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Ni 10 ni 20 grados: ésta es la temperatura a la que los gatos pasan frío, según una veterinaria

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los gatos son animales con una gran capacidad de adaptación, capaces de sobrevivir y prosperar en entornos muy distintos. Teniendo esto en cuenta, muchas personas creen que no pasan frío en invierno gracias a su pelaje, pero la realidad es más compleja. Si bien es cierto que su cuerpo está preparado para soportar temperaturas relativamente bajas, existe un límite a partir del cual su salud puede verse seriamente comprometida.

A medida que avanza el otoño, los gatos experimentan una muda natural que les permite dejar atrás el pelo fino del verano y desarrollar un pelaje invernal más denso. Esta adaptación fisiológica es esencial, pero no es suficiente para mantenerlos completamente protegidos frente al frío extremo.

¿A qué temperatura pasan frío los gatos?

Para entender los riesgos, lo primero es conocer que la temperatura corporal normal de los gatos oscila entre 37,7°C y 38,9°. Cuando la temperatura baja hasta situarse entre 35,5°C y 37,7°C, se considera un caso de hipotermia leve, pero si desciende hasta los 32°C, se trata de una hipotermia severa que requiere intervención veterinaria urgente, ya que el corazón, el sistema circulatorio y la respuesta neuromuscular pueden colapsar.

Si el entorno es frío, el cuerpo del gato reacciona reduciendo el flujo sanguíneo hacia las extremidades (especialmente orejas, cola y almohadillas) para conservar el calor en los órganos vitales. Por lo tanto, si estas zonas están muy frías, rígidas o pálidas, el gato ha empezado a sufrir los primeros efectos del frío extremo.

Generalmente, esta señal de alarma se acompaña de otros síntomas: temblores, respiración lenta, desorientación, letargo… El gato buscará desesperadamente cualquier fuente de calor, como mantas, aparatos electrónicos o radiadores.

¿Pueden pasar la noche fuera?

Muchos gatos viven al aire libre durante buena parte del año, pero durante los meses de invierno, la noche es un momento especialmente crítico por la bajada de temperaturas. Aunque algunos soportan bien el frío, la mayoría empieza a sufrir molestias cuando el termómetro cae por debajo de 5°C. La capacidad de un gato para tolerar la noche a la intemperie depende de muchos factores: su edad, su salud, su tipo de pelaje e incluso su masa muscular y grasa corporal. Los gatos jóvenes y los mayores, así como aquellos con enfermedades crónicas, son mucho más vulnerables.

Asimismo, la nieve puede representar un peligro mayor que el frío en sí mismo. Sus almohadillas son extremadamente sensibles, y caminar sobre superficies heladas puede causarles dolor, grietas o incluso pequeñas quemaduras por frío. Además, muchos gatos tienden a lamer la nieve por curiosidad, lo que puede causar problemas digestivos, rinitis e incluso infecciones respiratorias si su organismo ya está debilitado.

Razas más resistentes al frío

No todos los gatos tienen la misma capacidad para enfrentarse a temperaturas bajas. Las razas más resistentes al frío tienen tres características en común: pelaje largo y denso, subpelo abundante y alta temperatura corporal media, que suele acercarse a los 38,5°C. Entre ellas destacan:

Cómo preparar el hogar

Cuando llega el invierno y las temperaturas empiezan a bajar, es importante adaptar el hogar para que el gato esté protegido, cómodo y seguro. Para ello, lo primero es crear espacios donde pueda refugiarse; las camas térmicas o mantas calefactables para gatos son una buena opción, ya que que mantienen una temperatura constante y suave. También se pueden colocar cajas forradas con mantas de lana en distintos puntos de la casa.

La temperatura ideal para un gato doméstico se sitúa entre 20°C y 24°C. Los gatos mayores, con artrosis, o las razas sin pelo son especialmente sensibles, por lo que necesitan un ambiente aún más cálido.

Durante el invierno, muchos gatos gastan más energía para mantener su temperatura corporal, especialmente aquellos que salen al exterior. Por ello, los veterinarios recomiendan aumentar ligeramente la ración de comida y ofrecer comida húmeda templada, que es más apetitosa y ayuda a hidratar.

Finalmente, el pelaje es el abrigo natural de los gatos, por lo que es conveniente cepillar al gato con frecuencia y evitar los baños innecesarios en invierno. En definitiva, entender sus necesidades es la mejor forma de cuidar de su salud y asegurarles una vida larga y saludable.