El colegio Montessori de La Moraleja deja tirados a 34 niños y una abultada deuda con padres y docentes
El centro Montessori Village La Moraleja cerró sus puertas hace un mes por problemas económicos
Los padres y profesores de la escuela infantil bilingüe Montessori Village La Moraleja, en Alcobendas (Madrid), sufren las consecuencias del cierre repentino al que se vio sometido el centro hace justo un mes. A muchas profesoras se les debe todavía el sueldo del mes de febrero y muchas otras llevan varios meses sin cobrar. Además, todavía no han despedido a las docentes pese a haber pasado un mes desde el cierre de la escuela y no saben nada de los responsables del centro porque no responden a sus llamadas.
Hay varias familias con deudas de más de 2.500 euros porque el centro les pidió ir pagando los meses por anticipado. Siendo conocedores de la situación económica de la escuela, que estaba prácticamente en quiebra, durante varios meses hicieron cargos dobles a los padres, que no han sido devueltos en algunos casos. Además, la escuela infantil se ha quedado con parte del dinero de las becas de la Comunidad de Madrid a través de sus cheques guardería.
Estas deudas se suman a la contraída por el alquiler del local, que alcanza los 60.000 euros, ya que no se abonaba desde hacía tiempo.
El centro, incluso, aceptó días antes de su cierre la matriculación de tres nuevos niños en la escuela, cobrándoles la correspondiente matrícula y mensualidad para también «quedarse con su dinero», porque «ya eran conocedores de que iban a cerrar», dicen fuentes directamente conocedoras de la situación. Además, acogieron a una alumna en prácticas con una beca el mes anterior a comunicar que no volverían a abrir sus puertas.
En total, 34 niños de cero a seis años que acudían al centro privado, uno de los más caros de la zona, se han quedado en la calle pasada la mitad del curso escolar. Además, han perdido su empleo ocho profesoras, dos becarias, una cocinera y el servicio de limpieza externalizado.
Nueve años llevaba funcionando la escuela infantil Montessori Village, pero el pasado verano, una parte de la sociedad fue adquirida por el grupo empresarial Seed Education. A los padres se les comunicó que el objetivo de los nuevos propietarios era ampliar el proyecto educativo e incorporar alumnos hasta los 12 años.
Por su parte, la antigua fundadora y propietaria, María Giménez Zúñiga, se quedó con un 19% de la sociedad y siguió como administradora. Ella misma reconoció en una reunión a las familias la «nefasta gestión económica y administrativa» que ha llevado al cierre del centro y a contraer deudas de miles de euros.
Giménez Zúñiga ha acusado al grupo Seed de ser unos «estafadores» y de tener varias denuncias entre los miembros del grupo por estafa con detenciones de por medio. Un asunto que han podido corroborar los padres de los niños escolarizados buscando documentación al respecto.
Diego Jesús Cruces Guerrero, dueño del grupo Seed, tiene varias empresas que también han quebrado y denuncias por impagos con otras administraciones. «Esto nos hace sospechar que tienen una estafa piramidal montada donde compran empresas en graves problemas económicos a muy bajo valor para después hacer negocio con ellas», denuncia una de las familias.
A día de hoy, ni esta empresa ni la administradora del colegio responden a los correos y llamadas de las familias. «No sabemos nada de ambas partes y hemos tenido que buscar otros colegios para los 34 niños a mitad de curso escolar, con el trastorno que ha supuesto para ellos. De hecho, hay niños que fueron de urgencia al primer colegio que encontraron y los padres tuvieron que cambiarles a otro lugar días más tarde porque no se conseguían adaptar».
«Ni siquiera tuvimos posibilidad de optar a los colegios públicos que teníamos en mente porque estábamos fuera del periodo de inscripción y no había plazas, ni para hacer agrupaciones familiares en los casos de familias con hermanos mayores en otros centros», ha lamentado otra de las madres afectadas.
La situación ha sido una «crisis total» para las familias. Denuncian que han estado mintiéndoles y jugando con ellos durante los últimos meses y se peguntan dónde iban a parar los más de 600 euros que pagaban al mes por cada niño, si el centro no abonaba el precio del alquiler, ni pagaba a los profesores, y además, tiene deudas con Hacienda.
«No han pensado en los más pequeños, sino que han estado especulando entre negocios. Estamos hablando de niños, no de cajas de zapatos», lamentan. Los propietarios de la escuela llegaron a desmantelar el inmueble con los niños dentro la última semana, sacando muebles en horario lectivo y poniendo en riesgo su salud, además de dejarles sin material para estar en el centro los días que les quedaban.
Por ello, las familias han denunciado los hechos ante la Consejería de Educación, pero de momento no han recibido respuesta.
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