El significado de que tu perro te ponga las patas encima, según los veterinarios
El vínculo entre los humanos y los perros es uno de los más especiales y profundos del mundo animal. Quienes comparten su vida con un perro saben que los gestos de estos animales están cargados de intención, aunque no siempre sepamos interpretarlos correctamente. Desde un simple movimiento de orejas hasta una mirada fija, todo forma parte de su lenguaje. Uno de los comportamientos más comunes y entrañables es cuando el perro pone sus patas encima de nosotros. Este gesto, que muchas veces se da de manera espontánea, tiene distintas interpretaciones, y lejos de ser un simple acto reflejo, suele estar lleno de significado.
La ciencia veterinaria y el estudio del comportamiento animal han arrojado luz sobre este gesto, conocido popularmente como «pawing». Comprender qué hay detrás de esta acción puede ayudarnos a interpretar mejor a nuestras mascotas y a fortalecer el lazo que compartimos con ellas. Es, en definitiva, una invitación a prestar atención, a escuchar más allá de las palabras, y a reconocer la forma en que nuestros perros buscan comunicarse con nosotros.
¿Por qué tu perro te pone las patas encima?
Los perros no necesitan hablar para hacerse entender. A través del lenguaje corporal, el contacto visual, los sonidos y las posturas, son capaces de transmitir una amplia gama de emociones e intenciones. Entre esos recursos, el uso de las patas juega un papel fundamental. Desde cachorros, los perros aprenden que el contacto físico con sus dueños puede generar respuestas inmediatas: una caricia, una sonrisa, una golosina, una orden. Así, descubren que poner sus patas encima de una persona es una herramienta de comunicación muy efectiva.
Afecto y conexión emocional
Uno de los significados más frecuentes del «pawing» es el deseo de mantener el contacto emocional. Cuando el perro está relajado, con el cuerpo tranquilo, las orejas en posición neutra y su pata descansa suavemente sobre la pierna de su humano, probablemente está expresando cariño. En estos casos, es como si dijera «me gusta estar contigo» o «no quiero que te vayas». Es una forma de prolongar el momento compartido y una clara señal de apego.
Pedir algo: desde juegos hasta comida
En otras ocasiones, el gesto no tiene tanto que ver con el afecto como con una necesidad específica. Si el perro coloca la pata de forma insistente, con pequeños golpecitos o acompañado de ladridos, es muy probable que esté pidiendo algo. Puede que tenga hambre, que quiera salir a pasear, que necesite atención o que quiera jugar.
Este comportamiento suele ir acompañado de otras señales que pueden ayudarnos a interpretar su mensaje. Por ejemplo, si mira hacia la puerta, probablemente quiera salir. Si se dirige hacia el armario de las chuches o el comedero, está pidiendo comida. En estos casos, es fundamental no sólo observar el gesto, sino leer el conjunto de señales que lo acompañan para no malinterpretarlo.
Una búsqueda de seguridad y consuelo
Hay momentos en los que el «pawing» responde a un estado de inseguridad o ansiedad. Un perro nervioso o estresado puede buscar el contacto físico como forma de calmarse. Si, por ejemplo, durante una tormenta o tras un susto el perro se acerca y pone su pata sobre ti, puede estar buscando consuelo y protección. En estas situaciones, suele haber otros indicadores: respiración agitada, orejas hacia atrás, mirada inquieta o incluso temblores.
En estos casos, lo más recomendable es acompañar al animal con gestos tranquilos y reconfortantes. Evitar gritar, no sobreestimularlo y ofrecerle un lugar seguro dentro de casa puede marcar la diferencia. Si esta conducta se repite con frecuencia o se vuelve muy dependiente, podría ser síntoma de una ansiedad más profunda, como la ansiedad por separación, que requiere atención profesional.
Alerta o advertencia: algo llama su atención
Los perros también pueden usar su pata para alertarnos de algo. En ocasiones, el gesto puede ser una forma de señalar que han percibido un cambio en el entorno. Puede que hayan escuchado un ruido extraño, visto algo fuera de lugar o captado un olor inusual. En estos momentos, el «pawing» puede ir acompañado de mirada fija hacia un punto, postura de alerta, cola levantada o incluso ladridos contenidos.
No es una señal de alarma en sí misma, pero sí una manera de comunicar que algo ha cambiado. En este contexto, prestar atención a lo que el perro está observando puede ayudarnos a entender mejor su reacción y, si es necesario, intervenir.
¿Debemos responder?
No siempre. Sin embargo, si bien muchas veces este gesto tiene un trasfondo emocional o comunicativo sano, hay casos en los que puede convertirse en una conducta obsesiva. Algunos perros, sobre todo aquellos con problemas de comportamiento, pueden utilizar el «pawing» como forma de obtener atención constante. Si cada vez el perro pone las patas encima, recibe una respuesta, refuerza esa conducta y puede derivar en una dependencia emocional o ansiedad.
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