Juegos Olímpicos: Tenis

Djokovic tumba a Alcaraz y le deja sin ser el oro olímpico más joven de la historia del tenis

Novak Djokovic venció a Carlos Alcaraz en la final de los Juegos Olímpicos por un doble 7-6

El serbio mostró nervios de acero en los dos tie-breaks que tuvo el encuentro

Carlitos se queda con una medalla de plata en su primera participación

Carlos Alcaraz plata Juegos Olímpicos
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Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
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  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Novak Djokovic se convirtió por primera vez en su carrera en campeón olímpico de tenis completando de esta forma el ansiado Golden Slam. El serbio noqueó por un doble 7-6 a un Carlos Alcaraz que no estuvo al nivel que había exhibido en las rondas previas. El español se queda sin conseguir el récord de campeón más joven de la historia del certamen y permite al ganador de 24 Grand Slams lograr su trofeo más deseado.

El primer set tuvo muchos partidos en uno. No sólo por la increíble duración de 1 hora y 33 minutos, sino también por la cantidad de alternativas que hubo resolviéndose la contienda en un tie-break tremendo en el que Djokovic demostró que deseaba este título como el más preciado porque le permitía completar su colección y acceder al Golden Slam.

No es de extrañar entonces que el número 1 del mundo empezase el partido enchufadísimo disponiendo desde el primer juego de bola de break. El serbio tenía una gran profundidad de revés y la pelota le corría con fluidez ante un Alcaraz que salió un poco dormido. Al español parecía que le costaba sentir la bola con errores inusuales desde el fondo de pista.

El ganador de 24 Grand Slams siguió insistiendo en su ofensiva viendo que Carlitos estaba vulnerable. Djokovic dispuso de hasta tres bolas de break que definitivamente hicieron despertar a un Alcaraz que consiguió levantarlas y se las devolvió con las mismas en el siguiente juego a servicio del serbio.

Después de tantas opciones de bolas de rotura, parecía un auténtico milagro que ninguno de los dos llevase ventaja en el marcador con el 3-3 en el luminoso. La final estaba siendo de un enorme desgaste para los contendientes y el noveno juego del primer set fue ya la apoteosis.

Djokovic levantó hasta cinco bolas de break a un Alcaraz que no era capaz de templar sus nervios, apareciendo los fantasmas de la semifinal de Roland Garros de 2023 que perdió en este mismo escenario contra el serbio por culpa de los calambres. Se veía que Carlitos era superior a Nole en casi todas las facetas del juego, pero su rival quería llevar el asunto al plano psicológico.

Ese juego con tantas oportunidades perdidas fue como un martillazo moral a las aspiraciones de un murciano que casi pierde el primer set cuando Djokovic dispuso de bola para ganarlo con el 6-5. Las sensaciones no eran buenas y se confirmó en un tie-break donde Djokovic borró del mapa a Carlitos metiéndole un 7-3 para delirio de una Philippe Chatrier que era más veleta que Juan Carlos Girauta.

Nadie rompe a nadie

La inercia positiva hizo que el serbio saliese con el cuchillo entre los dientes a por un rival que estaba mentalmente tocado y eso que Novak no había tenido que llamar al médico. Alcaraz sobrevivía como podía ante las embestidas de un Djokovic que estaba dejándose toda la gasolina en esos envites.

Tras más de dos horas y media de partido y una docena de juegos por barba era increíble ver que no se había producido aún un break en toda la final, pero la realidad superaba a la ficción. Alcaraz volvería a tener una oportunidad en un tie-break donde en el primer set fue vapuleado.

El murciano empezó sirviendo y rápidamente recibió el primer revés en el mentón de un Djokovic que conseguía el mini-break. Alcaraz tiraba de épica para intentar detener las acometidas de un rival que no fallaba una bola, mientras el nuestro se enredaba en el fondo de la pista con varios errores no forzados que acabaron en la red.

El tie-break acabó todavía peor que el del primer set, imponiéndose Djokovic por 7-2 y rompiendo a llorar como no se le había visto en mucho tiempo. El serbio besó la tierra, se santiguó y hasta exhibió la bandera de su país para delirio total y absoluto de una Philippe Chatrier que era consciente de que estaba viviendo un momento totalmente histórico. Carlitos lo intentó, pero hoy se encontró de frente con el mejor tenista de todos los tiempos.

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