ENTREVISTA OKGREEN

Adiós a las fotos de Instagram en los campos de lavanda: los agricultores alertan de su desaparición

Entrevista a Abelardo Carrillo, presidente de la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales

Una letal plaga de gusanos y la crisis del sector ponen en peligro los míticos paisajes de los campos de lavanda

  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Los míticos y bellos campos de lavanda y de lavandín, un híbrido entre el espliego y la lavanda, están en peligro a causa de un gusano, de una plaga que está devorando sin perdón las flores violetas que caracterizan unos paisajes que hacen las delicias de fotógrafos y turistas.

Pero, detrás de estas bellas estampas que corren por las redes, al ser muy atractivas e instagrameables, existe toda una industria que debe sacar rendimiento a los campos de lavanda, un cultivo que está muy extendido por toda España.

Desde OKGREEN hemos mantenido una conversación con Abelardo Carrillo, propietario de uno de estos cultivos en Villares del Saz (Cuenca) y presidente de la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (ANIPAM).

Lo primero que nos apunta es que representan a los agricultores de estos campos de lavanda, pero que su trabajo no da los réditos suficientes, ni por cultivarlos, ni por la riqueza turística que aportan.

Agricultores autores de paisajes

«Los agricultores producen el motivo turístico. Son los autores de los paisajes que la gente aprecia para el turismo de fotografía. Pero los agricultores, de toda esa riqueza, no ven ni un euro. No disfrutamos de ninguna manera el valor que creamos, porque lo que hacemos es generar belleza, generar paisajes, pero en absoluto obtenemos resultados económicos de esta belleza que creamos», se lamenta el agricultor y presidente.

Unos campos de lavanda que atraen a miles de turistas en la época de floración, que buscan hacerse la foto rodeados del color violeta de sus cultivos, que viajan hasta estos llamativos territorios y dejan ingresos…

«Nosotros creamos la belleza, creamos el motivo turístico para generar visitas. Pero quien se lleva la riqueza de todo esto son los ayuntamientos, la hostelería o los negocios alrededor gracias al turismo que generamos. Nosotros no nos llevamos nada», profundiza Abelardo.

Las plagas y la crisis

Nos ponemos al habla con él para conocer de cerca los problemas que está causando una plaga que actualmente está afectando de manera preocupante y pertinaz a los campos de lavanda de la zona de la Alcarria, entre Guadalajara y Cuenca. Y descubrimos que la plaga no es el mayor de los problemas que tiene el sector.

Carrillo nos explica que «el cultivo de la lavanda y el lavandín está extendido por toda España. Hay grandes extensiones en Murcia, Albacete, Cuenca, Guadalajara, Valladolid, Burgos, Palencia, Soria y en Navarra», desgrana sin titubear.

Campos de lavanda en Brihuega, Guadalajara, en la Comunidad de Castilla-La Mancha

Apunta que la geografía nacional de estos campos está muy extendida para explicar y sacar a colación que «la notoriedad turística que ha adquirido Brihuega hace que parezca que todo el lavandín o la lavanda esté concentrada en Brihuega. Esto no es así».

«Estamos cultivando alrededor de 12.000 hectáreas por toda España. Es verdad que la mayor concentración está en la Alcarria, en Guadalajara y entre Guadalajara y Cuenca», apunta Abelardo para alertar que la propagación de esta plaga «es impredecible».

Una plaga incontrolable

Impredecible porque la plaga se traslada de una parcela a otra con una rapidez que no se puede controlar. Actualmente, «este contagio está en la zona de Guadalajara, pero hace siete años hubo una plaga parecida en Cuenca. También ese mismo año la hubo en Guadalajara. El año pasado, en la Provenza, en Francia. Estamos, un poco al albur de las condiciones climáticas, que son las que propagan la plaga», comenta Carrillo.

La responsable de este desastre es la plaga de la Helicoverpa Armigera, una letal oruga o gusano de la col (por estar presente habitualmente en esta hortaliza o similares), que ha aprovechado un invierno inusualmente cálido para sobrevivir al habitual frío que regula su población. Ante la falta de bajas temperaturas, las larvas permanecen, crecen como gusanos y se transforman en mariposas con la ayuda de la primavera.

«Las mariposas finalmente ponen millones de huevos. Esos millones de huevos dan lugar a millones de larvas de orugas que tienen un desarrollo de veintitantos días y en ese breve period son muy voraces, se comen todo lo que pillan», se lamenta el agricultor.

El aceite de lavanda es uno de los productos que se aplican a la cosmética y a la perfumería

Un aceite esencial sin salida

Las lavandas florecen habitualmente entre finales de primavera y mediados de verano, por lo que ahora están en plena de campaña de cosecha de una flor que proporciona un aceite esencial que generalmente se vende a las empresas relacionadas con la higiene, la perfumería y la cosmética.

«Otro de los problemas, probablemente más grave que el de la plaga que tenemos, es que los mercados en estos momentos están por los suelos. Desde hace tres años no somos capaces de vender un solo kilo de aceite esencial», apunta Carrillo.

