Investigación
'BÁRBARALEAKS'

Juan Carlos I a Bárbara Rey: «Lo de Marta Gayá salió de Sabino»

OKDIARIO desvela que el monarca comentó su romance con la decoradora mallorquina con Bárbara Rey

En una visita que Juan Carlos I hace a la casa de su amante Bárbara Rey en el madrileño distrito de Aravaca en 1994 el monarca le confiesa que la mano que estuvo detrás de unas informaciones publicadas dos años antes sobre su affaire con la decoradora mallorquina Marta Gayá era nada menos que Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa de su Majestad el Rey. En este audio, al que ha tenido acceso en exclusiva OKDIARIO, Bárbara Rey busca información sensible en la memoria del monarca, del que está grabando cada palabra que dice. La vedette quiere saberlo todo sobre «chica de Palma de Mallorca» de la que finge no acordarse su nombre.

Bárbara Rey.- La chica esa de Palma de Mallorca… ¿Dónde salió?

Juan Carlos I.- En [la revista] Época, creo.

Bárbara Rey.- ¿De dónde salió la noticia, de ella o de alguien de alrededor?

Juan Carlos I.- Tengo sospechas…

Bárbara Rey.- ¿O no quieres saberlo?

Juan Carlos I.- No. Tengo sospechas.

Bárbara Rey.- ¿De ella, no?

Juan Carlos I- No.

Bárbara Rey.- ¿No?

Juan Carlos I.- De Sabino.

Bárbara Rey.- ¡No me digas!

Juan Carlos I.- No te hago más que una pregunta… Tú antes has visto que han dicho: “El Rey ha ido a Suiza y le han visto con no sé quién… y tal…”

Bárbara Rey.- Es verdad…

Juan Carlos I.- ¿Y desde cuándo no se habla?

Bárbara Rey.- Desde que no está ahí…

Juan Carlos I.- Desde el año pasado.

«El Rey ha ido a Suiza y le han visto con no sé quién… y tal…», dice Juan Carlos en referencia a una información del diario El Mundo de junio de 1992 en la que se apuntaba a su relación oculta con la mallorquina Marta Gayá. «El Rey se llevó uno de los mayores disgustos de su vida», dijo años después Mario Conde. «Estoy convencido de que Sabino se creyó salvador de la Corona contra el propio titular de la Corona», ha confesado el ex banquero.

Conde también comentó que Fernández Campo le decía «que estaba muy preocupado por la Monarquía, porque entendía que no era lógico el comportamiento del Rey en el verano del 91, rodeado de amigos inútiles. Veía que no era de recibo que se quedara en Palma y no se dignara acudir ni un solo día por Madrid cuando debería ser consciente de la importancia de la guerra del Golfo. Esto proporciona muy mala imagen para la Monarquía, que no puede seguir viviendo de las rentas del 23-F».

Más aún, ahondó: «hay que hacer algo para que no se destruya la Monarquía, algo que nos ha costado tanto construir. Y tenemos que hacerlo ahora, estando yo en el cargo, porque después no sé qué va a pasar. Voy a hablar con personas responsables de este país para que me ayuden en la tarea».

En resumen, sostenía el comportamiento del Rey causaba daños irreparables a la Monarquía y que había que darle un escarmiento. Esto acabaría en la destitución de Sabino un año después, una vez que Juan Carlos se hubiera enterado de la filtración de su hombre de confianza por boca del mismo periodista que publicó la noticia y que luego le traicionaría.

En otro pasaje de los audios, Juan Carlos I asegura que él mismo contrastó personalmente que Sabino había difundido subrepticiamente a la prensa informaciones que dañaban su imagen pública. Para ello llamó a un director de una cabecera de difusión nacional. Este último le aseguró que su medio se hacía eco de esas informaciones delicadas para el Jefe del Estado porque pensaba que tenían su visto bueno, teniendo en cuenta que los datos llegaban de una persona clave en la estructura de la Casa del Rey. Sin embargo, el monarca consideró que esas informaciones le hacían daño y no aceptó que se filtraban para, desde la prensa, presionarle para forzar un cambio de actitud y que el monarca tuviese una vida más ordenada por el bien de la Jefatura del Estado.