Desmontando en Carabanchel el mito de que la educación concertada en Madrid es sólo cosa de ricos
La educación concertada madrileña convive día a día rodeada de prejuicios. La recientemente aprobada Ley Celaá que pretende asfixiarla en favor de la educación pública no ha ayudado a desbancar esos mitos sino que ha reforzado la hostilidad hacia ella de una parte de la población.
Para desmontar todas esas erróneas ideas preconcebidas, OKDIARIO ha hablado con el director del colegio concertado Arenales, José Luis Marrero, en el popular barrio de Carabanchel, donde estudian 1.200 alumnos de más de una decena de nacionalidades distintas.
Marrero invita a aquellos que piensen que la educación concertada es cosa de ‘pijos’ a visitar su colegio. «Igual que el nacionalismo se cura viajando, esos prejuicios sobre la educación concertada se curan viniendo a colegios como el mío», manifiesta.
Con alumnos de Carabanchel, Usera, Villaverde, Orcasitas, Entrevías… el colegio Arenales es un «cole de barrio, con niños de barrios de clase media-baja y baja y donde el 50% de los estudiantes son inmigrantes o hijos de inmigrantes» y donde conviven musulmanes, protestantes, anglicanos y católicos.
Por eso, Marrero no entiende por qué la gente tiene esos recelos hacía una opción educativa que considera esencial en un país democrático. «La educación concertada es una vía para que todo el mundo pueda elegir una educación acorde con las propias familias, que son las que tienen el derecho a elegir la educación de sus hijos», opina.
Así, cuantas más opciones haya para que los padres puedan elegir, mejor. Algo que no comparte la Ley Celaá, una normativa que no le gusta en absoluto al director de este centro que, además, convive en la misma parcela con otro de los ‘objetivos’ de la ministra de Educación, un colegio de educación especial.
«La Ley Celaá dice que el derecho a la educación es del Estado y que los hijos no son de los padres (queriendo decir que son del Estado). Estamos entrando en un terreno muy preocupante que me recuerda a las dictaduras del siglo pasado», advierte Marrero.
Para el director es imprescindible «facilitar al máximo la libertad de los padres» y aunque quiere pensar que los creadores de la Ley Orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE) -popularmente conocida como Ley Celaá- son «bienintencionados», considera que se han dejado aconsejar por posturas muy radicales que han influido en la confección de la ley.
El presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), Alfonso Aguiló, recuerda a OKDIARIO que la educación concertada existe en prácticamente todo el mundo occidental y «es la forma en la que personas sin recursos pueden acceder a una enseñanza plural».
Aguiló defiende que es «muy evidente» que la Ley Celaá está buscando una división entre la educación pública y la concertada que no debería existir. «Las leyes de educación deben ser para todos y no se tiene que hostigar a ningún sector, ni a la educación concertada ni a la especial ni diferenciarla de ninguna otra», agrega.
Datos que ponen de manifiesto la importancia de la educación concertada en la Comunidad de Madrid. Una región en la que, por suerte, según Marrero, «hay una apuesta evidente por la libertad de elección de las familias».
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