Investigación
CASO MEDIADOR

La jerga que utilizaba la trama del ‘Tito Berni’ para encubrir los sobornos: «Conseguí 5.000 bolígrafos»

  • ÁNGEL MOYA/LUIS MIGUEL MONTERO

Las grabaciones del caso Mediador están plagadas de conversaciones donde se habla de entregas de miles de bolígrafos y de bocatas de calamares para los políticos de la trama. Era la forma de encubrir los sobornos de miles de euros que recibían por parte de empresarios y ganaderos para conseguir subvenciones, evitar inspecciones, o lograr jugosos contratos que en la mayoría de los casos no llegaron a materializarse.

El 7 de noviembre de 2020, Antonio Navarro -que ejercía de mediador en la trama y da nombre a la operación policial caso Mediador-, informa a Taishet Fuentes, director general de Ganadería del Gobierno de Canarias, de los avances en la recaudación de sobornos. Navarro comete un desliz al comienzo de la conversación, «Mira… ya conseguí cinco mil euros para el equipo de fútbol, tío» que Taishet corrige de inmediato «Cinco mil bolígrafos».

Navarro corrige y amplía la información: «Tenemos cinco mil bolígrafos para el equipo de fútbol de la quesería Motesdeoca y quince mil…y diez mil de Antonio Bautista». Los «bolígrafos» los entregaban, entre otros, dos empresarios. Montesdeoca paga presuntamente a la trama liderada por el diputado socialista Juan Bernardo Fuentes para eludir una fuerte sanción administrativa del Gobierno de Canarias. Antonio Bautista busca conseguir contratos para instalar placas solares subvencionadas con dinero de Europa.

No tarda la Policía en explicarle al juez que se trata de la jerga que emplea la trama de sobornos para encubrir los pagos de los empresarios. Así, como ejemplo, los «diez mil bolígrafos» equivalen a diez mil euros, que se ingresan en la mayoría de ocasiones  en la cuenta de la Asociación Deportiva Vega Tetir cuyo máximo dirigente y responsable de la cuenta es el diputado socialista canario Juan Bernardo Fuentes Curbelo, o «Tito Berni» como figura en el sumario del caso.

Otro de los empresarios detenidos, Raúl G., parece conocer al detalle como funciona la trama y se dirige en estos términos al «mediador» Antonio Navarro: «¿Entonces constituimos una empresa local, para conseguir que nos den el proyecto, y a través de esa empresa pequeña los políticos locales reciben su bocata de calamares, no?». La respuesta del mediador no tarda en llegar: «Perfecto, así es. Sí».

Esa es la forma de actuar de la organización criminal, así la describen los investigadores, en cuya cúspide figura supuestamente el diputado socialista Juan Bernardo Fuentes. «Antiguo director general de Ganadería, una vez que es nombrado diputado y su sobrino Taishet ocupa su puesto, decide servirse de un mediador que prevaleciéndose de ambos políticos, contacte con empresarios peninsulares y ganaderos canarios de los que puedan beneficiarse».

El mediador no es otro que Antonio Navarro, con antecedentes por estafa y sobrino de un veterano militante socialista canario. Taishet le facilita listados de ganaderos en problemas y él les ofrece los servicios de la trama a cambio de sobornos. Su pareja, Irene Megolla, está señalada por la Guardia Civil y la Policía por, supuestamente, emplear sus cuentas bancarias para recibir los pagos de los empresarios.

El general Francisco Javier Espinosa se vale, según los investigadores, de su condición de general de división de la Guardia Civil, ex jefe de la Guardia Civil en Las Palmas de Gran Canaria, y director de proyectos en África, para convencer a los empresarios de su alta capacidad para conseguirles proyectos a cambio de las correspondientes comisiones. Los investigadores le sitúan en lo más alto de la organización.

Miguel Ángel Robayna, es según la Guardia Civil, un empresario de la construcción que a cambio de sus promesas para medrar puso sus cuentas bancarias a disposición de la trama para ingresar las comisiones ilegales que cobraban, además de presuntamente, hacerles facturas para maquillar la operativa delictiva.

El resto de investigados son empresarios y ganaderos, que presuntamente sucumbieron a los cantos de sirena de la organización criminal. La trama de sobornos del socialista Fuentes Curbelo no llegó a cumplir con la mayoría de sus promesas. Los cabecillas de la trama se gastaron decenas de miles de euros entregados por los empresarios, en juergas, drogas y prostitutas.