Historia
Napoleón Bonaparte

¿Cómo fue el exilio de Napoleón en Santa Elena?

El final de Napoleón Bonaparte se produjo en la isla de Santa Elena. ¿Sabes cómo fueron los últimos días de este personaje?

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  • Francisco María
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Después de entregarse a los ingleses, Napoleón fue deportado a Santa Helena, una isla aislada en el Atlántico Sur, el 31 de julio de 1815. En una mansión medio derruida en lo alto de una meseta, rodeada por acantilados que hacían imposible un intento de escape, vivió los seis últimos años de su vida, junto con algunos amigos y sirvientes fieles. En su última morada, leyó, escribió sus memorias, dio fiestas, tuvo una amante, y también fue víctima de los maltratos de Sir Hudson Lowe, el gobernador de la isla, a quien Bonaparte llamaba “mi carcelero” y al que se complacía en irritar.

La residencia de Napoleón en el exilio

En Santa Elena, una isla volcánica ubicada a 1.900 km al oeste de África, es donde se dispuso una residencia para Napoleón Bonaparte, sus acompañantes, sus esposas y sus criados. Entre ellos, los generales Gourgaud y Montholon, Henri Gratien Bertrand, Las Cases, Barry O’Meara, su médico, entre otras personas allegadas y su ayuda de cámara, Marchand.

Su residencia definitiva en la isla fue Longwood, una construcción con forma de T en lo alto de una meseta, sin comodidades, húmeda y con varios tipos de plagas, como cucarachas, ratas, mosquitos y jejenes. Sin embargo, durante un tiempo fue engalanada con los elegantes vestidos de fiesta de las damas y las pertenencias de la corte, muchas de las cuales fueron vendidas más adelante para costear los gastos.

Napoleón se dedicó a leer y a dictar sus memorias. También hizo deporte, plantó un jardín, tuvo una aventura erótica con Albine, la esposa del general Montholon, y sus cenas eran elegantes fiestas de etiqueta rigurosa y estricto protocolo.

El gobernador, quien no admitía que se le llamara a Napoleón por el título de Emperador ni de General, censuraba sus cartas, le imponía límites cada vez más estrechos a sus paseos, no accedía a ninguna mejora de sus condiciones. No obstante, al parecer Lowe no pudo lograr que redujera sus gastos, ya que los últimos tres meses de 1816, según cuentan las crónicas, ingresaron en Longwood 3.700 botellas de vino.

La “enfermedad diplomática” de Bonaparte

A pesar de que Napoleón se quejaba regularmente de un agudo dolor a la derecha del vientre, Hudson Lowe afirmaba que sólo padecía de una «enfermedad diplomática». El médico Antommarchi, diagnosticó un estreñimiento simple y prescribió una dosis alta de laxantes, la que empeoró su úlcera.

A finales de 1816, Bonaparte comienza a sentir fuertes dolores, pierde 15 kilos de peso y comienza a vomitar sangre. El 11 de abril de 1821, postrado en la cama, comienza a dictar su voluntad al general de Montholon hasta el 27 de abril, antes de comenzar su agonía. Muere el 5 de mayo de 1821, después de rechazar la ayuda de los médicos ingleses.

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