Gastronomía
Alimentos

Parece una paella, pero es un emblema de Alicante y lleva un ingrediente que no convence a todo el mundo

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

España es sinónimo de una buena gastronomía. Al lado de la bandera están el jamón serrano, la tortilla de patatas y, cómo no, la paella. Este clásico forma parte del ADN culinario del país, pero no todo arroz es paella.

Muchos turistas suelen asociar cualquier «arroz con cosas» con una paella valenciana, pero la realidad es muy distinta. En Alicante existe un arroz que es otra historia, con un ingrediente en particular que no convence a todo el mundo, aunque los locales lo adoran.

Este es el arroz que parece paella (pero no lo es)

Se llama arroz de conejo y caracoles. Un nombre sencillo para un plato que es muy popular en el interior de la provincia de Alicante, especialmente en comarcas como el Medio Vinalopó. Pinoso, Monóvar, La Romana o Novelda lo tienen entre sus especialidades.

Algunos lo conocen también como «arroz de montaña» o «arroz con serranas». Su sabor no tiene nada que ver con el de una paella marinera, pues aquí no hay marisco, ni pollo. El alma del plato está en el conejo de monte y los caracoles serranos. El resultado es un arroz meloso, con un fondo sabroso, y con ese inconfundible aroma a leña.

Mientras que la paella valenciana tradicional suele llevar pollo, verduras como el garrofón o la judía verde, e incluso marisco en algunas variantes, el arroz con conejo y caracoles tiene un perfil más rústico. El conejo de monte y los caracoles serranos aportan un sabor más intenso.

¿Cómo hacer arroz con conejo y caracoles?

Preparar este plato no requiere técnicas complicadas, pero sí paciencia. El arroz necesita su tiempo para absorber todos los sabores, y sólo así se consigue ese punto meloso que lo define.

Ingredientes (para 4 personas):

Elaboración:

Hacer este plato no es complicado, pero sí muy sabroso.