Comunidad de Madrid

Crecen las críticas de Más Madrid al «lastre de Yolanda Díaz» en plena guerra interna en Sumar

Yolanda Díaz, agricultores, trabajo, paro, fijos-discontinuos,
Yolanda Díaz, portavoz de Sumar.
Paula M. Gonzálvez

Los volantazos de Yolanda Díaz han abierto una brecha en el seno de Más Madrid, que reconoce una profunda decepción con la vicepresidenta segunda del Gobierno de Pedro Sánchez, además del temor a que la figura de la líder de Sumar, cada vez más cuestionada, pueda representar «un lastre» -dicen en privado- para la formación madrileña, que prefiere cerrar filas con Mónica García. Quizá la mejor explicación a la crítica que hace Más Madrid está en los elogios que el ex concejal Jorge García Castaño hacia el partido proetarra: «Los buenos resultados de Bildu hay que buscarlos en su dirección, su estrategia y su organización».

El entorno más cercano a Mónica García manifiesta en la intimidad su preocupación, cada vez mayor, ante la posibilidad de que Sumar, una marca que ya consideran destruida, arrastre consigo en su camino al precipicio a Más Madrid. De hecho, por ese abismo ya se ha precipitado Sumar en los territorios, en los que todo ha sido un desastre con la coalición de izquierdas de Díaz, tal y como describen. Solo hay que ver el resultado de las últimas elecciones gallegas y vascas. 

Mientras que Más Madrid quiere seguir dando cancha al feminismo, la igualdad o el ecologismo como rasgos de identidad del partido, Yolanda Díaz ha evolucionado públicamente una imagen frívola que puede llevar a Sumar a ser casi irrelevante en los próximos comicios. 

Ahora que Yolanda Díaz ha logrado persistir en el poder y mantener la silla en el gobierno de Sánchez sin logros de los que presumir en esta legislatura, su imagen política se ha visto fuertemente mermada. En cambio, en el lado opuesto Más Madrid sitúa a Mónica García, a la que sí respalda y aupa como una líder a la que seguir. De hecho, la ministra de Sanidad sí que mantiene los simpatizantes que Díaz ha perdido en sus filas.

Las comparaciones son odiosas, y en Más Madrid no evitan hacerlas. Entre Yolanda Díaz y Mónica García, gana por goleada la segunda como un perfil político que está muy por encima del que presenta en la actualidad la ministra de Trabajo y Economía Social, indican desde Más Madrid.

Los desencantados de Más Madrid también revelan sentirse mucho más atraídos por perfiles como el de Ernest Urtasun, con el que evidencian su afinidad. Díaz ha tenido un gran escaparate en el Gobierno de coalición, pero esa proyección no ha resultado ser una ventaja por la frivolidad que desprende. Ha sido el ministro de Cultura el que se ha mantenido mucho más fiel a la cara que mostró en el desarrollo de sus funciones previas a su entrada en Sumar, como la de su etapa en Los Verdes. En Urtasun sí que ven la identidad de Más Madrid que brilla por su ausencia en el personaje de Yolanda Díaz.

A estas alturas, las incoherencias de Yolanda Díaz se apilan en un monto importante de frivolidad. La fashionaria, un alias del que sacó pecho al recogerlo para su propia campaña, pidió recientemente que la gente usara ropa vieja a modo de «consumo responsable»  para resolver «el problema de la fast fashion (moda rápida)», mientras que ella llena su armario de prendas de Zara como ha destapada este domingo OKDIARIO. Fue una embestida más de muchas en las que nunca se ha cortado para mencionar a Amancio Ortega, aunque afirmó en TVE que era «una loca de Zara».  

También se le ha visto de compras en la casa de lujo Prada o luciendo una prenda de Sandro, de un precio superior a los 600 euros, como una consumidora más del mundo capitalista, mientras habla de subir el salario mínimo e insiste en sus proclamas comunistas. En esa misma entrevista en el programa Late Xou habló de lo «duro que es vivir en un Ministerio» y dijo que vivir en Madrid «es una condena». Díaz cumple su castigo en una casa de 443 metros cuadrados, una celda que paga el Estado.

Además, tachó a Alfonso Serrano, número 2 del PP de Ayuso, de machista cuando criticó el tiempo que pasaba «entre una peluquería y otra», a pesar de que ella es la primera que ha hecho de su reciclado look un reclamo (y una de las acepciones de este término es «reclamar atención»).

