Internacional

Los ciudadanos de la UE, incluso los británicos, quieren más Europa para resolver sus problemas

Los ciudadanos europeos desmienten la sensación de que la Unión está de capa caída. Al contrario de lo que podría entenderse de los resultados del referéndum del Brexit o de la crisis inacabable con Grecia, el último Eurobarómetro del Parlamento Europeo revela una interés muy mayoritario en que las instituciones europeas se impliquen más en los problemas del día a día de los ciudadanos.

Esta encuesta, realizada en el pasado mes de abril a casi 28.000 ciudadanos de todos los Estados miembros muestra que los europeos están deseando que la Unión tenga más participación en los asuntos supranacionales que afectan a sus vidas. Terrorismo y Desempleo son las dos grandes preocupaciones de los habitantes del Viejo Continente, y en ambos casos reclaman que la Eurocámara y la Comisión tomen más iniciativas y ejerzan sus competencias con mayor eficacia.

Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo.

«En este caso, hemos dejado atrás los asuntos ideológicos, y hemos ido a los problemas de los ciudadanos», explica el portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch. «No queríamos saber si los europeos quieren más o menos Europa, así en general; sino si en los problemas del día a día en los que las instituciones europeas tienen competencias, creen que éstas deberían hacer más».

En realidad, es un asunto de legitimidad democrática. En esta legislatura, iniciada tras las elecciones de mayo de 2014, la Eurocámara ha crecido en poderes y en capacidad de control al resto de instituciones –Consejo y Comisión–. Y este «enorme salto» es lo que las instituciones europeas quieren aprovechar para legitimarse en el día a día.

Hasta los británicos piden más UE

Así, según los datos que arroja el sondeo, el 82% de los europeos en general (en el caso de los españoles, el 84%) desean que la Unión Europea participe más en las leyes referentes a la lucha contra el terrorismo.

Resultado del Eurobarómetro respecto a políticas antiterroristas. (Europarlamento)

En lo tocante al Desempleo, los españoles parecen confiar más en la UE que en su propio Gobierno, pues el 91% reclama más implicación de las instituciones europeas a este respecto, mientras que a nivel europeo es el 77%.

Otro de los aspectos que llama la atención es que los ciudadanos de Reino Unido también piden más implicación de Europa en precisamente los aspectos que utilizaron los defensores del Brexit durante la campaña del referéndum. Así, el 68% de los británicos quieren más UE en las políticas de inmigración; y el 67% lo reclaman en la política de fronteras. En las políticas de Defensa, más de la mitad de los súbditos de Isabel II (el 56%) quiere más participación de las instituciones europeas. De hecho, en todos los apartados preguntados –incluso en Economía, Industria o Política Exterior– hay más británicos que piden más Europa que los que piden menos.

Resultado del Eurobarómetro respecto a políticas de fronteras exteriores. (Europarlamento)

La conclusión que se saca de este estudio es que los ciudadanos europeos son conscientes de que las instituciones están maniatadas por los gobiernos de los Estados miembros. El caso de los Refugiados es pardigmático al respecto, pues las iniciativas del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, han sido torpedeadas por los jefes de Estado y de Gobierno retrasando su puesta en marcha y la acogida de los peticionarios de asilo que les correspondían en el reparto acordado finalmente en septiembre de 2015.

«Cuando a los ciudadanos los confrontas con los problemas supranacionales, ellos son los primeros en verlo», afirma Jaume Duch. «Ésa es la novedad de este Eurobarómetro». En realidad, ya no se trata de un problema de competencias, sino de eficacia, y de la distancia que hay entre las expectativas de los europeos y la respuesta que hallan en la UE.

Más o menos Europa en pleno Brexit

Toda esta dicotomía se está complicando con el Brexit. Los países cuyos gobiernos son más euroescépticos, o que tienen mayor presión de sus opiniones públicas en este sentido, están aprovechando para impulsar una especie de ‘renacionalización’ de Europa.

Desde las últimas elecciones al Parlamento Europeo, éste ha adquirido más poderes y capacidad de iniciativa legislativa. De hecho, ésta es la primera legislatura en que el presidente de la Comisión Europea es elegido por la Eurocámara, otorgándole a su puesto mucha mayor legitimidad democrática. Y es esto mismo lo que, según algunas fuentes europeas consultadas, está provocando la reacción de algunos gobiernos: en lugar de celebrar el avance de la democracia en la UE, los Ejecutivos de muchos Estados miembros temen este fortalecimiento de las instituciones por encima de ellos.

David Cameron, a las puertas de Downing Street, en su alegato contra el ‘Brexit’. (AFP)

Un ejemplo muy claro es el Brexit. Por un lado, algunos gobiernos están culpando a las instituciones europeas del triunfo de la opción favorable al abandono de la Unión en el referéndum, acusando a la Comisión de que no ha sabido cumplir las expectativas creadas.

Y por otro, hay una especie de pelea de competencias entre las instituciones: el Consejo Europeo –es decir, los Estados miembros–, presidido por el polaco Donald Tusk, ya ha nombrado un negociador para liderar las conversaciones con Londres para la desconexión, el diplomático belga Didier Seeuws. Pero las competencias, en teoría, corresponden a la Comisión, presidida por Jean-Claude Juncker,como en las negociaciones de adhesión de cualquier país aspirante.

Los responsables de Exteriores de los países fundadores de la UE, este sábado en Berlín (Foto: AFP).

La semana pasada, tras la convulsión de los resultados en Reino Unido, se celebró en Berlín una reunión de los ministros de Exteriores de los seis países fundadores de las Comunidades Europeas, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Además, la canciller Angela Merkel admitió el desafío que suponía el Brexit para la Unión y anunció una batería de iniciativas políticas para fortalecer la UE en los próximos meses.

Así, todo parece encaminarse hacia una ‘politización’ de la zona Euro. Una especie de vacuna anti nacionalismos disgregadores y anti populismos euroescépticos. Integración en el gobierno económico, en el gobierno fiscal, en las políticas de Defensa, en la protección de las fronteras exteriores…

Si los europeos –ya sean sus políticos o sus ciudadanos– quieren más Europa, como arroja la encuesta, tienen una sola opción: creer en sus instituciones y diferenciar entre la Comisión y el Parlamento por un lado y el Consejo, que es la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno con sus intereses particulares y nacionales, por el otro. Enormes porcentajes así lo exigen en el último Eurobarómetro.