Internacional
TRAS SUS ATAQUES A KEIR STARMER

La Europa ‘woke’ entra en estado de pánico con Elon Musk: ahora va a por Sánchez, Macron y Scholz

Scholz, Macron, Starmer e incluso el premier noruego ya han levantado la voz contra el millonario sudafricano

"Es inadmisible que quiera interferir en asuntos políticos que sólo conciernen a Europa"

Lo tienen difícil: su condición de hombre fuerte de Trump le convierte en intocable

A la Europa «woke» le ha salido un enemigo formidable que es intocable por su situación de poder en el bureau político de Donald Trump. Elon Musk no se va a detener en Keir Starmer. Su onda expansiva cubre toda la esfera continental y su objetivo -aunque no su meta final- es señalar y criminalizar a los responsables de los delitos sexuales cometidos mayoritariamente por inmigrantes ilegales en el viejo continente.

«Es inadmisible que quiera interferir en los asuntos de Europa», dijo hace dos días levantando la voz el canciller alemán Olaf Scholz, pero son palabras que se va a llevar el viento. Musk, cuya fortuna personal es superior al PIB de Portugal, golpea con guante de hierro la línea de flotación progresista y le descubre al mundo una realidad tan horrible que ni siquiera los medios oficiales al servicio de la propaganda gubernamental pueden ocultar. Se avecinan tiempos de cambio en Europa.

Elon Musk hubiera sido apenas una molesta anécdota para el orbe «woke» si Kamala Harris hubiera ganado las presidenciales de noviembre. A estas alturas es bastante probable que X ya no existiera o, en el mejor de los casos, que hubiera sido prohibida en Europa. Sin embargo ahora todo es diferente, y basta con leer la tibia respuesta que ha dado Bruselas a los tuits del sudafricano para darse cuenta de la situación: «Es su derecho expresar sus opiones políticas», ha dicho en un comunicado en el que sólo le pide que «no lo utilice indebidamente en los procesos electorales».

Ursula von der Leyen aún no ha abierto la boca. También está en la diana de Musk, sobre todo desde que en julio le lanzara sin éxito sus perros: el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, y la entonces vicepresidenta primera en la Comisión Europea, Margrethe Vestager, amenazaron a X con sanciones y bloqueos. La respuesta de Elon fue inmediata: «Esperamos con interés una batalla muy pública en los tribunales, para que los pueblos de Europa puedan saber la verdad». A partir de ahí, silencio de Bruselas. Silencio incrementado tras la arrolladora victoria de Trump.

Señalados directamente por Musk, que en los últimos días no deja de publicar estadísticas sobre los delitos sexuales cometidos por los inmigrantes en los distintos países europeos -en cuanto a España se ha referido al aumento exponencial experimentado en Cataluña-, sí que han respondido Macron, por supuesto Starmer, Scholz -que va tercero en las encuestas alemanas- e incluso el primer ministro noruego Johan Hahr Støre, que se ha declarado «preocupado» por las interferencias de un hombre al que ha definido como alguien «con un enorme acceso a las redes sociales y unos inmensos recursos económicos».  Støre es por supuesto socialista y líder del Partido Laborista noruego desde 2014.

Elon Musk va detrás de un cambio político sistémico en Europa. Esa es la meta final y para conseguirla no vacila en mover los hilos que sean necesarios. Está apoyando sin cortapisas al reformista Nigel Farage en Inglaterra e incluso ha ido un paso más allá anunciado para este próximo jueves una entrevista en X con Alice Weidel, la líder de AfD a la que las televisiones alemanes niegan su presencia en los espacios electorales. Scholz le pidió a la Comisión Europea que la prohibiera, pero se topó de bruces con otra demostración del actual nivel de influencia del sudafricano. Evaluará «cuidadosamente» su contenido, pero ni mucho menos intentará evitar su difusión. Por supuesto a nadie se le escapa que la respuesta hubiera sido radicalmente diferente si otra plataforma hubiera pretendido hacer lo mismo, pero en el día en el que «wokismo» ha perdido a uno de sus principales adalides, el canadiense Justin Trudeau, los líderes europeos están comprobando uno a uno la fortaleza del enemigo que tienen ahora enfrente. Un enemigo que va directo y sin ambages a por todos ellos.