Investigación
Crimen de Manzanares

El asesino de Manzanares quiso burlar a la Guardia Civil acusando a su víctima de estar huido por estafa

Antonio Caba, el presunto asesino de Juan Miguel Isla en Manzanares (Ciudad Real), acusó al empresario de haber huido voluntariamente por haber estafado a los empresarios a los que había vendido una finca. Lo hizo en diferentes conversaciones telefónicas. Así lo sostiene un informe de la Guardia Civil, que resolvió el crimen del empresario, entregado en el juzgado que instruye la desaparición y asesinato del empresario Isla. Sin embargo, cuando el teléfono de Caba fue intervenido el empresario ya llevaba días asesinado.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil informó en su exposición de hechos que tras escuchar las conversaciones telefónicas de Antonio Caba, autorizadas judicialmente, concluyeron que «Caba, al ser interrogado por varias personas de su entorno acerca de la desaparición que nos ocupa (Isla todavía permanecía desaparecido), responde con seguridad que se trata de un hecho de índole voluntaria, a pesar del carácter inesperado de la misma (…)».

Tanta insistencia en mantener esa versión y no cualquier otra, despertó más sospechas de la Guardia Civil que escuchó como el presunto asesino de Isla «no dudaba en emplear descalificativos contra su persona (Isla), así como alusiones a que se habría llevado consigo elevadas sumas de dinero, provenientes de una posible estafa o engaño en el proceso de venta de la finca del desaparecido, al haberle ocultado a los compradores la carga hipotecaria pendiente de liquidación -cifrada en 300.000 euros-, así como el traspaso de derechos de agua (…)».

El principal acusado hablando por teléfono en la calle.

Los investigadores también destacan en su informe que «el investigado se desmarcaría de este asunto, alegando desconocimiento -a pesar de ser el intermediario de la operación- derivando toda la responsabilidad sobre Juan Miguel Isla, incluso afirmando que él mismo se ve perjudicado por esta desaparición».

La causa de este comportamiento del presunto asesino de Manzanares estaba clara para la Guardia Civil: «(…) una estrategia urdida por Antonio Caba para evitar focalizar la atención de su entorno en la posible comisión de un crimen y, por ende, de los responsables policiales y judiciales competentes en aclarar este hecho». Esta versión se habría visto reforzada en el primer momento, debido a «la ausencia inicial del vehículo del desaparecido (…) podría reforzar esta versión de una «simple» ausencia voluntaria, dotándola de una mayor credibilidad» y añaden que «una versión que se habría caído por su propio peso tras aparecer abandonado el vehículo de Juan Miguel Isla en Albacete».

Escuchas telefónicas

Pero algo debía sospechar Caba sobre las escuchas telefónicas en Manzanares, ya que con el paso del tiempo «habría evolucionado en sus intereses, reduciendo su preocupación por la situación de las propiedades del investigado, derivando su interés al control entre su entorno acerca de los posibles avances en la investigación» y explican los agentes de la UCO que «dicho control se habría evidenciado en las comunicaciones previas y posteriores a las manifestaciones prestadas en las últimas fechas por testigos de su entorno ante este Equipo de Investigación, evitando entrar en detalles por teléfono y concertando verse en persona, antes y después de la actuación policial». Tanta prudencia mostró Caba que los agentes calificaron su comportamiento de «conducta inusual» y que «podría responder más a un comportamiento propio del responsable de la comisión de un ílicito de naturaleza tan grave como la que se investiga, con constantes alusiones a estar siendo objeto de la intervención de sus comunicaciones telefónicas».

Antonio Caba terminó de cerrar el círculo de los investigadores sobre él cuando «mostró interés también en saber acerca de la existencia de cámaras de seguridad a través de las cuales se obtuviesen imágenes más precisas del conductor del vehículo», en referencia al Renault Clio del fallecido que un cómplice condujo desde Manzanares hasta Albacete para intentar despistar a los guardias civiles.