Internacional

Refugiados: Grecia es «una seria amenaza para la seguridad interior» de la UE, según sus socios

Bruselas lo llama «recomendaciones», Atenas lo toma como un «ultimátum». Y los despachos hierven ante la posibilidad de que caiga la libertad de circulación de las personas dentro de la Unión Europea. El acuerdo de Schengen, uno de los cimientos de la actual Unión, está en manos de la ruinosa Grecia, que en tres meses deberá hacer lo que no ha sabido llevar a cabo en más de un año de crisis de refugiados.

Los Veintiocho han calificado la política de Grecia como una «seria amenaza para la seguridad interior» de la UE. Y han ratificado este viernes las recomendaciones a Grecia para que solucione las «graves deficiencias» detectadas en el control de su frontera exterior, y exigen a Atenas que corrija los fallos, presentando un «plan de acción» en el plazo de un mes con medidas concretas. Y dispondrá de dos meses más para poner en marcha dicho plan y recuperar el control de su frontera.

Lo imprevisible, que al cabo de tres meses el Gobierno de Alexis Tsipras, cercado por sus enormes problemas internos y la falta de liquidez, sería que cumpliera. Y sería noticia que un país con huelgas generales cada pocas semanas, y en el que hay una carga policial contra trabajadores en protesta casi cada día, donde se han recortado recientemente (y una vez más) las pensiones y las prestaciones por desempleo, se decidiera a pagar lo que cuesta una infraestructura costosa.

Pero si al cabo de estos tres meses, cuando se reevalúe la situación sobre el terreno, las autoridades helenas no han tomado las medidas exigidas o éstas no han tenido éxito, el Consejo Europeo podrá activar el artículo 26 del Código Schengen para prorrogar hasta un máximo de dos años los controles interiores.

Esto significaría, en la práctica, que Europa dejaría de ser un territorio unificado para las personas, y se quedaría de nuevo en un mercado común que un día se dotó de una moneda tambaleante.

LA ECONOMÍA MANDA

Curiosamente, la decisión se ha tomado en un consejo de ministros de Economía en Bruselas. No en una reunión de titulares de Interior, ni en una cumbre de jefes de  Estado y de Gobierno. Esto deja claroque la UE se repliega sobre sus avances sociales y se centra en las finanzas.

Grecia ha votado en contra de la decisión, claro, y se han abstenido Bulgaria y Chipre. Atenas, además, ha alegado que «no hay pruebas» de que su ejecutoria esté siendo inadecuada, olvidando el incesante flujo de personas indocumentadas y sin registro previo que hacen la infernal ruta de los Balcanes tras dejar su territorio hacia Macedonia, Eslovenia, Croacia o Serbia, camino de un supuesto eldorado en Alemania o Suecia.

El representante griego ha defendido los esfuerzos demostrados para contener la crisis, pese a su «coste económico y social». Pero en realidad, en los pasillos de Bruselas esto se interpreta como un intento de aislar a Grecia del espacio Schengen, y apretarle más las tuercas a su Gobierno populista.

Tras los atentados de París, al menos siete estados miembros han reforzado los controles fronterios. E incluso Francia y Alemania ya han advertido de que los mantendrán pese a que la prórroga acordada finaliza en mayo.

LOS DETALES

Las recomendaciones, que no se han hecho públicas hasta ahora, detallan los fallos en islas como las de Chios y Samos, donde falta personal y material para identificar a todos los recién llegados y cotejar los datos para verificar la autenticidad de la documentación que presentan.

El examen alerta de la incapacidad para tomar las huellas dactilares de todos los inmigrantes y para controlar el paso de una frontera marítima muy permeable. Las deficiencias son «graves» y constituyen una «seria amenaza» para la seguridad interior y para el orden público en el conjunto del espacio Schengen lo que pone en riesgo también el funcionamiento adecuado del área sin controles en las fronteras interiores.

Los Veintiocho consideran «urgente y prioritario» que Atenas se ocupe de resolver las fallas en seguridad, al tiempo que ofrecen «solidaridad» y «responsabilidad» compartida para contribuir a mejorar la situación.