Tráfico

Lo nunca visto: el plan de Cataluña para reducir el tráfico en Barcelona

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las Rondas de Barcelona (la Ronda Litoral (B-10) y la Ronda de Dalt (B-20)) son ejes imprescindibles para la movilidad metropolitana. Miles de conductores circulan a diario por ellas para entrar, atravesar o salir de la ciudad, y cualquier incidencia, por pequeña que sea, puede desencadenar retenciones kilométricas. En este contexto, el Servei Català de Trànsit (SCT) ha puesto en marcha un proceso de estudio para diseñar un plan de seguridad vial y movilidad que permita mejorar la fluidez, reducir la siniestralidad y optimizar la eficiencia de estas vías. La iniciativa surge tras la propuesta del Ayuntamiento de Barcelona, que ha solicitado formalmente trabajar en un plan específico para las rondas dentro de una estrategia global de seguridad vial para toda la ciudad.

El SCT ha aceptado el encargo y ha anunciado que estudiará la implementación de «microsoluciones», pequeñas actuaciones de bajo impacto en la infraestructura pero con capacidad para aliviar la congestión en los puntos más conflictivos. Entre las medidas que hay sobre la mesa destaca la posibilidad de colocar semáforos «relámpago» que sólo funcionan cuando hay mucho tráfico para regular la incorporación de coches en las Rondas. Aunque su uso en España todavía es muy limitado, el SCT considera que podría ser efectiva en accesos especialmente sensibles.

El plan para dosificar el tráfico en las Rondas de Barcelona

En una entrevista de Europa Press, el director del SCT, Ramon Lamiel ,ha expresado que «son vías muy comprometidas en muchas horas del día y en momentos muy determinados».  Las Rondas de Barcelona ya disponen un sistema de barreras en distintos puntos: «nos gustaría, ahora que tenemos la oportunidad de repensarlas, darles otra visión», ha añadido.

Las Rondas son vías interurbanas integradas en un entorno urbano con múltiples entradas y salidas muy próximas entre sí, lo que complica la gestión del tráfico, Según Lamiel, «sufren mucho cuando hay incidencias»: desde un coche averiado hasta una pequeña colisión pueden colapsar  la circulación durante horas. Con este nuevo plan de seguridad vial, Trànsit quiere estudiar cómo mejorar el funcionamiento de las Rondas sin necesidad de grandes obra. La idea es trabajar con intervenciones rápidas y económicas.

Vías de incorporación

Las entradas a las Rondas de Barcelona son uno de los críticos de la red viaria, ya que algunas están demasiado próximas entre sí y otras provocan embudos. Ahora, el objetivo es estudiar el diseño y la ubicación de cada vía de acceso, así como el flujo de tráfico que soporta. A partir de este diagnóstico, se podrían aplicar medidas como ajustes en la señalización, reordenación de carriles, ampliación puntual de accesos o la instalación de semáforos «relámpago». Estos semáforos funcionarían únicamente en horas punta para evitar que se incorporen demasiados vehículos al mismo tiempo.

Las Rondas de Barcelona ya cuentan con un sistema de barreras en diversos puntos que permite cerrar accesos o regular el tráfico El SCT quiere aprovechar esta infraestructura para reevaluar su uso y estudiar si se puede integrar en un sistema más coordinado de gestión del tráfico.

Enfoque territorial

El plan de Trànsit también analizará los puntos perimetrales que afectan directa o indirectamente al funcionamiento de las Rondas:

El objetivo es estudiar si se pueden aplicar medidas similares a las que se están valorando para las Rondas: semáforos dosificadores, redistribución de flujos, reordenación de accesos o mejoras en señalización y coordinación con los Mossos d’Esquadra.

Una mirada al futuro

El anuncio del plan abre la puerta a un replanteamiento más profundo del papel que deben tener las Rondas en la movilidad del área metropolitana. Las medidas planteadas también buscan preparar estas vías para los retos de los próximos años: mayor presencia de vehículos eléctricos, nuevas tendencias en movilidad laboral, aumento de la distribución urbana de mercancías y transformación urbanística de zonas como el entorno del Camp Nou o la Sagrera. Lamiel ha insistido en que esta es la oportunidad de «dar otra visión» a unas infraestructuras que llevan décadas funcionando bajo el mismo modelo.

Finalmente, el Servei Català de Trànsit señala que los radares fijos de velocidad han demostrado ser muy efectivos en la reducción de la accidentalidad en las carreteras catalanas. Según los últimos informes, estos dispositivos han evitado 1.610 accidentes con heridos (372 de ellos graves o mortales) entre 2002 y 2023. El estudio muestra que los radares reducen un 31% los accidentes con heridos y un 20% los graves o mortales, llegando al 50% a partir del duodécimo año de funcionamiento, lo que indica un cambio de conducta en los conductores. Actualmente, Cataluña cuenta con 131 dispositivos fijos señalizados, instalados precisamente en puntos críticos. La consejera Parlon subraya que estos datos refuerzan la necesidad de seguir ampliando y evaluando estas medidas para mejorar la seguridad vial.