DÍA DE LA TIERRA

La inteligencia artificial potencia un nuevo paradigma para la conservación de la biodiversidad

Álvaro Luna Fernández, doctor en Biología y profesor del Grado en Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad Europea de Madrid

Con motivo del Día Internacional de la Tierra, que se celebra hoy lunes 22 de abril, Álvaro Luna Fernández, doctor en Biología y profesor del Grado en Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad Europea de Madrid, analiza los principales retos medioambientales que enfrentamos en la actualidad y cómo los avances tecnológicos, entre los que destaca la inteligencia artificial, pueden ayudar a la conservación de la biodiversidad.

La sociedad actual afronta grandes retos medioambientales que son «variados y complejos». Entre ellos, sin duda, el que más preocupa a nivel político y social es el relacionado con el cambio climático, «a esto añadiríamos problemas de contaminación en el más amplio sentido de la palabra, así como la sobreexplotación de recursos naturales y la destrucción de hábitats naturales», explica el docente de la Universidad Europea, Álvaro Luna.

Pérdida de biodiversidad

En este sentido, existe una pérdida de biodiversidad por influencia humana, «lo que hace que nos enfrentemos a lo que algunos han llamado la sexta extinción masiva, es decir, se está produciendo el declive de multitud de especies a un ritmo acelerado».

Así mismo, el experto indica que «a nivel ecosistemas también estamos sufriendo pérdidas, algunos tan sensibles como los arrecifes de coral, lo que conlleva, a su vez, la pérdida de las especies que lo habitan y la pérdida de bienes que pueden ofrecer al ser humano».

Educación y sensibilización

Ante este contexto, la educación ambiental y la sensibilización pública desempeñan roles fundamentales en la lucha contra los problemas ambientales por razones relacionadas con «el incremento en la conciencia y la compresión de la interdependencia entre los seres humanos y el medioambiente, así como los impactos de nuestras acciones en los ecosistemas y en la calidad de vida», señala Álvaro Luna.

Además, apunta que «también contribuye a un cambio de comportamiento individual y colectivo en las acciones de la vida diaria, ayuda a impulsar la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre cuestiones ambientales y prepara a los profesionales para campos relacionados con el medioambiente».

Formación actualizada

Entre los principales retos de la Educación Superior en este ámbito, el profesor Luna destaca que deben «adaptarse a los nuevos tiempos ofreciendo programas de formación que respondan a los retos presentes y futuros de manera que formemos a nuevos profesionales con las mejores herramientas para que contribuyan a la transición de la sociedad hacia un modelo de vida más sostenible».

Por ejemplo, «desde la Universidad Europea ofrecemos instalaciones y un equipo humano de un nivel muy alto, de forma que podemos formar a nuestros estudiantes con contenidos actualizados y desarrollando prácticas, simulaciones y proyectos que permitan una mayor adquisición de herramientas para cuando entren al mundo profesional», apunta Luna.

«Además, contamos con cerca de una decena de programas para formar a estos profesionales. Programas como el Máster Universitario en Gestión Ambiental, el Máster en Derechos Humanos, el Máster en Energías Renovables, el Máster en Educación Intercultural o el Máster Universitario en Salud Pública», añade.

Inteligencia artificial

Además, Álvaro Luna destaca que la importancia de la formación y el conocimiento para el uso de la inteligencia artificial en el ámbito del estudio de la biodiversidad. Destaca que en él «se están dando pasos importantes para su empleo en el monitoreo de especies y procesos naturales».

Pone como ejemplo su utilidad para el «modelado predictivo de hábitats a fin de valorar escenarios futuros para los mismos e identificar áreas prioritarias para la conservación, para análisis de datos genómicos que permitan comprender mejor la diversidad genética de las especies y su adaptabilidad a los cambios ambientales o para detección y prevención de la caza furtiva, entre otras cosas», concluye el experto.