Historia
Historia de España

El ascenso y caída del Imperio español: hechos poco conocidos

El imperio español ocupó gran parte del mundo conocido. ¿Cómo fueron sus límites y cómo fue el ascenso y caída?

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  • Francisco María
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Los imperios surgieron en la historia como estructuras de poder.  Con su afán expansivo, dominaron vastos territorios y recursos. Se sostuvieron en las conquistas militares y en una narrativa que legitimaba esos dominios por la fuerza.

Sin embargo, la historia los vio caer. Sus derrumbes no se produjeron súbitamente, sino que fueron el resultado de procesos prolongados en los que se entrelazaron factores diversos.  Y así, lo que parecía invencible se volvió vulnerable.

En este contexto que acompañó la evolución de las sociedades y de la geopolítica, el Imperio Español tuvo su ciclo de vida en el que creció y también cayó.  

Los orígenes de un poderoso imperio

El ascenso del Imperio Español comenzó a finales del siglo XV con la consolidación de la monarquía luego de la unión de Castilla y Aragón y la desarticulación de Roma en Europa Occidental.

El azar tuvo mucho que ver con su crecimiento. El descubrimiento de América, en el viaje de Cristóbal Colón en 1942, dio un gran impulso a su expansión. La conquista de América le proporcionó recursos que potenció su poder.

También llegaron territorios al imperio procedentes de una herencia. Carlos V de Habsburgo heredó Países Bajos y Franco condado en 1506 cuando murió su padre, Felipe el Hermoso.  Dueño de tal patrimonio, Carlos V fue coronado como emperador.

Un emperador con sueños de monarca universal

Carlos I de España, Carlos V del Imperio, asumió el trono en 1516.  Heredó los reinos de Castilla y Aragón y las posesiones de España en América. Pronto incorporó vastos territorios en Europa y América.

En 1556 abdicó y dividió sus dominios. A su hijo Felipe II le dejó España, los Países Bajos, Nápoles, Sicilia y las colonias americanas. A su hermano Fernando I, le otorgó el título imperial y los demás territorios del Imperio.

Con la formación de la Unión Ibérica, integrada por España y Portugal, el imperio alcanzó su máxima expansión bajo el dominio de Felipe II, el hijo de Carlos.

El oro y la plata procedentes principalmente de tierras de aztecas e incas conquistadas en el siglo XVI, fue capitalizado especialmente por España y Portugal y se redistribuyó por Europa por el aumento del comercio.

Aunque la abdicación de Carlos no fue decisiva para la caída del Imperio, marcó un comienzo de tensiones, guerras y desafíos que, con el tiempo, debilitaron su hegemonía. La buena suerte parecía haber llegado a su fin.

La Batalla de Rocroi fue el inicio del ocaso del sol del Imperio Español

Durante siglos, los Tercios españoles, unidades de infantería de élite del Ejército de la Monarquía, fueron considerados como la fuerza militar más poderosa de España.

Sin embargo, en Roncroi, un joven comandante francés logró una victoria decisiva sobre las fuerzas imperiales.  La batalla no fue importante militarmente, pero tuvo un profundo impacto simbólico. Por primera vez los Tercios fueron vencidos y miles de soldados españoles murieron o fueron capturados.

Este episodio se produjo en un escenario de desgaste prolongado. La batalla de Roncroi simbolizó el agotamiento de un modelo militar y político del Imperio Español  que ya no podía sostenerse frente a la pujanza de otras naciones.

En 1648 Francia se erigió como potencia dominante tras la firma del Tratado de Westfalia. Y finalmente, el fin de la decadencia imperial quedó certificado a comienzos del siglo XVIII tras la Guerra de Sucesión Española y el Tratado de Utrecht.

La caída final

La caída fue abrumadora. España llega a finales del siglo XVIII vacía, agotada y muy pobre.  Dejó se ser considerada y venerada por el mundo y ya no volvió a desempeñar ningún rol relevante.

Una historia agitada, conocida como “disparate del siglo XIX”, registró una serie de decisiones políticas, conflictos internos y transformaciones sociales que marcaron el siglo como caótico, contradictorio e inestable.  La pérdida de su imperio colonial, la sucesión de guerras civiles, los cambios de régimen impidieron consolidar un proyecto nacional coherente.

Las tensiones condujeron a la Guerra Civil Española. La victoria de Franco dio paso a una dictadura de casi 40 años. Tras su fallecimiento, España inició el camino hacia la transición democrática.

Conclusión

A lo largo del siglo XIX, las antiguas colonias americanas lograron su independencia una tras otra, hasta dejar a España únicamente con algunos territorios en el Caribe y el Pacífico. El golpe definitivo llegó en 1898, con la guerra hispano estadounidense. Tras la derrota, España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas, junto con Guam, lo que simbolizó el cierre formal de su imperio ultramarino. Este acontecimiento, conocido como el Desastre del 98, provocó una profunda reflexión nacional y marcó el fin de una era. Aunque España mantuvo después algunos enclaves africanos, el antiguo imperio global ya había desaparecido, dando paso a un nuevo escenario político y social.

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