Opinión

Los barones se la juran a Sánchez: la venganza es un plato que se sirve frío

Pedro Sánchez ha impuesto sus galones al partido y en un gesto propio de quien se cree el dueño del PSOE ha decidido pasar por encima de barones como Lambán, Ximo Puig o Emiliano García-Page y colocar a los suyos en las candidaturas claves, una decisión que, sin duda, tendrá consecuencias. Y es que la última maniobra de Sánchez en contra del presidente de Castilla-La Mancha, al colocar en un principio como cabeza de lista por Toledo a Milagros Tolón, que ha perdido la Alcaldía de Toledo pese a ganar las elecciones, presagia tiempos convulsos en el socialismo español. Al final, Tolón irá de número dos, pero la guerra está abierta. La venganza es un plato que se sirve frío y si Sánchez sale trasquilado en las urnas, el PSOE puede convertirse en un polvorín. Y es que los que ahora tragan -no les queda otra- se la tienen jurada a Pedro Sánchez. Pero más allá de los nombres, lo cierto es que el presidente del Gobierno ha decidido marcar su territorio hasta el final, imponiendo a sus fieles en las listas y despreciando de manera solemne la voluntad de los territorios, obligados a pasar por el aro del sanchismo.

De aquí a mes y medio, el PSOE puede vivir una implosión que deje en pañales la registrada hace unos años, cuando el partido vivió un auténtico motín. Si Sánchez sale derrotado en las urnas, muchos van a pasarle factura. Por ganas que no quede. Y es que el partido está cosido con alfileres y las costuras pueden reventar en breve. El sanchismo agoniza, pero en sus estertores sigue aplastando todo atisbo de crítica interna. Pedro Sánchez se lo juega todo a una carta, pero su apuesta es de alto riesgo. Porque una cosa es que el PSOE salga derrotado el 23-J y otra, bien distinta, que el partido reviente y estalle en mil pedazos. Y, en las circunstancias actuales, una cosa conduce a la otra. Eso es lo que pretende Pedro Sánchez: morir matando.