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‘First Dates’: una pariente del Papa Francisco decide buscar el amor en el programa

  • Laura Hernández
  • Periodista. Redactora de Happy FM. Pendiente de los nuevos éxitos musicales, los salseos en realities, los dramas de las series turcas, ¡y del Benidorm Fest & Eurovisión!

No es ningún secreto que First Dates se ha convertido en uno de los grandes éxitos televisivos de los últimos tiempos. Noche tras noche, tenemos la oportunidad de disfrutar de una nueva entrega donde muchos comensales deciden pasar por el restaurante más famoso de la televisión en busca de su media naranja.

Uno de los que más llamó la atención fue Juanan, que llegaba a First Dates en busca de una mujer que pudiera seguirle el ritmo. Tal y como explicó a Carlos Sobera, es conocido como “El Tío Juanan” por el bar musical que tiene en San Sebastián de los Reyes, en Madrid, que lleva el nombre de “La Cabaña del Tío Juanan”.

Su cita para esa noche era Gloria, que entró al local con un maletín repleto de piedras sensoriales. De esta manera, confirmaba que no solamente se trataba de una persona sensorial sino también era tarotista. Pero eso no es lo que más llamó la atención de esta comensal. Y es que comparte apellido y familia con el mismísimo Papa Francisco.

Aunque se trate de un dato que no suele compartir, sí que ha querido hacérselo saber a los trabajadores de First Dates. Es más, Carlos Sobera ha querido aprovechar la oportunidad para que Gloria le gestionase una cita con el Papa. A pesar de todo, ella fue clara: “Eso no es posible, no me recibe ni a mí”.

Las primeras impresiones fueron buenas pero, conforme avanzaba la conversación, se dieron cuenta de que tenían ritmos de vida completamente diferentes. De hecho, esa falta de tiempo de la que presumía Juanan ha marcado un antes y un después en la cita. Y es que ella ha visto prácticamente imposible encontrar el amor con ese ritmo a nivel laboral.

A pesar de todo, Gloria se ofreció a hacer una tirada de cartas a su cita. En cuanto a la decisión final, Juanan quiso seguir conociendo a la comensal para demostrar que la distancia no era ningún problema para una relación. Ella no pensaba lo mismo, ya que 500 kilómetros “eran demasiados”.