Opinión

Apellidándose Monedero, llevar encima 106.000 euros en metálico suena a broma

De los muchos ingresos que Juan Carlos Monedero realizó en una de sus cuentas bancarias, que llegó a tener un saldo de un millón de euros, hay 106.461 euros de «desconocida procedencia» para la Agencia Tributaria por la sencilla razón de que el dinero fue ingresado en metálico. Uno de los abonos fue de 75.000 euros. Tendrá que explicar el ideólogo podemita el origen de esa cantidad, porque no es frecuente que uno pasee por la calle con semejante fajo de dinero y lo entregue así por las buenas en la ventanilla de su banco. Apellidándose Monedero, llevar esa cantidad encima suena a broma. Una cosa es ingresar 9.000 euros en efectivo, lo que hizo en julio de 2011, justo un mes y medio después de estallar en España las movilizaciones del 15-M, impulsadas por los fundadores de Podemos desde la Universidad Complutense de Madrid o, incluso, ingresar, en sucesivas veces, 1.500, 4.000, 5.375, 7.000, 1.586 y 3.000 euros, entre el 2012 y el 2017. Pero cosa totalmente distinta es poner encima del mostrador 75.000 euros, contantes y sonantes, algo que ocurrió  el 18 de junio de 2012.

No hay que ser muy sagaz para sospechar que ese dinero era el pago por los servicios prestados por Podemos al chavismo. Más aún si tenemos en cuenta qu el ex jefe de la Inteligencia y Contrainteligencia de Venezuela Hugo El Pollo Carvajal situó a Monedero como el «hombre» encargado de recibir el dinero en metálico del chavismo para Podemos. El militar narró en un escrito enviado al juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, al que tuvo acceso OKDIARIO, el procedimiento para financiar a Podemos. Explicó que existían distintas vías, una de ellas era mediante entregas en efectivo en Venezuela provenientes de la Embajada de Cuba. El militar señaló, al menos, dos encuentros. Uno en el Hotel Meliá Caracas en el que Monedero recibió 600.000 dólares y otro en el Hotel Venetur Alba donde le dieron 200.000 euros procedentes del chavismo. Habrá que convenir que el relato de Carvajal y los ingresos en efectivo de Monedero en una de sus varias cuentas corrientes encajan como un guante.