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A Greenpeace no le gusta empuñar una pala: así está la acera de su sede 10 días después de la nevada

Entrada a la sede de Greenpeace en Madrid.
Entrada a la sede de Greenpeace en Madrid.

Los ecologistas de Greenpeace no tienen especial interés por empuñar una pala. La sede de esta organización verde en la calle Valores, número 1, en el distrito de Retiro, se mantiene 10 días después de la histórica nevada Filomena cubierta de un manto blanco.

Esta entidad social fundada en 1971 en Vancouver (Canadá) tiene oficinas en 55 países. Uno de esos cuarteles generales de la ONG está en el barrio de Estrella, en el cotizado distrito de Retiro en la capital. La organización, que tiene un presupuesto de 237 millones de euros anuales, parece ser que no tiene prisa por volver a la normalidad y que sus instalaciones sean accesibles a personas que por la nieve pueden caerse.

Precisamente una de sus últimas acciones que han comunicado ha sido una campaña para documentar gráficamente los impactos que el paso de la borrasca Filomena en la vida diaria de la sociedad en España. De esta forma, consideran que se conciencia a la gente por los peligros del calentamiento global y el cambio climático.

Han denunciado «dificultades en el acceso a energía y alimentos, así como el colapso de las comunicaciones». Ven en esto «las consecuencias del azote de un fenómeno meteorológico excepcionalmente extremo, que muestra la vulnerabilidad de la sociedad ante los cambios en el clima».

Aunque la sociedad madrileña esta semana ha recuperado prácticamente la normalidad, estos ecologistas siguen con varios centímetros de nieve en su sede. Frente a miles de vecinos que se han afanado en limpiar mínimamente las aceras frente a sus propiedades, Greenpeace parece que está esperando a que la nieve se diluya ella sola.

Entrada a la sede de Greenpeace en Madrid.
Entrada a la sede de Greenpeace en Madrid.

En todo caso, han lanzado una campaña para arrimar el ascua de Filomena a su sardina. «No nos vamos a cansar de decirlo, porque aún estamos a tiempo: debemos actuar ya o nos enfrentaremos a sucesos cada vez más extremos como temporales, inundaciones, sequías, grandes incendios y olas de calor, pero también otros menos probables como olas de frío e incluso huracanes, más propios de otras zonas», declaró José Luis García, coordinador del área de Cambio Climático de Greenpeace.

A su entender, «la única forma de defendernos de la emergencia climática es poner freno a la causa humana que la produce: hay que dejar de usar combustibles fósiles y reducir las emisiones a cero lo antes posible». Así mismo, Greenpeace defiende que «en estos momentos, es una cuestión de urgencia social» dar respuesta a los colectivos que están sufriendo temperaturas extremas e insiste en que «la lucha contra la pobreza energética pasa por mirar más allá de los bajos ingresos en el hogar y abordar la grave deficiencia energética de las viviendas, la brecha de género o los elevados precios de la energía, sustentados por un oligopolio energético que concentra entre el 80-90% de la cuota de mercado».

Finalmente, la organización propone una reforma del mercado eléctrico para «asegurar el suministro de forma sostenible a todas las personas, en la que la energía deje de estar en manos de unos pocos y se logre una emancipación energética de la ciudadanía gracias a las energías renovables». Aunque en el Gobierno central está Podemos, donde han estado varios altos cargos de Greenpeace como su portavoz Lorena Ruiz-Huerta, prefieren no cargar las tintas en exceso contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias por permitir una subida histórica de la luz.

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