Opinión
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Benet Salellas, un ‘cupaire’ para salvar a Cerdán

  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

El primero que caló a los de la CUP fue el cantautor Jaume Sisa, con más de treinta discos a sus espaldas, muchos en castellano.

En una entrevista en El País el 27 de diciembre de 2016, cuando el procés no había llegado todavía ni a su clímax, advirtió que «las revoluciones de la CUP son como ‘pastorets’», en alusión a aquella figura de una pieza teatral muy popular en Cataluña que se interpreta por Navidades. «Cuando caiga la primera hostia, todo el mundo a comer a casa y a la cama pronto», añadió.

El segundo fue el exalcalde de Terrassa y ex primer secretario del PSC, Pere Navarro, ahora delegado en la Zona Franca. Un día me dijo que, durante el movimiento de los indignados, los tenía acampados delante del ayuntamiento.
—Todos eran hijos de familias bien.

Espero que me perdone la indiscreción. El tercero, modestamente, fui yo mismo. Disculpen el autobombo. El día que la CUP envió a Mas a la «papelera de la historia», aquel 10 de enero de 2016, cuando hizo un «paso al lado» y puso a Puigdemont de dedo.

Salió en rueda de prensa el entonces diputado autonómico Benet Salellas, ahora flamante abogado de Santos Cerdán, acompañado de otra diputada estrella, Anna Gabriel. Y dijo aquello de que «hemos enviado a Mas a la papelera de la historia».

¡Era la misma frase que dijo Trotski a los mencheviques antes de asaltar el Palacio de Invierno! Como me había leído el libro del periodista norteamericano John Reed, Diez días que estremecieron al mundo, me la sabía. Salellas se la había copiado. ¡Los de la CUP jugando a hacer revoluciones!

Hay otro momento memorable en la carrera del nuevo letrado del exnúmero tres del PSOE. Cuando trascendió, a través de la declaración de bienes del Parlament, que tenía nada menos que once propiedades inmobiliarias: dos viviendas, tres locales y seis fincas rústicas.

El dirigente de un partido, por otro lado, que estaba a favor de la okupación. Seguro que no sería de sus bienes inmuebles.

Lo mejor fue su reacción. Pidió no sacar el tema «de contexto». Hasta afirmó que sus padres, ya fallecidos, habían trabajado «toda la vida». «Son gente que se mató a trabajar toda la vida y esto generó un patrimonio», insistió. Como si el resto de padres no hicieran lo mismo. Aunque, en efecto, su progenitor fue también un famoso abogado (1948-2008). Yo lo había visto ejercer en la Audiencia Nacional. Creo que con algún independentista arrepentido.

Laia Estrada, una de sus sucesoras —porque la CUP quema a sus diputados a velocidad de vértigo—, admitió este miércoles el «malestar» de la organización con semejante fichaje, pero acto seguido aclaró que Salellas ya no milita en la organización.

Es la confirmación definitiva de que «la República no existe», como le espetó un mosso d’esquadra —Octavi, le mandamos recuerdos desde aquí— a un agente forestal durante una manifestación. La Generalitat sancionó al policía, a pesar de que el primero cumplía con su trabajo y el segundo había ido a la manifestación con su uniforme reglamentario. Al final, semejante arbitrariedad la tumbó la justicia gracias a la labor de otro defensor, José María Fuster-Fabra.

Pero, en efecto, el fichaje de Cerdán, el pinganillo en la cumbre de Barcelona —por mucho revuelo que haya provocado— o el catalán en el Congreso confirman el fracaso del procés. No vas a pedir traducción simultánea en el Parlamento de, en teoría, el «Estado opresor» si la independencia es inminente. Tiempo atrás proclamaban que «nos vamos» o que «lo volveremos a hacer». Ahora solo les queda montar numeritos y fastidiar lo más posible.

Que conste que Benet Salellas ha heredado la técnica profesional del padre, si estas cosas se heredan. Aunque en TV3 lo tienen todo el día a pan y cuchillo porque es «de los nuestros», es decir, «cupaire» e «independentista». Durante el juicio del Supremo, hasta el juez Marchena, creo, reconoció su profesionalidad.

A diferencia de Andreu Van den Eynde o Jordi Pina, entre otros, al menos no estaba todo el día pendiente de colar un corte de voz en el Telediario de TV3 o de si lo llamaban para el Fàqs, el programa estrella del proceso que se emitía el sábado por la noche y que, por supuesto, ha pasado también a mejor vida.