Conflicto Israel Palestina

Medios y políticos deben rectificar por las cifras falsas de víctimas en Gaza

La ONU admite que ha estado difundiendo cifras falsas de muertos

Medios y políticos deben rectificar por las cifras falsas de víctimas en Gaza

Desde ACOM hemos venido advirtiendo durante seis meses que Hamás no podía ser una fuente informativa fiable para nada en la guerra en curso, y mucho menos para contar víctimas. Ellos usan a la población civil de escudos humanos y se benefician de un número alto de víctimas con su manipulación de la realidad sobre el terreno y la frivolidad con que la opinión pública occidental acepta la narrativa victimista que se les plantea. Pero es que, además, ¿desde cuándo una atroz organización terrorista es una fuente fiable de información?

Todas las cifras que salían de Gaza tenían una única fuente: Hamás (que para confundir se presentaba como el “Ministerio de Salud de Gaza”). Hamás mintió con el famoso incidente del misil israelí que había impactado en un hospital: el misil lo lanzó la Yihad Islámica, por suerte no cayó en un hospital sino en el parking y no mató a 500 personas sino a unas decenas. También mintieron en el famoso montaje de fuerzas israelíes disparando a pobres civiles palestinos que se arremolinaron alrededor de camiones de ayuda: los palestinos que murieron atropellados por camioneros aterrados de ser linchados y tiroteados por Hamás, que se roba la ayuda. No por el ejército israelí.

Y, por supuesto, cuando ocurre una verdadera tragedia, como el ataque por error de siete cooperantes de una ONG de alimentos, error reconocido e investigado por Israel, se magnifica el asunto y se ocultan las severas medidas correctivas que adoptó Israel.

Hamás cuela bulos y fake news una y otra vez. Repetidos acriticamente por medios y políticos. Aunque éstos están prevenidos. Hay un sesgo, una predisposición perversa a difundir desinformación que criminalice a Israel. Argüían que es que la ONU decía… pero la ONU era UNRWA y otras agencias, que no son más que el brazo político y propagandístico de Hamás en Gaza.

Ahora la ONU ha tenido que rectificar. Pero lo ha hecho de tapadillo. Forzada. Pero sin anunciarlo. El 10 de mayo, Farhan Haq, portavoz adjunto del secretario general de la ONU, tuvo que explicar que las cifras reportadas de niños y mujeres muertos se habían reducido a la mitad: de 14.500 menores el 6 de mayo a 7.800 el 8 de mayo. Y de 9.500 a 4.500 en el mismo periodo. Y esto asume el absolutamente increíble escenario de que ningún menor ni ninguna mujer sea un terrorista combatiente. La ONU, repetimos, no publicitó estos números corregidos (lo había hecho con los números inflados), pero fue obligada a responder a preguntas en una rueda de prensa. Y atribuyó el error a “la niebla de la guerra”. La niebla que hubiese aconsejado ser cauto con las cifras y no desinformar a la opinión pública, ni azuzar a la turba demonizando a Israel.

Si las cifras anteriores ya constituían una proeza en la eficacia quirúrgica de las FDI en un ambiente de guerra urbana tan endiabladamente complejo. La ratio de 1:1 entre combatientes y civiles es extraordinario, cuando en confrontaciones similares, de Grozny a Fallujah, murieron 9 civiles por cada combatiente. Ahora la ratio de efectividad de la FDI en Gaza se dobla.

La pregunta es, ¿qué medio va a reconocer su error? ¿Cuál va a admitir su culpa en actuar de correa de transmisión de la miserable máquina de intoxicación y propaganda de Hamás y el daño causado inflamando ánimos contra Israel y los judíos? ¿Cuántos rectificarán inmediatamente sus informaciones, explicando su error a sus lectores, oyentes y televidentes? ¿Y cuántos aplicarán la lección aprendida y se comprometerán a aplicar un mínimo de profesionalidad a la hora de contrastar fuentes y verificar informaciones que tengan como fuente un sanguinario grupo terrorista habituado a que sus mentiras no pasen criba alguna?

Quedamos atentos a la espera de las muestras de dignidad y ética profesional de esos medios. Que demuestren que fueron confundidos y engañados pero que en su afán no estaba diseminar veneno antisemita. Permanecemos atentos. Su credibilidad está en juego.

Ángel Mas es presidente de ACOM, Acción y Comunicación sobre Oriente Medio.

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