Investigación

El equipo de Trapero se enfrenta a penas de hasta 19 años de cárcel por encubrir al narco Carbajo

Cinco agentes de la Unidad Adscrita de los Mossos d’Esquadra que actuaban bajo las órdenes directas de Josep Lluís Trapero se enfrentan a penas que suman hasta 19 años de cárcel por encubrir al narco Manuel Gutiérrez Carbajo.

En el auto de transformación de la causa en procedimiento abreviado, previo a la apertura de juicio oral, el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona atribuye al subinspector Antoni Salleras (que era el número 2 de Trapero en la Unidad Adscrita) seis presuntos delitos: revelación de secretos (que supone de uno a tres años de cárcel), obstrucción a la Justicia, omisión del deber de perseguir delitos, ocultación de documentación a autoridad judicial (de uno a cuatro años de cárcel), falsedad en documento público (de tres a seis años de cárcel) y encubrimiento (de seis meses a tres años o, alternativamente, tráfico de estupefacientes (de tres a seis años de cárcel).

El magistrado Joaquín Aguirre atribuye al subinspector de los Mossos el delito de revelación de secretos porque «presuntamente haría revelado a algunos de los miembros de la banda de presuntos narcotraficantes que estaban siendo investigados» por la Policía autonómica y por el mismo Juzgado.

El juez imputa a los otros cuatro Mossos d’Esquadra (que formaban parte de la misma Unidad Adscrita a las órdenes de Trapero) los mismos delitos que Antoni Salleras, salvo los de revelación de secretos y obstrucción a la Justicia. Por tanto, estos agentes afrontarían penas de hasta 16 años de cárcel.

El fiscal pide archivar la causa

El juez instructor acusa a los cinco mossos de encubrir durante más de un año las actividades delictivas de la banda del narco Carbajo, que incluirían el tráfico de drogas y armas. La Unidad Adscrita tenía encomendada la investigación sobre las actividades de la banda de Carbajo, en la causa que instruía el juez Joaquín Aguirre. Sin embargo, esta unidad de los Mossos ocultó sistemáticamente al magistrado todos los pinchazos telefónicos que aludían al tráfico de drogas.

El equipo de Trapero también ocultó al juez las conversaciones que dejaban en evidencia que varios mossos colaboraban con las actividades delictivas de Carbajo, por ejemplo facilitando a la banda información confidencial procedente de las bases de datos policiales o incluso dándole cobertura con un coche patrulla.

Desde que se abrió la causa judicial, la Fiscalía Anticorrupción ha solicitad sistemáticamente el archivo de todas las actuaciones referidas a estos cinco agentes, si bien la Audiencia Provincial de Barcelona ha respaldado la instrucción del juez Aguirre.

También ahora, la Fiscalía ha presentado un recurso de apelación en el que pide el sobreseimiento libre y archivo de la causa, por considerar que no ha quedado acreditado que los agentes que actuaban bajo las órdenes de Trapero protegieran de forma «dolosa» las actividades de la banda del narco Carbajo.

Hablaban casi a diario por teléfono

La instrucción de la causa acreditó que Manuel Gutiérrez Carbajo había mantenido un estrecho contacto con el mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero: en tan sólo un año, ambos hablaron 224 veces por teléfono en un año. Por su parte, el subinspector de los Mossos Antoni Salleres había mantenido otras 142 llamadas con el narco del puerto de Barcelona. Sin embargo, estas comunicaciones se interrumpieron súbitamente cuanto el juez ordenó pinchar el teléfono de Carbajo.

Manuel Gutiérrez Carbajo había actuado como confidente de los Mossos para procesar y sentar en el banquillo a cinco policías nacionales, acusados de cobrar sobornos de los propietarios de los burdeles Riviera y Saratoga de Castelldefels. Cuatro de estos policías nacionales quedaron finalmente absueltos de las acusaciones.

Pero el propio juez Joaquín Aguirre señala en sus autos que esta relación no parece justiciar que Carbajo hablara por teléfono casi a diario con el máximo responsable policial de los Mossos. El magistrado señala que la Unidad Adscrita dirigida por Trapero le ocultó sistemáticamente todas las intervenciones telefónicas que ponían en evidencia las actividades delictivas de la banda de Carbajo y su relación con el narcotráfico.

En su auto, el magistrado constata que el Comisario Trapero y el subinspector Antoni Salleras “estuvieron en continuo contacto con el jefe del grupo criminal dirigido por Manuel Gutiérrez Carbajo“, al que tenían encomendado investigar.