¿Aumenta el deseo sexual en los días de lluvia?
Lara Ferreiro, autora del libro '¡Ni un capullo más!: el método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta' revela por qué aumenta el deseo sexual cuando llueve.

Cuando el cielo se cubre de nubes y la lluvia golpea los cristales, hay algo en el ambiente que despierta un instinto primitivo en nosotros. No es casualidad que muchas parejas se dejen llevar por la pasión en días lluviosos, y la psicología tiene mucho que decir al respecto. Si alguna vez te has sentido más ardiente cuando afuera hace frío y llueve, ¡no eres el único!
La Pluviofilia: excitación con la lluvia
La pluviofilia es la fascinación o atracción por la lluvia y muchas personas aseguran experimentar una fuerte conexión emocional y sensorial con los días lluviosos y estás más excitado/a. Para los pluviófilos, la lluvia no solo es relajante, sino que puede ser un verdadero desencadenante del deseo.
La lluvia crea un aura de intimidad y recogimiento, que para muchos se traduce en una mayor predisposición al contacto físico y al erotismo. Si a eso le sumamos la excitación de hacer el amor escuchando el sonido de la lluvia y alcanzando un orgasmo con ello, la sensación de bienestar puede durar hasta 48 horas en todo tu cuerpo.
Los factores por los que estás más excitado cuando llueve:
- La nostalgia y el refugio emocional: un cóctel para la pasión: la lluvia nos conecta con emociones profundas. Los días grises pueden despertar cierta melancolía, un sentimiento de introspección que nos lleva a buscar refugio emocional. Y, ¿qué mejor refugio que el contacto físico con alguien que nos hace sentir bien? Cuando la lluvia nos obliga a quedarnos en casa, se activan mecanismos psicológicos relacionados con la seguridad y el apego. Nos sentimos más propensos a buscar caricias, abrazos y, sí, sexo. Es una forma de generar calor y conexión en un momento en el que el mundo exterior parece menos acogedor. Esto se conoce también como el Síndrome de la cabaña, en el que quieres estar en tu casa con tu pareja, viendo una peli romántica y acariciándoos en todo momento. Por eso, según la aplicación de citas para infieles, Ashley Madison, los días de lluvia son los días en los que
menos infidelidades se producen, porque los infieles tienden a quedarse en sus casas con sus parejas principales, en este caso, solo un 13,5% de los infieles trata de pasar tiempo con su amante los días de lluvia, el resto, tienden a quedarse en casa. Sin embargo, a pesar de ello, las cifras de infidelidades están disparadas en nuestro país, pues según Ashley Madison, se calcula que hay unos 8 millones y medio de hombres infieles en España, frente a 7 millones y medio de mujeres, cifras que sitúan a España en máximos históricos de infidelidad. En verano, hay más sexo con tu amante y en invierno con tu pareja. Con las temperaturas más bajas, se necesita calor humano de «piel y contacto» con el que segregamos oxitocina, la hormona del amor. - La lluvia como afrodisíaco sensorial: el sonido de la lluvia cayendo, el aroma a tierra mojada y la penumbra natural crean un ambiente sensorial bucólico y romántico. Este tipo de estímulos activan respuestas en el cerebro relacionadas con la relajación y el placer.
- El sonido de la lluvia funciona como un reductor del estrés y favoreciendo un estado de calma que nos hace estar más receptivos al placer.
- El olor a tierra mojada, conocido como petricor, tiene un efecto evocador, que nos conecta con sensaciones placenteras de la naturaleza y la frescura.
- La luz tenue y el clima fresco invitan a acurrucarse, y de acurrucarse al sexo, hay solo un paso.
- Cambio en la química cerebral: testosterona, melatonina y dopamina: no es solo un tema emocional o de ambiente; también hay una razón bioquímica. Los días de lluvia alteran nuestros niveles de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores clave en el deseo sexual.
- Aumenta la testosterona, mayor deseo sexual: En los días lluviosos, aumenta la testosterona, la hormona sexual, la que nos hace estar más excitados y tener más ganas de sexo en todo momento.
- Aumenta la melatonina, la hormona de la nostalgia y del sueño: Esta hormona también nos hace sentir acaramelados, nos hace querer calor humano en los días de lluvia porque la lluvia se asocia a momentos sensuales, bucólicos y muy románticos.
- Más dopamina, más excitación: La sensación de refugio y seguridad que nos da estar resguardados del mal tiempo estimula la liberación de dopamina, que está directamente relacionada con el placer y el deseo sexual.
- El cine y la cultura han hecho su trabajo: no podemos ignorar el factor cultural. El cine, la literatura y la música han explotado la imagen del beso bajo la lluvia, la pasión desatada en noches de tormenta y el erotismo asociado a la humedad en el aire. Estas asociaciones se han grabado en nuestro subconsciente y, cuando vivimos situaciones similares en la realidad, el deseo se enciende casi automáticamente. Películas como ‘El diario de Noah’ han convertido el beso bajo la lluvia en un símbolo depasión y romanticismo. Nuestro cerebro recoge esas imágenes y las proyecta en nuestrapropia experiencia. Se produce el mismo efecto que en el amor romántico con las películas de Disney o las canciones pop de desamor, con la diferencia de que, con unas nos entran más ganas de hacer el amor, y con las otras, nos enganchamos a relaciones tóxicas inconscientemente.
- El calor corporal se vuelve un recurso esencial: cuando bajan las temperaturas, el cuerpo busca maneras de mantenerse caliente, y el sexo es una de las formas más naturales y placenteras de generar calor. La piel se eriza, el contacto físico se vuelve más necesario, y la sensación de compartir calor con otra persona aumenta el deseo.
- El factor exhibicionismo-voyeurismo: para los más atrevidos, la idea de entregarse a la pasión bajo la lluvia, al aire libre y con la posibilidad de ser vistos añade un extra de adrenalina que potencia el placer. Es como si la naturaleza se convirtiera en testigo y cómplice del deseo. El factor del morbo del agua en la piel es muy excitante para las personas que sienten pluviofilia. La sensación del agua recorriendo el cuerpo, la ropa mojada pegándose a la piel y la frescura del ambiente pueden hacer que el deseo se dispare. No es casualidad que tantas fantasías eróticas incluyan duchas compartidas, tormentas inesperadas o encuentros apasionados bajo la lluvia. De hecho, muchas de las personas que se excitan con la lluvia, también disfrutan practicando el acuasutra, es decir, posturas sexuales dentro del agua. Si alguna vez has sentido que los días lluviosos te ponen en «modo sensual», es posible que tengas una afinidad especial por la lluvia que potencia tu deseo. Así que, ya sabes, ¡al mal tiempo, buena cara!