Internacional
Está especialmente dirigido a los opiáceos que se han cobrado la vida de 49.000 americanos

Donald Trump consigue el compromiso de más de cien países contra la droga

Los países colaborarán contra el crimen organizado y las mafias

Las naciones han suscrito el «llamado a la acción sobre el problema mundial de las drogas» de una página, en un evento similar al organizado por Donald Trump el año pasado. Entonces estaba enfocado en la reforma de la ONU.

Los países firmantes de la declaración se han comprometen a desarrollar planes de acción para reducir la demanda por drogas ilícitas a través de la educación, la expansión de esfuerzos para tratamientos, el fortalecimiento de la cooperación nacional sobre justicia así como para la aplicación de leyes y políticas de salud y el recorte del suministro para frenar la producción.

Trump, escéptico sobre el valor de la ONU, ha dicho este mismo lunes que «el potencial (de la entidad) se está cumpliendo, lentamente pero con seguridad».

«Si tomamos estos pasos juntos, podemos salvar las vidas de incontables personas en todas las esquinas del mundo», ha manifestado Trump en breves comentarios.

«Las drogas ilícitas están vinculadas al crimen organizado, a flujos financieros ilegales, corrupción y terrorismo. Es vital para la seguridad nacional y de salud pública que combatamos la adicción a las drogas y detengamos todas las formas de tráfico y contrabando que proveen de la capacidad financiera para despiadados carteles transnacionales», ha argumentado.

Entre los países que no firmaron el documento figura Nueva Zelanda. La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, ha indicado que Estados Unidos está particularmente enfocado en detener el uso de opiáceos.

«Tenemos varios desafíos que son bastante específicos a Nueva Zelanda y las drogas particulares que están presentes, pero también en tomar una postura de salud. Queremos hacer lo que funcione y por eso estamos usando una fuerte base de evidencias para hacerlo», declaró Ardern el domingo.

La adicción a los opiáceos es un creciente problema en Estados Unidos, especialmente en zona rurales. Según los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades, el año pasado los opiáceos estuvieron involucrados en más de 49.000 muertes en el país.

El problema de los opiáceos

Por otra parte, la Comisión Global sobre Políticas de Drogas ha señalado este mismo lunes que los gobiernos deberían alejarse de una guerra «represiva» contra las drogas que ha «fracasado» y analizar estrategias probadas para la aplicación de mercados regulados de sustancias riesgosas.

Desde que el grupo –que incluye a 12 exjefes de Estado– comenzó a defender el fin de la prohibición de las drogas en el 2011, un número creciente de países y estados estadounidenses han creado mercados médicos o recreativos para la marihuana.

Ahora el grupo busca formas de allanar la salida de la prohibición, recomendando a los países que comiencen a regular las drogas de menor potencia, así como reformas a los tratados internacionales que requieren prohibición y castigo.

«El sistema internacional de control de drogas claramente está fallando», ha dicho Helen Clark, ex primera ministra de Nueva Zelanda. «La salud (…) de las naciones no avanza con el enfoque actual del control de drogas», ha añadido.

Lucha contra las bandas

El informe argumenta que al tomar el control de los mercados de drogas ilegales, los gobiernos pueden debilitar a las poderosas bandas criminales que han crecido a pesar de décadas de esfuerzos para acabar con ellas.

El documento ha sido presentado en México, cuyas bandas criminales son los principales proveedores de heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana a Estados Unidos y donde la violencia relacionada con los cárteles ha llevado a los asesinatos a un nivel récord.

«Las políticas actuales de drogas no reducen ni la demanda ni el suministro de drogas ilegales, sino todo lo contrario, mientras que el creciente poder del crimen organizado es una triste realidad», ha argumentado Ruth Driefuss, expresidenta de Suiza y líder de la comisión.