Tensión por las europeas

Ese ambiente de ruptura también se respira en las negociaciones para las europeas. La elaboración de las listas de Sumar, de cara a las elecciones a la Eurocámara del próximo 9 de junio, se le está atragantando a Yolanda Díaz. Tras los malos resultados electorales en Galicia, quedándose sin representación, y con unas malas perspectivas electorales en el País Vasco, la formación rosa fundada por la vicepresidenta segunda del Gobierno vive ahora con tensión por los puestos de salida de cara a la cita con las urnas comunitarias. Díaz ya ha sido informada, por parte de los dirigentes de Izquierda Unida, de que si no atiende a sus demandas tomarán represalias. Un nuevo golpe para la ministra de Trabajo y Economía Social que cada vez está más sola.

Todos los partidos que forman parte del conglomerado de Sumar quieren obtener un eurodiputado. Algo que se aventura complicado por la división del voto en el espacio político que representan. En el caso de Izquierda Unida, si no logran situar a su representante en los primeros puestos de la lista, incluso amenazan con presentarse en solitario e incluso irse al grupo mixto, en el caso de Compromís, aunque la formación valenciana ya lo ha resuelto y ha aprobado presentarse con Sumar a los comicios a cambio del tercer puesto en la lista-.

Esto haría que Díaz perdiera dos escaños más a los cuatro de Podemos que ya hicieran lo mismo el año pasado. Sumar pretendía hacer públicos los acuerdos para las listas a principios de esta semana y la negociación está «encallada» y «pendiendo de un hilo». De hecho las reuniones previstas para esta misma semana se han aplazado sine die. Pero el tiempo apremia.

Aunque inicialmente nadie quiso encabezar la lista, ya que supone tener que lidiar con la candidata de Podemos, Irene Montero, además de cargar con un posible fracaso electoral, el propio Sumar, los Comuns, Izquierda Unida y Más Madrid -cada vez más alejado de Díaz- se pelean por las primeras plazas tras la activista Estrella Galán, el fichaje estrella de Díaz con el que la vicepresidenta intentó esconder los ‘noes’ que había recibido por parte del exministro de Consumo, Alberto Garzón, o la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Incluso el nombre de Galán ha sido cuestionado por algunos, tanto por el dedazo de la líder de Sumar como, en el caso de Compromís, por el interés que ha mostrado en rehabilitar a la ex vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra.

Por ahora, fuentes de Sumar consultadas por este periódico, aseguran que «no va a haber cambios con la número uno» designada por Yolanda Díaz. Con el negociador de Díaz con los separatistas, Jaume Asens, también confirmado como número dos, Mónica Oltra se vio obligada a dimitir por una investigación judicial que analizó si encubrió a su exmarido o no en un caso de abusos a una menor tutelada, se tendría que conformar con el tercer puesto que ya se ha asegurado su partido. Casi al límite de los que la formación rosa tiene asegurados para los próximos cinco años en la Eurocámara.

Pero Izquierda Unida, que tras la dimisión del exministro Alberto Garzón como líder aspira a dirigir la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, también quería esa tercera posición. Como Más Madrid. Y ahí es dónde se le concentran los problemas a Yolanda Díaz y a la dirección de Sumar. Pues teniendo en cuenta los compromisos como el de la actual eurodiputada y dirigente cercana a la vicepresidenta, Maria Eugenia Rodríguez Palop, que «debería seguir», las organizaciones que conforman el partido rosa tendrán que hacer muchos equilibrios para estar satisfechos con la configuración de las listas. «Hay pocas plazas para las muchas exigencias», explica una colaboradora cercana a Díaz, que admite «cierta preocupación» por como puede acabar todo.

Si bien en el entorno de la ministra quieren imprimir optimismo a como se puede solucionar todo, vislumbrando un acuerdo que no se antoja fácil a día de hoy, no esconden que «hay un riesgo real de ruptura». Como ocurrió también con las listas de las elecciones generales del pasado 23 de julio. Un movimiento en esta dirección debilitaría aún más a la coalición de Gobierno. En Sumar reconocen que «es muy difícil lidiar con todos los egos de todas las siglas», señalan, apostillando que «y eso que Podemos ya no está con nosotros».

La líder de Sumar hace honor al nombre de su partido con el suma y sigue, aunque otros capítulos de la fashionaria, como los de sus viajes internacionales, dan para un capítulo aparte. 

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