¿Conoces el síndrome de la liebre parda?
Entre las enfermedades más curiosas de los animales, está el llamado síndrome de la liebre parda. ¿Lo habías escuchado alguna vez?
El síndrome de la liebre parda es una enfermedad contagiosa que afecta a la liebre europea y a la liebre de montaña. Algunas razas de conejos también se han mostrado propensas a la enfermedad; después de que aparece un brote, la enfermedad se vuelve endémica. El virus responsable de la infección es muy resistente, y puede permanecer activo hasta cuatro meses. Una vez que el virus circula, se contagia muy rápidamente.
¿Cómo se transmite el síndrome de la liebre parda?
El síndrome de la liebre parda fue detectado por primera vez en 1980. Durante algún tiempo se la vinculó a la liebre hemorrágica del conejo, pero no se trata de la misma enfermedad.
Se transmite por vía respiratoria y oral-fecal. La proximidad de los animales, la densidad de población, es un factor que facilita el contagio. Por eso la infección es muy rápida en comunidades muy pobladas. Afecta especialmente a liebres de más de 40 días de vida, es en ese grupo poblacional en la que se detectan más muertes. Las liebres menores suelen padecerla sin síntomas, en forma leve, y sobreviven.
Sin embargo, la naturaleza tiende a mantener las poblaciones estables, por lo que, si bien afecta, en condiciones naturales la mortandad no extermina. La evolución natural ha determinado que la especie esté desarrollando inmunidad. Esta patología no afecta a humanos ni a otros animales, pero estos pueden transformarse en vectores que contribuyan a la transmisión. Las aves y los insectos son agentes transmisores cuando conviven con animales infectados.
¿Existe tratamiento para el síndrome de la liebre parda?
No se ha validado ninguna vacuna de laboratorio ni ningún medicamento para evitar el contagio y tratar el síndrome de la liebre parda. Pero en la práctica se ha comprobado que inyectando suero de liebres infectadas a ejemplares sanos, se reduce la mortalidad. Pero la situación es muy diferente según se trate de criaderos controlados o de comunidades.
En las granjas, en las que se crían las liebres europeas con fines comerciales, el suero se administra como si fuera una vacuna. El animal genera sus propias defensas y se inmuniza. Si contrae la enfermedad, la padece levemente. Si el virus infecta a la población de una granja, inmediatamente se procede a cuarentenas y a desinfección de las instalaciones. La idea es evitar el contagio de las liebres infectadas con las sanas. También se protege a las liebres sanas evitando el contacto con otros animales.
La realidad es diferente en ecosistemas naturales, en los que la liebre vive y se reproduce sin intervención humana. En esos entornos es imposible de controlar.
Si bien esta enfermedad no es frecuente en mascotas, siempre hay que estar alerta. Es posible que tu liebre o conejo no presente síntomas específicos, pero si notas cambios en su comportamiento consulta a un profesional. Movimientos descoordinados, lentitud en los movimientos, falta de reflejo de huida, son reacciones que pueden manifestar el síndrome de la liebre parda.
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