Gastronomía

Se desata el fenómeno Cepa 21 tras sufrir un brutal daño

El planeta del vino, y esto es literal, ha sido sacudido por la conmoción del atentado contra la Bodega Cepa 21. Prácticamente no hay ningún terrícola que no sepa de la noticia del momento, que cuenta los cinco depósitos de lo mejor de su producción vaciados por mano delictiva en una noche de sábado, y crece como la espuma el interés hacia una bodega de apenas dos décadas de vida. Y como suele ocurrir en este mundo global, el foco de la noticia ha avivado el interés de unos y otros por conocer la bodega. Para de paso agotarse el vino de esa casa en prácticamente todos los bares y restaurantes. En estos días pedir Cepa 21 constituye todo un gesto.

En el 2019 José Moro, añada del 59 en Valladolid, presidente de Cepa 21, se presentó ante el Papa Francisco en el Vaticano con una botella de la añada de 2016, para explicarle su carácter solidario, al haberse donado la totalidad de la misma a la fundación Scholass, beneficiando con ello a unos 53.000 jóvenes para poder acceder a mejor educación. Esa muestra de compromiso con los valores ha insuflado de vida a una bodega que hoy vive momentos de zozobra, pero que recibe el calor de tantas gentes que comparten la misma filosofía del vino de José y su equipo. Que es en definitiva el resultado del compromiso con el campo y con la sociedad.

Los hechos son objetos de investigación policial y acabarán en un juzgado, porque este incomprensible suceso no deja de ser más que un acto aislado, que desde el primer momento ha sido examinado como tal. Frente a cualquier especulación o amarillismo, nos encontramos ante una bodega emergente y una acción delictiva y singular . Y así lo ha percibido una apabullante ola de solidaridad con este Bodeguero del cual no es descabellado decir que lleva vinculado al mundo del vino toda la vida, ya que se crió en una bodega. De niño limpiaba las cubas del vino familiar, al ser el recipiente muy grande y el agujero tan pequeño, que solo cabía un niño para entrar. Y ese era José, hijo y nieto de la saga de bodegueros de esa estirpe única.

Tras treinta años como exitoso presidente de Emilio Moro, cuyo origen se remonta a 1891, año de nacimiento de su fundador, y con el balance de un periodo de la impresionante expansión internacional de la marca, José finaliza su ciclo por diferencias de “visión”, con el trasfondo de un conflicto societario. Nace una fascinante aventura o el reto de una bodega de innegable modernidad como es Cepa 21. La propia denominación del vino, la búsqueda del lenguaje contemporáneo, determinan la entusiasta recepción por los mercados y la crítica. Las etiquetas de Horcajo y Malabrigo, precisamente las que mayor daño han sufrido , empiezan a ser objeto del deseo de los enópatas.

Proyecto vivo donde se expresa trabajo, constancia y la pasión que le corre por la sangre, legado de su padre y abuelo. Apuesta por un vino ganador, y su sueño es poder hacer historia. La que 20.000 litros perdidos no van a impedir. Habrá algún vacío en añadas grandes, pero en la vertical de los grandes vinos de Cepa 21 no quedará el hueco emocional y simbólico de un vino que todos nos beberemos aunque sea de modo virtual y cómplice, ! Que grande eres amigo José!.