Sólo en Castilla y León apreciamos este manjar de los dioses, pero en el resto de España tienen arcadas
El embutido manchego que supera al chorizo ibérico
El delicioso embutido extremeño, que se elabora con carne de cabra
El exquisito producto español que casi nadie se atreve a probar
La gastronomía española está repleta de alimentos ricos y variados, y hay pocos sitios donde se coma mejor que en Castilla y León. Sin embargo, hay un plato en concreto que no tiene la misma fama.
Aunque los restaurantes de Castilla y León están muy bien valorados, hay un plato típico que casi nadie fuera de la comunidad autónoma aprecia. Se trata de las cabecillas de cordero.
Es uno de los platos más sabrosos, pero ya sea por su aspecto o porque la casquería no está de moda, la realidad es que hay a muchas personas que le dan arcadas sólo con verlo.
¿Qué son las cabecillas de cordero?
El nombre de las cabecillas de cordero no dejan lugar a la duda. Son, literalmente, los cráneos de los corderos más jóvenes, que se parten por la mitad y se asan al horno con una mezcla de perejil, ajo, vinagre y vino blanco.
Este plato, que forma parte de la tradición culinaria castellana y riojana, es una delicia para los amantes de la casquería, pero un desafío para aquellos que no están acostumbrados a este tipo de productos.
Una ventaja fantástica es que el plato se disfruta de principio a fin. No se deja ni una parte sin comer. Desde la piel hasta las partes más delicadas como los sesos, la lengua, el cerebro e incluso los ojos.
Quizás imaginarlo te dé asco, pero es uno de los alimentos que más se disfruta en la boca. Esto se debe a que combina la textura crujiente del asado y los aromas intensos de los condimentos, lo que crea una experiencia gastronómica única.
¿Cuál es el plato más raro y tradicional de Castilla y León?
No pasan por su momento de mayor fama, pero en Castilla y León las cabecillas de cordero han sido un plato tradicional durante generaciones.
Su origen se remonta a la cocina humilde, en la que nada se desperdiciaba y se aprovechaba cada parte del animal, pero como ha pasado con otros platos regionales ha acabado transformándose en un producto de alta cocina.
De hecho, el paso de los años ha provocado que este plato se haya convertido en un icono gastronómico, especialmente en asadores y restaurantes tradicionales de Castilla y León y de La Rioja.
La razón por la que fuera de Castilla y León odian las cabecillas de cordero
A pesar de su popularidad en tierras castellanas y leonesas, en el resto de España las cabecillas de cordero son un plato que muchos prefieren evitar.
La razón principal es su presentación, ya que para muchos comensales resulta impactante ver el cráneo del animal en el plato. Además, el hecho de comer ojos o sesos puede generar cierto rechazo en quienes no están acostumbrados a este tipo de comida.
Otro factor clave es el cambio en los hábitos alimenticios. Con el paso del tiempo, la casquería ha ido perdiendo protagonismo en la cocina española, especialmente entre los más jóvenes, que prefieren platos más convencionales y menos intensos en sabor y apariencia.
Lo último en Gastronomía
-
El cocido ‘como Dios manda’ de Madrid: por 39 euros por persona y con vistas al Bernabéu
-
El mejor restaurante para una escapada gastronómica: a media hora de Madrid y con precio cerrado
-
Todos los viajeros lo recomiendan: el asador de carretera en Castilla y León donde el lechazo es religión
-
Sólo en Castilla y León apreciamos este manjar de los dioses, pero en el resto de España tienen arcadas
-
El restaurante favorito de Chicote para comer cordero está al lado de Madrid y es este
Últimas noticias
-
Avance del capítulo de ‘Sueños de libertad’ de hoy: María, mareada tras su encuentro con la abortera
-
Andalucía suma 46 meses consecutivos reduciendo el paro y alcanza la tasa más baja en 17 años
-
Alerta por lluvias en Valencia: la Generalitat advierte que lo peor se espera «para esta tarde y mañana»
-
El PSOE equipara a los extranjeros con los españoles «nacidos fuera de Cataluña» en su pacto con Junts
-
El hermano de Koldo carga contra Jésica ante el juez: «Mintió, no la contrate y no era su jefe»