier Fina, un personaje que –tengo la sensación– hace tiempo que hacía méritos para conseguir una poltrona, y que al final ha conseguido un buen acomodo.

Xavier Fina, que recordemos es el nuevo responsable de las bibliotecas de la Generalitat, ha sido, hasta la fecha, un firme defensor de aplicar un boicot continuado a cualquier propuesta que Vox pueda hacer en cualquier institución. Así, quien decidirá la política del Gobierno catalán en un área tan importante como las bibliotecas es alguien que quiere dejar sin voz en las instituciones a los 250.000 catalanes que votaron a Vox en las últimas elecciones autonómicas. Y que también le pagan el sueldo. Ya nos podemos imaginar la política cultural que aplicará, visto su talante.

En democracia hay mayorías y minorías. Las mayorías gobiernan y las minorías han de ser respetadas. Si las propuestas de una minoría van en contra de los principios de la mayoría, ahí están las votaciones para tumbarlas. Pero aplicar los llamados cordones sanitarios a los que tan aficionado es Xavier Fina es despreciar a todos los ciudadanos que escogen apoyar, en libertad, a los partidos sometidos a veto. Este recién fichado por Salvador Illa presume de que «un cargo público no ha de bloquear a nadie en redes sociales». Veremos si deja de mantener el «bloqueo» a los 250.000 catalanes que han votado a Vox.

No soy nadie para dar consejos a los diputados de Vox, pero dado que el nuevo responsable de Promoción Cultural y Bibliotecas defiende excluir de la vida política las propuestas que representan a 250.000 catalanes yo estaría muy pendiente de la labor que desarrolla esta Dirección General, para ver en qué se gasta el dinero público que tenga presupuestado. Más que nada para ver qué entiende por «promoción cultural» el nuevo ungido por Salvador Illa. Seguro que será interesante. Aunque Fina tiene la oportunidad de realizar en su área una política integradora y no sectaria, demostrarnos que nos equivocamos al juzgarle por sus actitudes hasta la fecha y que ha cambiado su talante al ser nombrado cargo público. Pero reconozco que no tengo demasiadas esperanzas.

La verdad es que Salvador Illa, en las pocas semanas que lleva en el cargo, ha desarrollado una nada sorprendente política de fichajes, entre el oportunismo y el sectarismo. Desde Josep Lluís Trapero, el responsable de los Mossos durante la sedición del 1 de octubre, a Miquel Sàmper, consejero del Interior en el Govern presidido por el muy fanático Quim Torra. Sin olvidar a Francesc Xavier Vila, consejero de Política Lingüística y a Sonia Hernández, consejera de Cultura, los dos altos cargos de Pere Aragonès durante su etapa como president. O Manel Nadal, que pasó de rajar contra el PSC por ser poco soberanista a aceptar, de manera entusiasta, ser secretario de Movilidad e Infraestructuras de la Generalitat.