Santander dona 118.000 comidas en dos años para combatir el desperdicio alimentario

El proyecto Comedores circulares ha ayudado a centenares de personas de colectivos vulnerables

Además de favorecer un ahorro de 65 millones de litros de agua, ha evitado la emisión de 169 toneladas de CO₂

  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Santander ha donado en España y en tan sólo dos años, 118.000 comidas procedentes del excedente de sus restaurantes para empleados a través de su proyecto Comedores circulares para evitar el desperdicio alimentario.

Una iniciativa que desarrolla con la ayuda de Oreka y que forma parte de su compromiso con la sociedad, la sostenibilidad y la economía circular, y se alinea con el reto lanzado por Naciones Unidas de reducir a la mitad los excedentes de alimentos para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Ayer domingo, el planeta celebró el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, impulsado por este organismo mundial.

Banco pionero

Este proyecto, que ha donado ya más de 150.000 comidas en total, nació en 2018 en la sede de Santander España y convirtió a la entidad en un banco pionero en el desarrollo de planes frente al desperdicio alimentario.

Según Marta Aisa, directora de Banca Responsable y Sostenibilidad de Santander España, «este proyecto nos ilusiona y nos enorgullece desde el primer día a todos los empleados del Santander y con él queremos abordar varias problemáticas: el excedente alimentario que se genera en los comedores del Banco, contribuir a reducir la huella de carbono y también las desigualdades y la falta de alimentos de colectivos vulnerables».

Según el informe Alimentando un futuro sostenible de la Universidad de Barcelona, un 13,3% de los hogares españoles experimentan inseguridad alimentaria, afectando a más de 6 millones de personas.

Ahorro de agua

Comedores circulares también supone un impacto medioambiental positivo, calculado por sus impulsores. Desde el mes de julio de 2022, el número de alimentos donados se ha traducido en un ahorro de 65 millones de litros de agua (cantidad que se habría necesitado para elaborar la misma cantidad de comida) y ha evitado la emisión de 169 toneladas de CO₂.

En la UE, donde el Consejo Europeo ha realizado una propuesta de revisión de la Directiva Marco sobre Residuos para establecer objetivos vinculantes de reducción de los desperdicios alimentarios de aquí a 2030, se generan cada año más de 58 millones de toneladas de residuos alimentarios, lo que representa alrededor del 16 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario europeo.

Desperdicio en España

En España, el desperdicio alimentario fue de casi 1,2 millones de toneladas de alimentos en 2022, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, sensiblemente inferior al periodo prepandemia, en 2019.

Sin embargo, los últimos datos del ministerio sobre este problema para 2023, el desperdicio alimentario creció en España con 1.214 millones de kilolitros no consumidos en 2023.

Proceso con las máximas garantías

Cada día, una vez finalizado el horario de comidas de los distintos restaurantes, los proveedores de restauración del Santander preparan los excedentes alimentarios que todavía no han salido de cocina a través de un proceso de abatimiento para garantizar una absoluta seguridad alimentaria. Mayoritariamente, guisos de legumbres, arroces, platos de pasta y guisos de verdura.

Una vez completado el proceso, son recogidos por la empresa Oreka para su posterior transporte y entrega al comedor social de La Hermandad del Refugio, en Madrid, que atiende diariamente a más de 250 personas en riesgo de exclusión social.

Además, Santander es parte activa de esta iniciativa contra el desperdicio alimentario, ya que ofrece a sus empleados la posibilidad de acudir como voluntarios a ayudar a la Hermandad y servir cenas después de la jornada laboral.