Historia

Babieca, el corcel de El Cid, y otros caballos famosos de la historia

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Monumento de El Cid en Burgos

Los héroes de la historia siempre han estado ligados a sus grandes gestas en el campo de batalla. Además, estos guerreros han aparecido en la historiografía asociados a diferentes elementos característicos como podría ser su imagen, sus espadas o las monturas y caballos que utilizaban en sus batallas. Uno de los casos más conocidos de España es el del caballo Babieca, el honorable corcel que utilizó El Cid para forjar su leyenda de guerrero castellano durante la época en la que vivió.

Babieca fue la yegua que, según las fuentes literarias, se asocia a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar y que aparecía recurrentemente en textos como el ‘Cantar del mío Cid’ o en escritos posteriores asociado siempre a la historia de El Campeador.

Babieca

Se caracterizó antes de que apareciera como un corcel asociado a El Cid, en el ‘Carmen Campidoctoris’, un texto latino, también sobre El Cid Campeador que celebra las hazañas del héroe castellano en un centenar de versos que se consideran el texto más antiguo que habla de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar.

Babieca era una yegua norteafricana que fue comprada por mil dinares. Se cuenta que era veloz y que contaba con cierta agilidad fuera de lo común, y pocas veces asociados a caballos de guerra que normalmente solían ser robustos, pesados y lentos.

En el Cantar de Babieca se le presenta asociado a El Cid durante la toma de Valencia cuando el héroe castellano recibe a su mujer e hijos, siendo un trofeo de guerra atribuido a su victoria en las taifas de Sevilla.

Se dice que su nombre fue tomado por analogía con el caballo de Guillermo de Orange, Baucan, ya que significaba ‘necio’ y ‘tonto’, lo mismo que significa Babieca.

Sobre dónde podría estar enterrado el caballo de El Cid, según la tradición estaría enterrado en algún lugar del Monasterio de San Pedro, a diez kilómetros de la ciudad de Burgos.

Según la ‘Leyenda de Cardeña’, otro conjunto de materiales narrativos referentes a El Cid que fueron elaborados por los monjes del Monasterio de San Pedo de Cardeña en el siglo XIII, la esposa del guerrero castellano, Jimena montó el cadáver de El Cid durante un tiempo sobre Babieca para hacer creer a sus enemigos que Rodrigo seguía vivo.

Poco después dejó de ser montada y moriría a la inusual edad para un corcel de guerra, de 40 años, dos años después de que nadie la montara de nuevo.

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Otros caballos famosos de la historia

La historiografía, sobre todo antigua, está llena de héroes asociados a sus caballos. Suelen ser uno de los animales más recurrentes a la hora de describir a diferentes héroes a lomos de sus corceles.

  • Rocinante: otro de los caballos más famosos de la historia española asociado a la literatura. Se trata del famoso corcel en el que Don Quijote de la Mancha recorrió las mesetas castellanas al lado de su fiel amigo Sancho. El nombre surgió de la conjunción de dos palabras. Por un lado «rocín» que se refería a aquellos caballos que se utilizaban en el campo; y por otro lado «antes» que, según reza en el libro de Cervantes se refería «a lo que era antes».

Este pequeño caballo vivió miles de aventuras junto a Don Quijote y en la obra queda bien claro la lealtad que estos animales tenían para su dueño.

  • Pegaso: conocido por ser el caballo oficial del Dios Zeus. Hermoso como ningún otro, con un blanco impoluto y unas largas alas que lo hacían volar, Pegaso fue el único caballo en estar junto a los dioses del Olimpo.

Fue Belerofonte el único que consiguió domarlo para vencer ala Quimera. Pero las ansias de poder de este lo llevaron hasta el Olimpo con la intención de convertirse en Dios. Zeus, molesto con su conducta, golpeo a Belerofonte que cayó de Pegaso y quedó lisiado para siempre.

  • Tornado: El caballo que utiliza el mítico héroe, El Zorro, es otro de los caballos más famosos de la historia gracias a la literatura. Representado desde el inicio como un corcel negro de gran tamaño y con una inteligencia fuera de lo común que hacía ser uno de los elementos más característicos de la relación con su amo.

 

  • Seabiscuit: Alejados de la literatura y la mitología, Seebiscuit es otro de los caballos más famosos de la historia. Este no tiene nada que ver con caballos como Babieca de El Cid, Seabiscuit fue un caballo real que se caracterizó por ser uno de los más veloces del mundo a la hora de ganar carreras de caballos.

Se trata de un pura sangre de Estados Unidos que logró ser una leyenda después de unos inicios poco prometedores. Acabó siendo un símbolo de esperanza durante la época de la Gran Depresión.

  • Hidalgo: la historia de Hidalgo también se presenta entre la ficción y la realidad. Fue el aventurero Frank T. Hopkins el que montó a Hidalgo durante una supuesta carrera que se celebró en 1890 en el desierto de Arabia donde solo competían caballos de pura raza africana. La leyenda de Hidalgo le llevó a ser uno de los ganadores.

La historia quedó perfectamente reflejada en la película ‘Hidalgo: Océanos de fuego’. Según el guionista de la historia, tomó parte del diario de Hopkins para adaptar la historia, en donde se ponen en duda muchas de las gestas que Hopkins hizo a lo largo de su vida. Según el guionista, John Fusco, engrandeció la figura de Hopkins para hacerla más cinematográfica, pero aseguró que la relación con Hidalgo fue real y auténtica.

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