Los síntomas de que tu gato está envejeciendo: así es como puedes detectarlo
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Los gatos son criaturas «misteriosas» que, a menudo, esconden muy bien lo que sienten. Cuando se hacen mayores, no es raro que pasen mucho más tiempo durmiendo y menos jugando, pero esto no siempre es evidente para los dueños. Y es que, al igual que nosotros, ellos también envejecen, y ese proceso trae consigo ciertos cambios que, si se detectan a tiempo, pueden mejorar considerablemente su calidad de vida. Saber reconocer cuándo un gato está envejeciendo es fundamental para darle los cuidados adecuados y anticiparse a posibles enfermedades.
Aunque la esperanza de vida de un gato doméstico puede superar fácilmente los 15 años, e incluso alcanzar los 20 o más, el envejecimiento no sucede de forma repentina. En general, los expertos coinciden en que la transición hacia la vejez empieza alrededor de los siete años, un momento que podríamos comparar con la mediana edad en humanos. Pero las señales más evidentes y preocupantes suelen aparecer cuando el gato supera los 10 años.
Claves para saber que el gato está envejeciendo
A partir de los siete años, el gato puede presentar algunos cambios en su comportamiento o rutina diaria, pero la mayoría de estos cambios suele pasar inadvertidos. Por ejemplo, puede dormir más tiempo o estar menos activo, pero sin que haya un problema claro. A partir de los 11 años, sin embargo, los cambios empiezan a ser más notorios y pueden afectar a distintas partes del cuerpo del cuerpo, desde el metabolismo hasta la movilidad, la visión o incluso la salud dental.
No siempre se trata simplemente de un «envejecimiento normal», ya que muchos de estos síntomas pueden ser indicativos de enfermedades que, si no se tratan a tiempo, afectan seriamente la calidad de vida del gato.
Uno de los primeros signos visible es la disminución de su actividad física. Si antes era un gato juguetón y curioso, ahora puede pasar la mayor parte del día durmiendo o descansando. Este aumento del tiempo de descanso puede ser normal, pero también puede estar relacionado con problemas articulares como la artritis o con la pérdida de masa muscular conocida como sarcopenia.
Los cambios en el peso corporal son otro indicio importante. Algunos gatos mayores pierden peso a pesar de mantener un apetito aparentemente normal, lo cual puede ser síntoma de enfermedades como hipertiroidismo, diabetes o insuficiencia renal crónica. Por otro lado, un aumento repentino de peso también puede ser señal de problemas metabólicos o falta de actividad. Mantener un control regular del peso y observar su alimentación es fundamental para detectar a tiempo estas alteraciones.
La salud dental también suele deteriorarse con la edad. Problemas como la gingivitis, la enfermedad periodontal o la reabsorción dental son comunes en gatos mayores y pueden provocar dolor y dificultades para comer. Un gato que evita ciertos alimentos o muestra mal aliento persistente necesita una evaluación odontológica para evitar que estas dolencias afecten su salud general.
Cambios en el comportamiento
El comportamiento de los gatos también puede cambiar significativamente a medida que envejecen, y estos cambios pueden ser indicadores importantes de que su salud mental está sufriendo algún deterioro. Es habitual que los felinos mayores se vuelvan más irritables o ansiosos, reaccionando de manera más brusca a estímulos que antes no les afectaban.
Por ejemplo, un gato que solía ser tranquilo y cariñoso puede empezar a mostrar señales de nerviosismo, evitar el contacto o incluso reaccionar agresivamente sin una causa aparente. Estos comportamientos suelen alarmar a los dueños, pero muchas veces están vinculados a procesos relacionados con el envejecimiento cerebral.
Otra señal clara que suele manifestarse es el aumento en las vocalizaciones, especialmente durante la noche. Mientras que los gatos jóvenes suelen ser más activos en horas nocturnas, en los mayores esta actividad vocal puede indicar desorientación, estrés o ansiedad. El gato puede maullar de forma insistente, como buscando atención o porque no reconoce su entorno o incluso a las personas que lo rodean.
Mientras, la desorientación es habitual en felinos que atraviesan un proceso llamado síndrome de disfunción cognitiva felina, que se asemeja al Alzheimer en humanos. Este trastorno afecta la memoria, el aprendizaje y el reconocimiento, lo que lleva a que el gato se pierda en espacios familiares, se confunda con su entorno o no responda adecuadamente a estímulos cotidianos.
Puede mostrar signos de ansiedad o estrés, o simplemente parecer «ausente», como si estuviera desconectado del mundo que lo rodea. En casos más avanzados, puede incluso olvidarse de sus hábitos de higiene o de alimentación.
El paso del tiempo es inevitable, pero con la atención adecuada y el cariño de sus dueños, el envejecimiento del gato puede ser una etapa plena y feliz. Observar sus cambios, llevarle al veterinario con regularidad y adaptar su entorno demuestra un compromiso fundamental con su bienestar. Reconocer cuándo un gato comienza está envejeciendo y actuar en consecuencia es una muestra de amor que garantiza que se mantenga fuerte y saludable.
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