La carrera espacial entre nazis y soviéticos: secretos desclasificados
La carrera espacial entre nazis y soviéticos es un capítulo fascinante de la historia que sigue revelando secretos sorprendentes con cada nuevo documento desclasificado.
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Durante casi tres décadas, las dos superpotencias de la política internacional libraron una batalla por explorar el espacio exterior. En plena Guerra Fría, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética se lazaron a una carrera espacial que en un principio sería liderada por la URSS, pero que finalmente terminó ganando Estados Unidos.
El surgimiento de dos superpotencias
A fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando los estadounidenses lanzaron sus bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, surgió un nuevo orden mundial donde el poder e influencia dependerían, principalmente, de los avances tecnológicos. Ante la gran ventaja militar y científica que tenía entonces Estados Unidos, la Unión Soviética inició un impresionante programa de investigación científica que le llevó a desarrollar su primera bomba atómica —la RDS-1–.
El hecho de que la URSS fuese capaz de construir una bomba solo dos años después, alarmó a los estadounidenses, por lo que comenzaron a buscar la manera de hacer más bombas y misiles. A partir de entonces, comenzó lo que fue una Guerra Fría espacial, marcada por la tensión cada vez más fuerte entre Norteamérica y la URSS y otros problemas a nivel mundial.
El inicio de la carrera espacial entre nazis y soviéticos
Los Estados Unidos ya tenían planes de lanzar satélites artificiales y hacer vuelos espaciales desde 1945, año en que Navy’s Bureau of Aeronautics comenzó a trabajar en ello. En 1946, la RAND Corporation también estaba trabajando en la idea de crear un cohete que pudiera llevar un satélite al espacio. Para liderar la conquista del espacio, el cerebro detrás de los cohetes alemanes nazis, Wernher von Braun, fue reclutado por los Estados Unidos para poner en marcha su programa espacial.
Por su parte, los soviéticos, que deseaban construir un cohete que llevar al hombre a un vuelo suborbital, contrataron al ingeniero militar Mikhail Tikhonravov para que estuviese al frente de la operación, llamada VR-190. En 1948, Tikhonravov propuso la creación de un cohete de múltiples etapas para poder transportar la RDS-1. A pesar del escepticismo de la Academia Soviética de Ciencias, Tikhonravov logró impresionar al Diseñador jefe, el ingeniero Sergei Pavlovich Korolev.
Ambos ingenieros se encargaron de hacer realidad la construcción del cohete R-7 Semyorka, que era nueve veces más poderoso que cualquier otro construido hasta ese momento. Sin embargo, el R-7 Semyorka no sería usado como un arma debido a ciertas limitaciones, sino que terminaría destinado a la exploración espacial.
El programa Sputnik
Después de que el presidente Eisenhower anunciara el lanzamiento de un satélite al espacio entre 1957 y 1958, los soviéticos trabajaron lo más rápido posible para lograrlo. A este punto ya contaban con el cohete apto para la misión, el R-7 Semiorka, por lo que sólo faltaba el satélite. El mismo fue desarrollado rápidamente; se trataba de un transmisor de radio cubierto por una esfera de metal.
Finalmente, el 4 de octubre de 1957, el satélite Sputnik fue colocado en órbita. Desde el primer instante, comenzó a enviar señales de radio a la Tierra, un bip que los estadounidenses hicieron lo posible por decodificar, pero que no contenía mensaje alguno.
A pesar de que el Sputnik no fue un verdadero satélite, puesto que no fue diseñado con ese propósito, tras su lanzamiento el ingeniero Korolev demostró al mundo que los viajes espaciales eran posibles.
El Kaputtnik y el Explorer 1
Pocos meses después, el 6 de diciembre, la Marina norteamericana lanzaba el satélite Vanguard TV3, más conocido como Kaputtnik, pero explotó tras ascender poco más de un metro. A pesar de este primer fracaso, la Agencia de Misiles Balísticos del Ejército (ABMA) en colaboración del ingeniero mecánico y aeroespacial alemán Wernher Von Braun, diseñaron el satélite Explorer 1, que fue lanzado con éxito el 1 de febrero de 1958.
Mayor inversión y nuevos logros
En la década siguiente, ambas potencias invirtieron grandes sumas de dinero para el desarrollo de naves espaciales. En 1961, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en orbitar alrededor de la Tierra. La misma hazaña la repetiría el astronauta norteamericano John Glenn, pero un año más tarde.
Ante el notorio avance espacial soviético, el presidente John F. Kennedy anunció un plan que, de alguna manera, consolidaba la carrera espacial como una pulseada entre dogmas políticos. El inicio del programa Apolo. Después de años de trabajo, entre tragedias y fracasos, el 20 de julio de 1969, la misión Apolo XI descendía con éxito en la Luna.
La llegada del hombre a la Luna fue transmitida por televisión, por lo que no quedó duda de la superioridad moral y tecnológica de los estadounidenses. Fue de esta manera, cómo Estados Unidos ganó la carrera espacial.
Conclusión
Desde la búsqueda de la superioridad tecnológica hasta la carrera por el liderazgo mundial, esta competencia ha dejado una huella indeleble en la narrativa de la humanidad. A medida que nos adentramos en una nueva era de exploración espacial, es vital recordar los lecciones del pasado y trabajar juntos para alcanzar las estrellas.
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