Casi nadie lo sabe pero el ombligo de tu perro está escondido en esta parte
¿Alguna vez te has preguntado si tu perro tiene ombligo y, si es así, cómo es y dónde se encuentra? Hay quienes aseguran aseguran no haberlo visto nunca, y algunos incluso creen que los perros carecen de él. Sin embargo, todos los mamíferos placentarios nacen con un cordón umbilical y, por ende, tienen ombligo. Lo que ocurre es que el de los perros es muchísimo más discreto que el nuestro, y pasa prácticamente inadvertido.
Tanto en humanos como en perros, el ombligo es la cicatriz que deja el cordón umbilical cuando se desprende después del parto. Durante la gestación, este cordón es el que suministra oxígeno y nutrientes al feto a través de la placenta y, sin él, el cachorro no podría desarrollarse.
¿Dónde está el ombligo del perro?
«En el caso de los perros, la madre corta el cordón con los dientes minutos después del nacimiento. Lo limpia y lo separa, y el pequeño resto que queda unido al abdomen se seca y cae por sí solo a los pocos días», explica la veterinaria madrileña Laura Peña, especializada en neonatología animal. Y añade: «en la mayoría de las razas es muy difícil distinguirla una vez que el animal crece, porque no tiene la forma redondeada ni profunda que asociamos con el ombligo humano».
Pero, ¿dónde se encuentra exactamente? Está en la parte inferior del abdomen, entre el final del esternón y el inicio de las patas traseras. En muchos perros apenas se nota más que una pequeña hendidura o una zona ligeramente lisa entre el pelaje. En los cachorros recién nacidos, en cambio, puede verse un pequeño bulto rosado y húmedo que desaparece en pocos días.
Durante los primeros días de vida, es imprescindible cuidar la zona del ombligo y mantenerla muy limpia. Si se observa secreción, enrojecimiento o mal olor, hay que acudir con el cachorro al veterinario, ya que podría tratarse de una infección. En perros adultos, el cuidado es prácticamente nulo, ya que la piel cicatrizada no requiere ningún cuidado.
¿Por qué el ombligo del perro apenas se ve? Esto se explica por el tipo de piel y en el proceso de cicatrización. En los humanos, el cordón umbilical es más grueso y la cicatriz que deja es visible porque no se cubre de pelo. En los perros, en cambio, la recuperación es más rápida, el cordón es más fino y el crecimiento del pelaje lo oculta casi por completo. Además, en su anatomía, el ombligo no tiene ningún papel funcional ni estético.
Hernia umbilical
La hernia umbilical es una de las anomalías más habituales en cachorros, la cual se presenta como un bulto blando o firme justo en la línea media del abdomen. A veces solo contiene grasa, pero en otros casos puede incluir una pequeña porción del intestino.
«Lo detectamos con frecuencia durante las primeras revisiones veterinarias. Al principio no siempre causa dolor, pero si el tejido atrapado pierde irrigación o se inflama, puede convertirse en una urgencia quirúrgica», doctor Javier Llorente, de la Clínica Veterinaria VetSur (Sevilla), según recoge Noblecan.
En general, los veterinarios recomiendan observar su evolución hasta los seis meses de edad. En algunos casos leves, la hernia se cierra sola a medida el cachorro crece. Si no ocurre, el tratamiento más habitual es una pequeña cirugía que lo corrige y evita complicaciones futuras.
Otros mamíferos
El ombligo es una marca visible compartida por casi todos los mamíferos placentarios. Su origen es el mismo en todos los casos: el cordón umbilical.
Sin embargo, existen algunas excepciones dentro del reino animal. Los marsupiales, como los canguros y los koalas, y los monotremas, como el ornitorrinco y el equidna, no tienen ombligo en el mismo sentido que los mamíferos placentarios.
En el caso de los marsupiales, las crías nacen en un estado muy inmaduro y continúan su desarrollo en la bolsa materna. Aunque durante las primeras etapas embrionarias existe una conexión similar al cordón umbilical, éste se desprende antes del nacimiento, por lo que no deja una cicatriz visible.
El aspecto del ombligo varía de una especie a otra. En los cetáceos, por ejemplo, suele presentarse como una marca circular o una pequeña hendidura cerca de la aleta, perfectamente visible en ballenas y delfines cuando nadan cerca de la superficie. En animales como los caballos, las vacas o los cerdos, también se encuentra en el abdomen.
En los primates, incluido el ser humano, el ombligo tiende a ser más evidente por la ausencia de pelaje en el abdomen y porque la piel cicatriza de forma más lenta.
«El ombligo es una huella biológica universal en los mamíferos que dependen de la placenta. Es el testimonio físico de la conexión vital entre madre e hijo durante la gestación, y un recordatorio de que todos compartimos el mismo proceso de desarrollo, sin importar el tamaño o la especie».
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