Juegos Olímpicos
Juegos Olímpicos: Tenis

Nadal cae con honor frente a un Djokovic imperial en su despedida del tenis individual en los JJOO

Djokovic sacó su mejor tenis del último año para intentar fulminar a Nadal

Nadal estuvo groggy la mayor parte del partido, pero hizo una remontada memorable en el segundo set

Ahora, Rafa buscará el oro en dobles con Carlos Alcaraz

  • Francisco Rabadán
  • PARÍS
  • Enviado especial
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Rafa Nadal se despidió del torneo individual de tenis de los Juegos Olímpicos haciendo un partido más que notable ante Novak Djokovic. El serbio quiso borrarle del mapa y se encontró de bruces con la última resurrección del mejor deportista español de todos los tiempos en un segundo set que entró en los libros de historia del torneo.

El manacorense lo tenía todo perdido con el 6-1 y 4-0 en el marcador, pero el tenista resurgió de sus cenizas para igualar el marcador en la segunda manga regalando a Roland Garros una despedida olímpica acorde a su leyenda con 20 minutos de tenis excepcionales

El partido comenzó con un Djokovic totalmente desatado ante un Nadal que todavía tenía resaca de su partido de primera ronda contra un Marton Fucsovics. No habían pasado ni 18 horas desde su última batalla en la Philippe Chatrier cuando el manacorense volvió a ser convocado por la ITF para jugar contra el número uno del mundo en el partido número 60 entre ambos.

Al serbio, que está en un segundo plano en estos Juegos Olímpicos alojándose fuera de la Villa, le venía todo de cara en el inicio del partido, incluso los roces en la red. El español estaba mentalmente bien, pero las piernas no le respondían como en las grandes citas tras acumular una enorme fatiga para llegar hasta este partido.

A Djokovic, los gritos de «Rafa, Rafa» parecían motivarle más y más para intentar meter el dedo en la llaga del español jugando su mejor tenis en más de un año. El actual número uno del mundo sacó todo su repertorio de fondo de pista –hasta castigando a Nadal con dejadas continuas– en busca de un 6-0 histórico en la primera manga.

Djokovic quería barrer a Nadal

Rafa no le dio el placer a un Djokovic que se veía especialmente superior en el plano físico. Nadal sabía a lo que venía, pero sus palabras el día anterior negando una posible retirada hacían pensar que este partido era para él una moneda al aire. «Si estoy inspirado, que me pille trabajando», aseveró.

La realidad es que ni el español ni la propia Chatrier se esperaban ver esta avalancha del serbio. El único juego que ganó Rafa en la primera manga fue celebrado por la cancha francesa como un título, pero no parecía que habría muchas posibilidades más el resto del encuentro con un Nole que le quiso cobrar muchas cuentas pendientes a Rafa.

La segunda manga confirmó esta sensación de que Djokovic estaba en modo final de Grand Slam y que otra vez iba a intentar sacar a Nadal del partido desde el primer juego no concediéndole ni un respiro y castigando severamente los problemas de movilidad del español. El serbio empezó rompiendo y la historia de la primera manga parecía reeditarse.

El público francés, ante el miedo de un rosco, ya empezaba a celebrar todos los puntos de un Rafa que hacía todo lo posible para aguantar el vendaval de un Djokovic que no fallaba un revés paralelo. El español, sin embargo, se aferró a la frase que preside la pista central y que reza «la victoria pertenece al más tenaz».

La resurrección de Rafa sin premio

Nadal no dejó de creer cuando iba 4-0 abajo en la segunda manga y en un rato de inspiración de los que sólo él tiene puso el 4-4 en el marcador para delirio de todos. Hasta a Djokovic se le apretaron las canillas ante la enésima resurrección de un Rafa que murió en la orilla.

Cualquier otro se hubiese puesto atacado de los nervios, pero Djokovic demasiados kilómetros en el circuito para saber reordenar las ideas y volver a la carga. Rafa no pudo forzar un tercer set que hubiese sido legendario, pero se marchó con un rato de tenis que sacó a todo el mundo una lágrima de alegría. El más grande de Roland Garros cayó con honor y con el aplauso y respeto de todo el mundo.