Historia
Historia de España

La historia de los misteriosos guerreros íberos

Los guerreros íberos son una de las civilizaciones más enigmáticas y fascinantes de la antigüedad. ¿Qué conocemos de su historia?

Celtas, íberos y celtíberos

Colonias fenicias y griegas en la España antigua

Tartessos, la civilización perdida

  • Francisco María
  • Colaboro en diferentes medios y diarios digitales, blogs temáticos, desarrollo de páginas Web, redacción de guías y manuales didácticos, textos promocionales, campañas publicitarias y de marketing, artículos de opinión, relatos y guiones, y proyectos empresariales de todo tipo que requieran de textos con un contenido de calidad, bien documentado y revisado, así como a la curación y depuración de textos. Estoy en permanente crecimiento personal y profesional, y abierto a nuevas colaboraciones.

Uno de los pueblos prerromanos más importantes de la historia de la Península ibérica es, sin lugar a dudas, los íberos. A pesar de que se hicieron populares en el Mediterráneo por sus destrezas en la lucha, los hallazgos arqueológicos demuestran que fueron mucho más que guerreros. Los íberos no sólo se caracterizaban por aterrar a las regiones romanas, sino también por sus relaciones comerciales con otros pueblos y por su gran interés por el arte y todas sus manifestaciones.

¿Quiénes eran los famosos guerreros íberos?

Los griegos llamaban “íberos” a los pueblos que vivían en la cuenca del río Íber, la costa oriental y sureste de la península Ibérica. Aunque se desconoce el verdadero origen de los íberos, existen diversas teorías que afirman que esta se halla fuera de la península, pero no sabe exactamente dónde.

El desarrollo de estos pueblos parece guardar similitud con los pueblos con los que tuvieron contacto: los íberos del sureste adquirieron una marcada influencia fenicia y tartésica, mientras que los del noreste se caracterizaban por una influencia mayormente griega; del mismo modo, las culturas litorales tomaron más influencias mediterráneas que las del interior.

Se cree que estos pobladores llegaron a la península alrededor del siglo VI a.C., provenientes de la zona de la costa mediterránea. Eran un pueblo guerrero y se dedicaban principalmente a la agricultura, la ganadería y el comercio.

Características de sus guerreros

Una de las características más distintivas de los guerreros íberos era su habilidad para la guerra. Eran expertos en el manejo de armas como la espada, la lanza y el escudo, y se dice que eran valientes y feroces en combate. Además, los íberos eran conocidos por su destreza en la equitación, lo que les daba una ventaja táctica en el campo de batalla.

Otro aspecto intrigante de estos luchadores es su vestimenta y armadura. Se sabe que solían llevar túnicas largas y anchas, adornadas con motivos geométricos y figuras abstractas. Además, usaban cascos de bronce decorados con relieves y grabados, que les daban un aspecto imponente en el campo de batalla. Algunos guerreros íberos también llevaban escudos redondos hechos de madera y cuero, que les protegían de los ataques enemigos.

Además de su habilidad en la guerra, los guerreros íberos también eran conocidos por su cultura y tradiciones. Se sabe que practicaban rituales religiosos y ceremonias funerarias, y tenían una sociedad jerárquica en la que los guerreros ocupaban un lugar destacado. Se cree que los íberos también tenían una forma de escritura propia, aunque todavía no se ha descifrado por completo.

Organización y clientelismo

Considerados tradicionalmente como un pueblo guerrero, los íberos se organizaban en monarquías sacras, pero terminaron por instaurar jefaturas aristocráticas clientelares, cuyos caudillos guerreros tenía un mayor control político en la zona meridional que en la nororiental. También disponían de órganos colegiados para la toma de decisiones, como consejos de ancianos o senados.

El clientelismo de estos pueblos era llevado al extremo. El cliente se ligaba con su jefe militar hasta la muerte, puesto que no podían sobrevivir al fallecimiento de este en la batalla, viéndose obligado a suicidarse. A cambio de este gran sacrificio, los clientes gozaban de la protección concedida por el jefe y de beneficios económicos adicionales.

Organización política y social de los pueblos íberos

La organización política de las aldeas íberas se caracterizaba por ser polinuclear y por contar con diferentes centros urbanos que controlaban un determinado espacio. La figura de mayor poder era el jefe de pueblo, pero su estructura social venía determinada por el prestigio y de su trabajo en la aldea.

Los primeros grupos sociales, abarcaban la élite, los guerreros y las sacerdotisas, y los segundos grupos los ocupaban los artesanos (de la cerámica o la metalurgia) y, por último, la mayor parte de la población que se dedicaba a la producción agrícola.

Guerreros letales y valientes

Los pueblos íberos no tenían ejércitos permanentes, por lo que en sus filas también había hombres que, en la cotidianidad eran simples agricultores, ganaderos o artesanos.

Los guerreros íberos eran escurridos y ágiles, a pesar de que estaban ligeramente armados, puesto que sólo llevaban jabalina, honda y espada. Debido a sus grandes destrezas, se convirtieron en temibles combatientes que destacaban, entre los demás pueblos de la región, por ser “anárquicos, amantes de la libertad y de las armas, activos y bélicos”.

Estos soldados atacaban a sus enemigos en medio de un gran griterío y clamores y agitando sus largas cabelleras. Estos gritos de guerra intimidaban a todos los legionarios romanos que se enfrentaban a ellos, convirtiéndose en una verdadera pesadilla para estos.

Según las fuentes históricas, los guerreros íberos se rehusaban a deponer las armas ya que, llegado el momento, cuando se encontraban asediados por romanos y púnicos, preferían suicidarse antes de ceder ante sus captores.

Una cultura rica y sorprendente

Los pueblos íberos se dedicaban principalmente a la agricultura, pero también a la producción de artesanía de textiles y cerámicas, y al comercio con otros pueblos. La población se dividía en dos tipos de núcleos, unos eran de gran tamaño y, por lo general, estaba situado en lugares elevados y fáciles de proteger, por lo que ejercían la función de control y protección sobre el resto. Los otros, en cambio, se asentaron en zonas reducidas, llanas y menos fortificadas, y se ocupaban de la producción de recursos agrícolas y de la ganadería.

Lecturas recomendadas

Culto al hombre en el mundo ibero

Dioses y caballos en la Iberia prerromana