Dos problemas que se ciernen sobre los campos de lavanda: la plaga y el mercado. Pero el verdadero peligro es que al final «la lavanda sea tan poco rentable que se acaben levantando las plantaciones y acabemos sin ningún tipo de cultivo. Y eso es algo que está ahí. Por eso decimos que necesitaríamos una ayuda de emergencia para este tipo de situaciones», explica Abelardo.

El segundo productor del mundo

Una situación que no se corresponde con la importancia que tiene España en el mercado, al ser la segunda potencia del mundo en plantas aromáticas. En estos momentos están solicitando al Gobierno regional de Castilla – La Mancha que el 10 % de los campos de lavanda, que están obligados a dejar sin cosechar hasta el 1 de octubre por temas de biodiversidad, se siegue para eliminar totalmente la plaga.

«Nosotros pedimos que, basándonos en esta circunstancia excepcional  como es la aparición de la plaga, se levante esa restricción del 10 %, es decir, que podamos segar el 100 % de nuestra plantación, entre otras cosas porque si dejamos sin segar ese 10 %, lo que estaremos haciendo probablemente es facilitar el pasto del gusano y que se siga reproduciendo», señala el presidente de ANIPAM.

Siega preventiva

Tras la entrevista con el presidente de la asociación, finalmente el pasado miércoles Castilla – La Mancha accedió a esta petición de segar la totalidad de los campos de lavanda afectados por la plaga «una decisión que llega en el momento justo para poder aprovechar la cosecha», según nos confirmó posteriormente Carrillo.

El informe realizado por la autoridad competente en sanidad vegetal indica que «urge proceder al cosechado inmediato de estas parcelas afectadas para evitar la pérdida de rendimientos que se estima que pueda provocar la presencia masiva de esta oruga».

Además de esta petición, solicitan un apoyo financiero urgente y coyuntural. «Llevamos entre tres y cuatro años sin vender nuestras cosechas. Es decir, estamos en una crisis económica absoluta. Nuestras explotaciones no tienen ingresos y eso es algo muy grave que todo el mundo entiende que afecta a la viabilidad de las empresas, de las explotaciones» apunta Abelardo.

Los campos de lavanda se han convertido en un atractivo para el turismo

Percibir un retorno

«Decimos a la comunidad es que si la lavanda ha creado riqueza, riqueza social y económica, pues lo que pedimos es que parte de esa riqueza creada se aplique por un año de manera excepcional para asegurar la viabilidad de las explotaciones. Y lo hemos cuantificado. No es más allá de 700.000 euros de las cantidades tan ingentes que nosotros hemos facilitado como creación de riqueza», solicita este agricultor que representa al sector.

«Lo que pedimos es que, por una vez, de manera urgente y en una cantidad perfectamente admisible por la comunidad, se nos permita disponer de una ayuda de emergencia que garantice la supervivencia del cultivo», alerta con voz calmada, pero firme, Carrillo.

La investigación como solución

Al ser una potencia mundial en plantas aromáticas, la tercera de las peticiones del sector, es que haya más investigación alrededor de este cultivo, apuntan los agricultores.

«No puede ser que nos sorprenda una plaga como esta sin saber cómo reaccionar desde el punto de vista de los tratamientos a la planta», recalca Carrillo.

«Necesitamos un sistema de investigación que nos ayude a conocer las prácticas agronómicas, las variedades vegetales, los sistemas de destilación, los sistemas de calidad, las aplicaciones y los desarrollos sobre los usos del aceite esencial. Todo eso es fundamental conocerlo para que España esté a la altura de su capacidad de producción», asevera con convencimiento.

Para justificar este esfuerzo investigador, Abelardo Carrillo explica que «las plantas aromáticas son unas variedades vegetales que se dan en la cuenca mediterránea, en su ribera norte. Ningún país de la cuenca del Mediterráneo tiene tanta capacidad de producción como tenemos nosotros. Francia es la mayor productora de aceite esencial de lavanda y de lavandín. Bueno, pero porque lo llevan haciendo doscientos años».

La localidad de Brihuega ha sabido sacar partido al atractivo de los campos de lavanda. Mientras, los agricultores afirman no tener un retorno de los paisajes que crean con su actividad

Falta de conocimiento

Apunta que, en comparación con Francia, «nosotros llevamos quince años produciendo de manera generalizada la lavanda y tenemos mucha más capacidad de crecer que ellos. Lo que no puede ser es que no sepamos cómo hacerlo y que nos falte conocimiento científico. Eso es lo que demandamos también a la comunidad».

Al final de la conversación nos reitera que si «el Estado está recaudando dinero a través del sistema impositivo gracias al trabajo de los agricultores, qué menos que, por una vez, se nos permita gozar de una cierta ayuda de emergencia financiera para seguir creando belleza y estudiar cómo ayudar una producción que está en crisis», sentencia Abelardo.