Menstruación sostenible

Compresas, tampones, bragas y copas: ¿Qué producto menstrual es más sostenible?

Aproximadamente 1.800 millones de mujeres y niñas menstrúan cada mes en todo el mundo

La menstruación sostenible cuenta ya con un amplio respaldo social en España

El bajo precio es un componente esencial de los productos de menstruación sostenible

A lo largo de su vida fértil, una mujer utilizará alrededor de 15.000 tampones o compresas, según datos de la OCU, lo que provoca un inevitable impacto poco sostenible en términos ambientales, sobre todo cuando se trata de productos de un sólo uso abocados a terminar, en multitud de ocasiones, en el vertedero.

Las estimaciones más recientes calculan que, aproximadamente, unos 1.800 millones de mujeres en todo el mundo menstrúan cada mes. De entre todas las opciones disponibles, las compresas desechables, que a veces contienen hasta un 90% de materiales plásticos no biodegradables, siguen siendo las más empleadas.

Por todos estos motivos, cada vez son más las mujeres que buscan alternativas a los productos menstruales de un solo uso, a fin de reducir esta elevada huella ecológica que abarca tanto la producción de compresas y tampones, como la posterior gestión de los residuos resultantes.

Comparación

Uno de los estudios comparativos más relevantes que se han realizado hasta la fecha en relación con el coste ambiental de los productos menstruales fue el llevado a cabo por un grupo de científicos franceses y estadounidenses.

En dicha investigación, publicada en la revista científica ScienceDirect, se analiza el ciclo de vida completo, desde la producción hasta la eliminación del residuo, de tampones y compresas, tanto de un solo uso como reutilizables, así como de bragas y copas menstruales.

Para evaluar dicho impacto, se tuvo en cuenta un total de ocho indicadores de impacto ambiental, como son la contribución al cambio climático; los recursos fósiles; el uso de la tierra; el uso del agua; los posibles efectos cancerígenos; la ecotoxicidad del material, la acidificación y, por último, la eutrofización.

También se estudiaron las diferencias en cuanto a hábitos de consumo en los países estudiados, que fueron Estados Unidos, Francia y la India.

Menor impacto en los reutilizables

En este sentido, la primera conclusión que arroja el estudio es que «los productos menstruales reutilizables tienen un impacto ambiental significativamente menor que los desechables», aseguran los investigadores.

Además, las compresas desechables, tanto las basadas en materiales ecológicos como convencionales, son las que muestran un mayor impacto en todas las categorías, excepto en el uso del agua.

Orgánico pero menos sostenible

Un resultado que sorprendió a los propios científicos es que las compresas de algodón orgánico tienen mayor impacto que las basadas en materiales no orgánicos.

«La mayoría de estos impactos resultan de la producción de semillas de algodón orgánico: más del 90% para el uso de la tierra y carcinógenos; 80% para ecotoxicidad; casi 60% para acidificación; y más del 97% para los impactos de eutrofización», detalla el estudio.

Esto es así, entre otras cosas, porque se necesita más agua y tierra para producir algodón orgánico que algodón convencional.

Un claro ganador

La investigación considera que, de todos los productos relacionados con la menstruación, hay uno que es, claramente, el más sostenible: «Las copas menstruales tienen la puntuación de impacto más baja en todos los indicadores y países, con una puntuación un 99 % inferior a la de los tampones desechables no orgánicos».

En segundo lugar, se sitúan las bragas menstruales, debido a su doble función como ropa interior y absorbente menstrual. A continuación, figuran los productos reutilizables, y por último, y como ya se ha señalado, los productos con mayor impacto son los desechables de un solo uso.

Aceptación social

Un hecho importante si hablamos de los productos menstruales ecológicos es su creciente conocimiento y apoyo en nuestro país. Así lo afirma otro estudio de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), titulado Menstruación sostenible, un cambio en las reglas: del continuismo a la concienciación, del que se hizo eco la Revista de Marketing y Publicidad.

En dicho trabajo se destaca que este tipo de alternativas les resultan familiares a la mayoría de las mujeres españolas. Tan sólo un 3% de las mismas declaró no tener conocimiento alguno sobre menstruación sostenible y productos menstruales respetuosos con el medioambiente.

«Cuando se introduce la variable medioambiental y se cuestiona el impacto de estos productos sostenibles enfrentándolos a los desechables tradicionales, los hallazgos respaldan la idea de que existe una percepción generalizada a favor de los productos sustentables de higiene menstrual», sostienen las autoras del estudio.

En el texto también se insiste en la «importancia de promover, informar y difundir sobre los beneficios y ventajas de las compresas reutilizables o las copas y bragas menstruales, como herramientas sostenibles que limitan el impacto antropogénico para el entorno» para profundizar en este cambio social.

Ahorro económico

Entre los factores que más influyen en esta valoración positiva destacan el ahorro económico y la preocupación medioambiental. La copa menstrual es la opción preferida para la mayoría de las personas encuestadas, seguida de las bragas menstruales.

En relación con el citado ahorro, la OCU calcula que el precio medio de una copa menstrual es de alrededor de 25 euros. Dado que su vida útil es de cinco años, el coste anual se sitúa en cinco euros.

En el caso de las bragas mensuales, la horquilla es muy amplia, con precios que oscilan entre los 10 y los 35 euros por unidad, aproximadamente. Si son de buena calidad, su vida útil puede durar entre 2 y 5 años. También hay que tener en cuenta, a la hora de realizar estas estimaciones, que a menudo las usuarias combinan el empleo de varios productos menstruales a la vez.